Cristiano Mantén La Cabeza Baja

«…SI ES QUE PADECEMOS JUNTAMENTE CON ÉL, PARA QUE JUNTAMENTE CON ÉL SEAMOS GLORIFICADOS» (Romanos 8:17b)

Nos encanta hablar de gobernar y reinar con Jesús, pero Pablo escribió: «…si es que padecemos juntamente con Él, para que juntamente con Él seamos glorificados». Esto cambia las cosas, ¿verdad? La única vez que Jesús fue levantado fue cuando le clavaron en la Cruz. La única vez que la multitud le aclamó fue cuando pensó que Él planeaba derrocar a los romanos. Murió como un criminal común, y muy pocos supieron que había resucitado. Ahora Jesús nos dice: «Si alguien quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame…» (Mateo 16:24b). También dijo: «…todo aquél que hace la voluntad de mi Padre que está en los Cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre» (Mateo 12:50). Esto se debe a que por aquél entonces no se podía desafiar a la autoridad terrenal de un padre y esperar seguir en la familia.

Ser criticado por ser un discípulo de Cristo requiere carácter, disciplina, amor y visión. Pero la recompensa excede en peso al dolor, porque cuando Él vuelva, no estará solo en el escenario. No. Escucha: «Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con Él en Gloria» (Colosenses 3:4). ¿Lo has captado? Hasta que Cristo vuelva, nuestro papel es el de servir, no el de protagonismo. De hecho, Jesús dijo a los lideres religiosos de su tiempo que si obtienes los aplausos de los hombres ahora, que los disfrutes, porque éstos son a expensas de los honores que Dios te dará luego. Cuanto más alto te lleve tu llamado, más vulnerable eres al orgullo, así que, mantén la cabeza baja. Juan dijo: «Es necesario que Él crezca, y que yo disminuya» (Juan 3:30). ¡Y Juan lo entendió bien!