El Cansancio, La Fatiga, Versículos Bíblicos En La Biblia

«DIOS LE HA DICHO A SU PUEBLO: QUE REPOSEN AQUÍ LOS FATIGADOS» (Isaías 28:12 NTV)

Ruth Haley Barton acuñó la expresión «dangerous tiredness» (cansancio peligroso). Entre sus síntomas se encuentran:

1) Irritabilidad/hipersensibilidad

Lo que normalmente no te irritaría, como que te adelante una moto cuando vas en el coche o que tu amigo tenga manías, ahora te saca de quicio.

2) Desasosiego

Una sensación de que algo no va bien… te sientes como huyendo… estás exhausto pero no logras conciliar el sueño.

3) Trabajo compulsivo

Mirar el correo a las tantas… no ser capaz de desconectar completamente ni irte de vacaciones… te cuesta disfrutar del tiempo en familia sin interrupciones.

4) Insensibilidad emocional

No «sientes» nada, ni bueno ni malo, y te da miedo verte abrumado si lo sintieras.

5) Comportamiento escapista

Comer, beber, o gastar en exceso, ver demasiado televisión, darse a la pornografía o navegar en Internet de forma descontrolada y compulsiva.

No tienes ganas de hacer ejercicio, ni de quedar con amigos, tener un hobby o leer un buen libro. No le ves sentido a tu llamado. Ejerces tu ministerio de forma automática, sin percibir claramente quién eres y a qué te ha llamado Dios.

Estás a expensas de tus propios impulsos y a las expectativas de otros porque no has marcado límites para determinar cuándo decir «no» a esas demandas.

Te descuidas físicamente. No tienes tiempo para comer bien, dar un paseo, dormir lo suficiente y hacer las cosas del día a día como lavar el coche o tender la ropa.

6) Ahorras tu energía

Tienes miedo de que la gente llegue a agotar tus últimos recursos y por eso te retraes para conservar lo que te queda. Dejas que tus costumbres espirituales decaigan.

Lo que normalmente te llena de energía y sabes que te hace bien, como orar, leer, tener un diario y hacer un poco de introspección, se te hace pesado.

Si te identificas con algo de lo anterior, lo más probable es que te hayas topado con un muro. Es hora de prestar atención; hablar con Dios y volver a determinar qué es lo importante en tu vida.

«ESTAD QUIETOS Y CONOCED QUE YO SOY DIOS» (Salmos 46:10)

Según un escritor:

«Cuando estés agobiado de tanto quehacer, en lugar de regañarte por las veces que no das la talla «espiritualmente», va siendo hora de «hacer un torniquete en la herida de las muchas ocupaciones… [o] tendrás una hemorragia espiritual mortal.

Hacer más cosas y más rápido no nos traerá paz. Las distracciones no son más que un escape momentáneo. Tarde o temprano tendremos que parar… El Salmo 46:10 dice: «Estad quietos y conoced que Yo soy Dios».

Cuando estamos obligados a quedarnos quietos, la magnitud del peso que llevamos encima parece enorme y la soledad insoportable.

Pensamos que la adrenalina del momento hace que no pensemos… que no sintamos… que no seamos conscientes de que tarde o temprano tendremos que hacer una pausa».

Cuando necesites restaurarte espiritualmente, ve directo al trono, ¡no al teléfono! Aunque tengas muy buenos amigos, ellos no pueden saciar tu necesidad como lo hace Dios.

Jesús dijo: «Venid a Mi… y Yo os haré descansar» (Mateo 11:28). Acepta Su invitación personalizada para hablar con Él y dile cómo te sientes, igual que un niño habla con su padre que le puede ayudar.

Prepara un lugar especial para estar a solas con Dios, y disciplínate a ir allí a menudo. Y no le cuentes sólo lo que necesitas, sino escucha lo que Él te quiere decir.

No tengas prisa por volver al ritmo frenético del mundo; quédate en la presencia de Dios hasta que entiendas que el peso que llevas encima no tienes por qué llevarlo solo.

Lo más importante es encontrar tiempo para lo que consideramos prioritario, así que decide qué es fundamental en tu vida y «busca primeramente el reino de Dios» (Mateo 6:33). Se cumplirá lo de «acercaos a Dios, y Él se acercará a vosotros» (Santiago 4:8).

«CUANDO LO ENCONTRARON LE DIJERON: TODOS TE ESTAN BUSCANDO» (Marcos 1:37 DHH)

Brenda Jank define el sentimiento de culpabilidad como el motor de gran parte de nuestro cansancio: «Cada «sí» dicho por no sentirnos culpables es un «no» a algo importante.

Cada día tiene veinticuatro horas, y por muy capaces que seamos de hacer mil cosas a la vez, hay límites de lo que podemos hacer en una jornada… Solemos tender a descuidar las cosas más importantes. Nos irritamos e impacientamos con nuestros seres queridos.

Ignoramos la necesidad de sueño. Pasamos muchos días sin hacer caso a la presencia de Dios». ¿Te sientes identificado?

Cuando se corrió la voz de que Jesús había sanado a la suegra de Pedro, se reunió una multitud y Él los ministró hasta bien tarde. A la mañana siguiente se escabulló a un lugar tranquilo para orar.

Los discípulos se pusieron a buscarlo y «cuando lo en contraron, le dijeron: Todos te están buscando» (Marcos 1:37 DHH). Pero mira qué respondió Jesús:

Vamos a otros lugares’. Se dejó guiar por el Espíritu y no por el sentimiento de culpabilidad.

Antes de presuponer que tu misión es satisfacer toda necesidad que surge, está bien decir:

«Déjame orar por eso y luego ya te diré». Después ora, escucha con atención y toma una decisión teniendo en cuenta cómo responderías a esta pregunta:

‘Si digo «sí», ¿estaré diciendo «no» a algo importante?’

Es fundamental reconocer aquello para lo que has sido llamado en la fase de la vida en que te encuentres. Y para actuar en consecuencia tienes que ser sincero, humilde y valiente.

Cuando te enfrentes a una situación que sabes que te va a desbordar, aunque tú estés dispuesto a pagar el precio, piensa si también vas a comprometer a tu familia a pagarlo. Plantéatelo.

2 COMENTARIOS

  1. ME parece muy interesante este mensaje, porque ultimamente me siento muy agotada

  2. Todos los que creemos en Dios, siempre tenemos bendiciones del altisímo por medio de Jesús

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí