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Derribados, Pero No Destruidos (2 Corintios 4:9)

¡Tan sólo sigue caminando!

«…DERRIBADOS, PERO NO DESTRUIDOS» (2 Corintios 4:9)

Peter, el hijo del Pastor Mark Coleman, heredó de su padre la pasión por las excursiones a pie. Cuando él tenía solo 5 años, los dos planearon caminar alrededor de una montaña y acampar junto a un lago. Mark le dijo a su hijo que sería un recorrido muy duro. Le avisó que se cansarían mucho pero que tendrían que seguir caminando para poder llegar al lago antes del anochecer.

El trayecto fue aún más largo y duro de lo esperado. El niño empezaba a cansarse, pero siguió caminando. Se resbaló con unas piedras sueltas, pero continuó. Se cayó y se rasgó los vaqueros por la rodilla, pero siguió andando.

Finalmente, después de deslizarse una vez más, «colmando el vaso», se sentó en una piedra grande y comenzó a llorar. Al acercarse su padre y empezar a hablarle, Peter le interrumpió diciendo: «Lo sé, papá. Está bien que llore, siempre que siga caminando».

Pablo dijo: «…estamos atribulados en todo, pero no angustiados… derribados, pero no destruidos… no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas» (2 Corintios 4:8,9b,18).

Si tu viaje es largo y duro hoy, está bien parar y descansar (incluso llorar), ¡siempre que sigas caminando! ‘¿Cómo?’, te preguntarás. «…puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe…» (Hebreos 12:2). Permítele que Él sea tu ejemplo, tu inspiración, y tu máximo motivador.

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