Somos Amigos de Dios ­- Parte 2

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amigos-de-Dios-en-la-biblia«…OS HE LLAMADO AMIGOS…» (Juan 15:15b)

Somos Amigos de Dios ­- Parte 2

La segunda forma de mantener una amistad con Dios es ¡a través de la meditación continua!

Es imposible ser amigo de Dios sin saber lo que Él dice. No puedes amar a Dios si no Le conoces, y eso sólo es posible por medio de su Palabra. Escucha: «se manifestaba a Samuel la palabra del Señor» (1 Samuel 3:21b). ¡Dios sigue usando ese método!

Aunque no puedes estar estudiando la Biblia todo el día, puedes pensar en ella contínuamente, recordando versículos que has leído o memorizado, «rumiándolos» en tu mente. La meditación no es un ritual difícil y misterioso sino un pensar fíjamente, una aptitud que cualquiera puede aprender.

Cuando piensas en un problema una y otra vez, eso se llama «preocupación». Cuando piensas en la Palabra de Dios una y otra vez, eso se llama «meditación». ¡Si sabes preocuparte, sabes meditar! Simplemente, dirige tu atención en vez de al problema, a la solución. Cuanto más medites en la Palabra de Dios, menos tendrás de qué preocuparte. David dijo:

¡Cuánto amo yo tu Ley! ¡Todo el día es ella mi meditación! (Salmo 119:97). Cuánto más tiempo estés meditando en la Palabra de Dios, más entenderás sus secretos. Escucha: «La comunión íntima del Señor es con los que Lo temen, y a ellos hará conocer su pacto» (Salmo 25:14). Es decir, si quieres cultivar la amistad con Dios, empieza por practicar la conversación constante con Él y la meditación continua en su Palabra.

«…OS HE LLAMADO AMIGOS…» (Juan 15:15b)

El tercer paso para desarrollar tu amistad con Dios es: ¡elegir ser honesto con Él!

Dios no espera la perfección pero sí la honestidad. Si la perfección fuera un requisito, nadie daría la talla. En la Biblia, los amigos de Dios fueron honestos acerca de sus sentimientos, hasta quejándose y discutiendo con Él, pero al Señor no pareció importarle; de hecho, animó esa actitud. Dios escuchó pacientemente las acusaciones de David de injusticia, traición y abandono. Él no liquidó a Jeremias por alegar que lo había engañado. A Job le permitió ventilar su amargura y Dios de hecho le defendió por ser honesto. Por otro lado, Él reprochó a sus amigos por fingir. Escucha: «…no habéis hablado de Mí lo recto, como mi siervo Job» Mi siervo Job orará por vosotros y Yo de cierto lo atenderé..» (Job 42:7b,8b).

Para ser amigo de Dios tienes que compartir tus verdaderos sentimientos, no lo que piensas que debes sentir o decir. Hasta que entiendas que el Señor usa todo para bien en nuestras vidas, albergarás resentimiento hacia Dios por tu imagen, nacionalidad, situación económica, oraciones incontestadas, viejas heridas, y otras cosas que cambiarías si fueras Dios. En realidad, revelar tus sentimientos y soltar tus resentimientos son los primeros pasos hacia la verdadera sanidad.

¿No te anima saber que los amigos más íntimos de Dios sintieron lo mismo que nosotrosí Pero en vez de enmascarar sus sentimientos con frases estereotipadas y piadosas, lo expresaron abiertamente. ¿Que por qué? Porque exteriorizarlos lleva a un nuevo nivel de intimidad con Dios.

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