¿Cómo Proteger tu congregación o Iglesia? – Parte 2

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congregacion-iglesia-lentes«…VESTÍOS DE AMOR, QUE ES EL VÍNCULO PERFECTO» (Colosenses 3:14)

¿Cómo Proteger tu congregación o Iglesia? – Parte 2

Siempre es más fácil quedarse a un lado y hacer críticas fáciles que involucrarse y contribuir. Dios nos advierte en repetidas ocasiones que no nos critiquemos, comparemos, o juzguemos. Cuando criticas lo que otro hace con una fe sincera, ¡estás fuera de tu jurisdicción! Escucha: «¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio Señor está en pie, o cae » (Romanos 14:4). Así que, a menos que seas su Señor, ¡no metas las narices!

¡No juzgues, mirando por encima del hombro a aquellos cuya forma de ver las cosas es diferente a la tuya! Pablo escribió: «…¿por qué juzgas a tu hermano?… ¿por qué menosprecias a tu hermano?, porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo…» (Romanos 14:10). Siempre que juzgas a los hijos de Dios, ocurren 4 cosas:

(1) Entristeces a su Padre

(2) Expones tu propio orgullo e inseguridad

(3) Tomas una actitud que te hará ser juzgado con el mismo patrón

(4) Haces daño a la comunión de tu congregación. Un espíritu crítico es un vicio costoso. En lugar de machacar, ¡comienza a ayudar!

El tiempo empleado en comparar y criticar es tiempo que podría ser utilizado en cosas mejores. La Biblia dice: «….sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación» (Romanos 14:19). La unidad es el alma de la comunión; destrúyela y desgarrarás el corazón del cuerpo de Cristo (Ver 1 Corintios 12:12-27). Así que, ¡decide hoy proteger tu congregación!

«…VESTÍOS DE AMOR, QUE ES EL VÍNCULO PERFECTO» (Colosenses 3:14)

`Murmurar’ significa en general pasar información cuando uno no es ni parte del problema ni de la solución. Es como aceptar cosas robadas – le hace a uno igualmente culpable del crimen. En cuanto alguien empiece a murmurar, deberías decir: «¡Alto! ¿Para qué necesito saber esto? ¿Has hablado directamente con esa persona?».

Despierta. La gente que viene a ti chismeando, chismeará de ti. ¡No es de fiar! Además, cuando te metes en chismorreos, Dios dice que eres un perturbador. Escucha: «El malo presta atención al labio inicuo y el mentiroso escucha la lengua detractora» (Proverbios 17:4). Y Judas añadió: «Estos son los que causan divisiones, viven sensualmente y no tienen al Espíritu» (Judas versículo 19). Acusaciones serias, ¿verdad?

¿No es triste que en el rebaño de Dios las mayores heridas vienen de otras ovejas, y no de lobosí Pablo hablaba de cristianos caníbales que se devoran unos a otros y destruyen la confraternidad (Ver Gálatas 5:15). Dijo que habría que evitar a estos perturbadores y disciplinarlos. Atiende de nuevo: «El que anda con chismes descubre los secretos: no te entremetas, pues, con el suelto de lengua» (Proverbios 20:19). La manera más rápida de acabar el conflicto es enfrentarse con cariño a los que chismorrean e insistir en que paren. Salomón señaló: «Sin leña se apaga el fuego, y donde no hay chismoso cesa la contienda» (Proverbios 26:20).

¡Empieza a practicar el método de Cristo para solucionar conflictos! :

(1) «…estando tú y él solos…»

(2) «…si no te oye, toma aún contigo a uno o dos…»

(3) «Si no los oye a ellos, dilo a la iglesia [los líderes]…» (Mateo 18:15b-17). Esa es la manera de Dios. ¡Debe ser la nuestra también!

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