La Tentación – Parte 3

0

tentacion-adan-y-eva-biblia«…¡AY DEL QUE ESTÁ SOLO! CUANDO CAIGA NO HABRÁ OTRO QUE LO LEVANTE» (Eclesiastés 4:10b)

La Tentación – Parte 3

Si te encuentras atrapado en un ciclo repetitivo de buenas intenciones, fracasos y culpas, ¡no podrás salir de él por ti mismo!

Algunas tentaciones pueden ser vencidas con la ayuda de un amigo comprometido que ore por ti y te hace ser responsable. Hacerte transparente es parte de la solución para tu lucha solitaria.

Escucha: «Confesaos vuestras ofensas unos a otros y orad unos por otros, para que seáis sanados» (Santiago 5:16).
Los problemas no hacen más que crecer en la oscuridad, pero cuando los sacas a la luz, «se encogen». Tu malestar tiene una relación directa con los secretos que guardas en tu corazón, así que quítate la máscara, deja de pretender que todo está muy bien y sácalos a la luz.

Satanás quiere que pienses que tus tentaciones son únicas, para que nunca las compartas con los demás. Eso no es cierto; ¡todos luchamos contra las mismas tentaciones! La razón por la que escondemos las nuestras es simplemente – ¡por orgullo! Queremos que otros crean que lo tenemos todo bajo control. La verdad es que cualquier cosa que no puedas contar a los demás, ya está fuera de control en tu vida. Si tú mismo hubieras podido manejarlo, ya lo habrías hecho, ¿no? Tener fuerza de voluntad y determinación personal no es suficiente. Tus problemas están demasiado arraigados en tu vida, son excesivamente recurrentes y grandes para resolverlos por ti solo. Por lo tanto, si necesitas ayuda hoy, ¡humíllate y pídela!

Hazte esta pregunta difícil: ¿Qué estoy pretendiendo que no es ningún problema en mi vida? ¿De qué me da miedo hablar? Sí, es humillante admitir tus debilidades, pero es precisamente la falta de humildad la que te impide ponerte bien.

«ASÍ QUE EL QUE PIENSA ESTAR FIRME, MIRE QUE NO CAIGA» (1 Corintios 10:12)

En las circunstancias adecuadas, ¡todos podemos caer en pecado!

Por eso Santiago escribió: «Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros» (Santiago 4:7). Solamente cuando estás completamente sometido a Dios, tendrás el poder para levantarte, contraatacar y triunfar. Pero recuerda que es una lucha, y ésta comienza cada día cuando te despiertas por la mañana. Estás en territorio enemigo. ¡Nunca lo olvides! «¿Pero cómo puedo superar esas tentacionesí», preguntas. Mira la contestación de Pablo: «Tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios» (Efesios 6:17). Empieza comprometiendo tu vida a Cristo. No podrás decirle: «No» al diablo hasta que no le digas primero: «Sí» a Cristo. Sólo con el «yelmo de la salvación» está tu mente a salvo.

El siguiente paso es aprender a usar la Palabra de Dios como un arma. Esto es lo que Jesús hizo cuando estaba en el desierto. Cada vez que Satanás Le sugirió algo, Él contraatacó citando una parte de las Escrituras. Jesús no discutía o decía: «No tengo hambre». ¡Eso sólo sería una negativa! No, Él simplemente citaba las Escrituras. ¡Y tú tienes que hacer lo mismo! Memorizar las Escrituras es absolutamente esencial para vencer. Necesitas tener un acceso rápido a ellas. Como Jesús, debes tener la verdad guardada en tu corazón y estar preparado para acudir a ella en un momento. Si no puedes hacerlo, ¡es como si tuvieras un rifle sin balas! Así que, empieza hoy a memorizar un versículo por semana, y antes de que te des cuenta, ¡tus fracasos se convertirán en victorias!

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí