Amigo Cristiano Piensa Como Un Agricultor

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Amigo Cristiano Piensa Como Un Agricultor

“…EL QUE SIEMBRA GENEROSAMENTE, GENEROSAMENTE TAMBIÉN SEGARÁ” (2 Corintios 9:6b)

Nunca verás a un agricultor que se niega a plantar semillas, holgazaneando mientras espera una cosecha. Es posible que vaya a la iglesia regularmente, que sea un buen hombre en la familia, que pase diariamente tiempo a solas con el Señor y que comparta su fe con otros, pero no va a conseguir una cosecha sin sembrar primero. Es porque la ley de sembrar para cosechar es una de las que Dios ha puesto en su creación. “Mientras la tierra permanezca no cesarán la sementera y la siega…” (Génesis 8:22).
Y hay otra cosa más que un agricultor nunca hará: no se comerá las semillas que debería plantar, porque sabe que debe comenzar con ellas, y no con su necesidad, si quiere obtener la cosecha. Algunos de nosotros se acercan a Dios desde un punto de vista de necesidad, diciéndole: “No puedo darte porque tengo que pagar estas facturas”. Es como si un agricultor dijera: “No puedo plantar estas semillas, aunque sé que producirían una buena cosecha, porque ahora mismo tengo hambre”. Es el momento para que tu fe se ponga en acción. Cuando un agricultor planta las semillas en vez de comérselas, lo hace por fe, esperando que se conviertan en una gran cosecha. Ahora bien, él no la conseguirá inmediatamente. Debe esperar a la estación apropiada, pero pone su fe en una ley infalible que Dios puso en el universo: la de sembrar y cosechar. ¿Estás captando la idea? Cuando das, estás demostrando que tienes fe en la Palabra del Señor. Cuando Él te diga que “siembres” generosamente para que puedas “cosechar” generosamente, tu buena disposición o tu desgana para hacerlo te hará saber si realmente tienes a Dios y a sus promesas en alta estima.

“…EL QUE DA SEMILLA AL QUE SIEMBRA Y PAN AL QUE COME, PROVEERÁ… PARA TODA GENEROSIDAD…” (2 Corintios 9:10-11)

Lo que quieres “cosechar” debe ser lo que “siembras”. Y eso, ¿por qué? Porque las “semillas” que “plantas” se reproducirán conforme a su propia “especie”, sea para bien o para mal. “…todo lo que el hombre siembre, eso también segará…” (Gálatas 6:7). Date cuenta de que no “cosechas” necesariamente cuándo o dónde “siembras”, pero siempre “cosecharás” lo que hayas “sembrado”. Algunos de nosotros quieren “plantar” “malas hierbas” y sacar “rosas”. Somos rápidos para juzgar a otros, y no obstante, los primeros en pedir piedad y entendimiento cuando nos hemos metido en algún problema. Un agricultor no siembra maíz y espera cosechar patatas. A veces, sacudiendo la cabeza, nos preguntamos por qué Dios no nos bendice con una “cosecha”, olvidando que en primer lugar no hemos “sembrado” la “semilla” apropiada…

Y hay un principio más acerca de “sembrar” y “cosechar” que tenemos que comprender. No sólo “cosechamos” lo que “sembramos”, siempre “cosechamos” más: “…el que da semilla al que siembra y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera y aumentará los frutos… para que seáis ricos en todo para toda generosidad…” (2 Corintios 9:10-11). Algunas personas viven por la filosofía: “Consigue todo lo que puedas, ponlo en una caja y siéntate encima de ella”. Pero, ¿por qué querrías hacer eso cuando el Señor te ha ofrecido algo mucho mejor, sostenido por la garantía de su Palabra?

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