¿Cómo Tener Un Buen Juicio Según La Biblia?

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¿Cómo Tener Un Buen Juicio Según La Biblia?

“…DIOS NO NOS HA DADO UN ESPÍRITU DE TEMOR, SINO UN ESPÍRITU DE PODER, DE AMOR Y DE BUEN JUICIO” (2 Timoteo 1:7 DHH)

Independientemente de lo que digan de ti los demás, Dios sabe que tienes “buen juicio”. Muchos viven pensando que son intelectualmente inferiores, que nacieron así y que siempre serán así. El problema de creérselo es que empiezan a vivir de acuerdo a su creencia. No porque sea cierto, ¡sino porque piensan que es cierto! Dios nos hizo de tal manera que cuando nos convencemos de algo, actuamos en consecuencia. Entonces, el concepto que tenemos de nosotros mismos se convierte en una “auto-profecía” que acaba cumpliéndose. Por ejemplo, podemos actuar tontamente porque creemos que somos tontos o actuar sabiamente porque creemos que somos sabios. Por eso, debemos optar por creer la opinión que Dios tiene de nosotros, y por fe amoldar nuestras acciones hasta que nuestra opinión coincida con la Suya. La Biblia lo llama “…la renovación de vuestro entendimiento…” (Romanos 12:2). Requiere un cambio de actitud y puede iniciarse con unos pocos pasitos.

Primer paso: Decide creer lo que Dios dice acerca de ti.

Todo desenlace, bueno o malo, comienza con una decisión, un acto de voluntad. No importa lo que digan tus emociones, “Dios es siempre veraz, aunque el hombre [y cualquier emoción contraria] sea mentiroso…” (Romanos 3:4 CST). Ni tampoco importa lo que tú o los demás hayáis dicho de ti; Dios afirma que no te ha dado un espíritu de temor, sino “de poder, de amor y de buen juicio”. Aunque ya te lo ha “dado” tú debes creerlo y recibir ese regalo. Memoriza esas palabras y medita en ellas hasta que se arraiguen en ti.

Segundo paso: Declara lo que Dios dice de ti en la Biblia.

Las palabras son muy importantes, sobre todo las de Dios. Mira a tu alrededor; todo en la creación fue en un principio una palabra que Dios pensó y declaró. “Y dijo Dios: ‘¡Que haya…!’…Y sucedió así” (Génesis 1:14-15 CST). Sus palabras contienen el poder de Su ser. Así que, al creer y declarar la Palabra de Dios, te conectas a Su poderoso y creativo Logos. ¿Por qué es necesario declarar la Palabra de Dios y no sólo pensar en ella? Primero, porque escucharte proclamar la Palabra de Dios te ayuda a afianzarla. Segundo, porque la recordarás mejor si la recitas. Tercero, porque el enemigo te oye. Cuando Jesús declaró la Palabra de Dios en las tentaciones del desierto, el diablo huyó (Mateo 4:11).

Tercer paso: Actúa en base a lo que Dios dice acerca de ti.

Dios te ha dado “buen juicio”, lo que significa que piensas con cordura. Ahora bien, si lo creyeras de verdad, ¿qué harías que no estés haciendo ahora? ¿Qué pasos de fe estarías dispuesto a dar? Dios te ha dado la capacidad de “amar”. Si de verdad lo creyeras, ¿cómo demostrarías a los demás tu amor por Dios? ¿Comenzarías a dar ofrendas a tu iglesia o volverías a hacerlo si lo interrumpiste? ¿Perdonarías a alguien que te ha hecho daño? ¿Servirías a los demás en lugar de estar siempre “mirándote el ombligo”? No hay nada que edifique tanto la fe como actuar en base a la Palabra de Dios. Imagínate dando esos pasos y luego cambiará la percepción que tienes de ti mismo.

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El Buen Juicio Y El Dominio Propio

¿Cuál es el espíritu de “buen juicio” que Dios dice habernos dado? El término original griego significa “cuerdo, racional, lógico, realista y razonable”. Incluye características como:

1) Tener dominio propio.

La persona que lo tiene no se deja dominar por influencias externas, ya sean de las personas, las circunstancias, los impulsos, las emociones, el intelecto o el miedo. Está en control en todo momento. Aún cuando se encuentra con problemas difíciles de resolver, permanece anclada en la verdad definida por Dios en Su Palabra.

2) Tener discernimiento.

Distingue sabiamente entre alternativas. Discierne entre la realidad y la fantasía, entre el bien y el mal, entre lo eficaz y lo ineficaz, entre lo que merece la pena y lo que no. El discernimiento es la facultad que nos hace capaces de tomar buenas decisiones en situaciones difíciles.

3) Estar bien enfocado.

Igual que un rayo láser, se proyecta en el objetivo deseado. Como una radio bien sintonizada, minimiza la distorsión y se sobrepone a las ondas de sonido rivales. Reduce las interferencias, la incertidumbre y la confusión. Una vez que tienes asignada una tarea, el buen juicio te ayudará a concentrar toda la energía en llevar a cabo los asuntos importantes de la vida.

4) Ser organizado.

Es una mente metódica, que opera con la lógica causa-efecto. Se preocupa por llevarte de un punto a otro (a la meta a conseguir) mediante una serie de pasos encadenados que contribuyen a la consecución de tu propósito. Eres “una creación admirable” (Salmos 139:14 CST). La mente del Dios creador se refleja en la mente que Él te dio para poner a buen uso. Sabiendo quién eres, sigue adelante y vive “…una vida plena y abundante” (Juan 10:10 NTV).

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