Tercera Trampa: Quedarse atrapado en el pasado

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“…CAMBIARÉ SU LLANTO EN GOZO… (Jeremías 31:13b)

Tomás estaba profundamente deprimido después de la muerte de su esposa Alicia. Durante una hora dio rienda suelta a los sentimientos que embargaban su corazón. Ahora bien, es bueno “purgarse” porque puede enseñarnos lo que necesita ser sanado. Pero sólo el hablar no soluciona nada. Por lo cual le pregunté: “Si la situación hubiera sido a la inversa y tú hubieras muerto primero, ¿qué te hubiese gustado que Alicia hiciera?”. Inmediatamente respondió: “Que disfrutara de la vida”. En el momento en que verbalizó eso, “se le abrieron los ojos” y exclamó: “¡Me he auto-compadecido durante demasiado tiempo! Ambos odiábamos eso cuando alguien lo hacía. Voy a “conectarme” de nuevo, voy a encontrar un nuevo propósito, y voy a regresar a la congregación”. Así lo hizo, y la próxima vez que hablamos, Tomás había empezado a reconstruir su vida. El dolor seguía presente, pero había empezado a superarlo al empezar a actuar.

Freud enseñó que el subconsciente podía ser liberado de recuerdos dolorosos a través del psicoanálisis. Pero estaba en un error, porque los recuerdos, buenos o malos, se quedan con nosotros. Además, su teoría nos lleva a creer que hablando nos podemos librar de los problemas, sin hacer nada para solucionarlos.
Dios dice: “…cambiaré su llanto en gozo… y les alegraré de su dolor (Jeremías 31:13b). ¡No te quedes tanto tiempo en el pasado que haga que el futuro “se marche” antes de haberlo vivido…! Pídele a Dios que dé un nuevo enfoque y un nuevo significado a tu pasado. Él te puede ayudar a mirar al pasado con gratitud y al futuro con confianza, al transformar tus recuerdos más dolorosos en un potente “motor” y en fuentes de sabiduría venidera. ¡Lo único que tienes que hacer es pedírselo!

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