La autoridad moral en la Biblia

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moral-en-la-biblia«…EL QUE PIENSA ESTAR FIRME, MIRE QUE NO CAIGA» (1 Corintios 10:12)

La autoridad moral en la Biblia – Parte 1

Antes de fijar tus objetivos, ¡define tus valores! Imaginar lo que puedes hacer sin determinar primero lo que deberías ser, es avocarte al fracaso. Tus logros pueden hacerte famoso pero tu carácter determinará lo que la gente asocia con tu nombre. Tus dones dictan tu potencial; tu carácter determina tu legado. ¿Qué es el carácter?

Es la voluntad de hacer lo que es correcto aun cuando es difícil. Es determinar previamente lo que no es negociable. Cuenta con ello, llegará el día en el que «el progreso» vendrá a comprometer tus convicciones. En ese momento, lo que está en la balanza es – ¡tu autoridad moral!

Tendrás la tentación de creer que una vez que llegues a un cierto nivel, los desafíos desaparecerán. ¡Falso! El éxito no hace las cosas más fáciles, sólo eleva los riesgos. Lo que ayer era aplaudido, hoy es simplemente esperado. Es mucho más fácil ganar el título que defenderlo. Es más, con el ascenso viene la inclinación a verte a ti mismo como la última autoridad sobre lo bueno y lo malo. No es raro encontrar líderes que actúan al margen de las normas. De veras, todo se ve diferente desde arriba. Una vez intoxicados por el éxito, empezamos a creer que las normas no son para nosotros. ¡Eso puede ser fatal! 

En el análisis final, tu reputación es como eres conocido ante los hombres, pero tu carácter es como eres conocido ante Dios. «¿Pero por qué aferrarse a algo que tiene el potencial de retardarme?». Porque lo que está en juego es – ¡tu autoridad moral!

«SOBRE TODA COSA QUE GUARDES, GUARDA TU CORAZÓN, PORQUE DE ÉL MANA LA VIDA» (Proverbios 4:23)

La placa con tu nombre en la puerta de tu despacho puede que anime a personas a ofrecerte sus manos, pero sólo tu autoridad moral los inspirará a darte sus corazones. La autoridad moral se establece cuando queda claro a todos que el progreso, la recompensa económica y el reconocimiento no son tus dioses, que tú valoras algo más, algo que rehúsas a «sacrificar en el altar» del beneficio o de la popularidad. Con la autoridad moral viene la influencia. Sin autoridad moral puedes manejar a las personas pero no puedes influenciarlas. ¡Despierta! Hablar una cosa y hacer otra te hiere a ti mismo, y dependiendo del tiempo y las circunstancias, podrás recuperarte o no de ello.

Puedes decirte a ti mismo que cómo llevas tu vida privada no es asunto de nadie, pero si hay una diferencia percibida entre lo que requieres de los demás y lo que haces, esto «erosionará» el respeto de la gente hacia ti. Mientras tu posición pueda causarte seguridad, tu influencia y autoridad moral siempre quedaran frágiles. En cualquier momento te encuentras sólo a una decisión, una palabra o una reacción de destrozar lo que has tardado años en construir.

«¿Por qué es tan importante que sepa esto?», preguntarás.Porque el camino más rápido para ir desde donde estás hoy hasta donde te gustaría estar mañana no es siempre el más honorable. Dirigir y ser la persona que quieres ser no siempre coinciden. En esos momentos, sin embargo, es cuando estás descubriendo mucho acerca de ti mismo – ¡averiguas qué es lo que más valoras!

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