Crecimiento Postraumático Cristiano Y La Biblia

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Crecimiento Postraumático Cristiano Y La Biblia

«EN MEDIO DE TODOS NUESTROS PROBLEMAS. JESUCRISTO NOS DARÁ LA VICTORIA TOTAL» (Romanos 8:37 TLA)

Igual que hay un estado conocido como «estrés postraumático», los investigadores ahora hablan de un «crecimiento postraumático». Uno de los planteamientos es que la adversidad puede llevar al crecimiento. Otro sostiene que las cotas más altas de crecimiento no se pueden alcanzar sin adversidad. Hay que entender, sin embargo, que la adversidad por sí sola no implica un crecimiento automático. Gran parte de los resultados depende de cómo reaccionas ante ella. Ernest Hemingway escribió: «Tarde o temprano, el mundo nos quebranta a todos, y los quebrantados son los más fuertes en esas áreas de quebrantamiento». Eso es a veces es cierto, pero otras las personas escriben frases bonitas que ellas mismas creen que son verdad, o esperan que lo sean, pero aun así no mejoran. De hecho, el mismo Hemingway padeció tal dolor y quebrantamiento que no pudo resistirlo y decidió acabar con su vida. El patriarca José, en cambio, quien fue traicionado por su familia, acusado falsamente de violación y encarcelado injustamente, miró atrás y dijo: «…Dios lo encaminó a bien…» (Génesis 50:20).

La clave para el crecimiento postraumático está en buscar a Dios en todo momento, en acercarse a Él, confiar en Él cuando no entiendas la situación y saber que Él se preocupa por ti y que te dará lo mejor. Cuando se trata de servir a Dios, la moneda tiene dos caras: el éxito y el sufrimiento. Nos gusta la primera y tratamos de evitar la segunda, pero ambas son parte del plan de Dios. Dios llamó a Pablo al ministerio diciendo: «Yo le mostraré lo mucho que tiene que sufrir por mi causa» (Hechos 9:16 DHH). Las pruebas no le hicieron a Pablo dudar de su fe ni del Dios a quien servía. «En medio de todos nuestros problemas… Jesucristo, quien nos amó, nos dará la victoria total» (Romanos 8:37 TLA).

«.DIOS CAMBIÓ TODO PARA BIEN.» (Génesis 50:20 TLA)

Cuando te enfrentas a un reto, salen a la luz capacidades escondidas que, de no haber sido así, habrían seguido dormidas. Del mismo modo en que descubres lo que hay en el tubo de la pasta de dientes cuando lo aprietas, la adversidad revela qué tienes adentro. A veces decimos: «Yo no podría soportar lo que fulano pasó. Me moriría». Pero cuando lo pasas, mira por dónde, te sigue latiendo el corazón; porque la vida sigue. No sabes de lo que eres capaz hasta que te toca. Los sabios siempre han comprendido la relación que existe entre el sufrimiento y el crecimiento.  Un sabio chino, dijo: ‘Cuando el cielo está a punto de conferir una importante misión a un hombre, pondrá obstáculos en su camino para estimular su mente, fortalecer su carácter y llevarle a mejorar en sus debilidades’.

Dios podría haberle dejado a Abraham en la comodidad de Ur, y a Moisés en el esplendor de la corte de Faraón. Podría haberle ahorrado el foso de los leones a Daniel, la cautividad a Nehemías, el gran pez a Jonás; podría haber evitado que Ester fuera amenazada, que Jeremías fuera rechazado y que Pablo naufragara. Pero no lo hizo. De hecho, Dios usó cada una de estas pruebas para acercarlos más a Él, para que tuvieran perseverancia, firmeza de carácter y esperanza. Se suele decir: «La letra, con sangre entra». Pero adivina quién es el mejor maestro: ¡La adversidad! O te enfrentas a ella con Dios, o sin Él. Los que no tienen a Dios observan lo que haces, y cuando vean cómo te sostiene tu fe y cómo te ayuda Dios en el camino, se interesarán por lo que tengas que decir. ¡Y no antes!

«.TE BASTA CON MI GRACIA.» (2 Corintios 12:9 NVI)

Una de las típicas historias de adversidad en la Biblia es la de José. En el comienzo de su vida es el hijo favorito, envidiado por sus hermanos, con sueños de ser alguien importante ante quien todo el mundo tendría que hacer la reverencia. Pero más tarde lo secuestran sus hermanos y termina sirviendo como esclavo en la casa de Potifar. Pierde su hogar, su cultura, su seguridad y su condición de hijo favorito. ¿Qué le queda a José? Está en una cama extraña, en una casa extraña, en una tierra extraña, sin amigos, sin expectativas y sin ninguna explicación. Sin embargo, tiene un don, uno que marca la diferencia: «…El Señor estaba con José…» (Génesis 39:2) ¿Qué ocurre cuando pierdes todo menos a Dios y te das cuenta de que Dios es suficiente? ¡Experimentas Su presencia como nunca antes!

Pablo escribe: «¿Quién podrá separarnos del amor de Jesucristo?…Ni los problemas, ni los sufrimientos, ni las dificultades. Tampoco podrán hacerlo el hambre ni el frío, ni los peligros ni la muerte. En medio de todos nuestros problemas… Jesucristo, quien nos amó, nos dará la victoria total» (Romanos 8:35-37 TLA). Dios no dispuso situaciones que agradasen a José, pero se encargó de que las situaciones produjeran un José que agradase a Dios. Del mismo modo que un diamante se forma a partir de carbono bajo toneladas y toneladas de presión, el carácter de Cristo se forma en ti mediante circunstancias adversas. Entonces, la pregunta es: ¿Aguantarás o te vendrás abajo? Cuando Pablo pensaba que ya no podía más, Dios le dijo: «…Te basta con mi gracia…» (2 Corintios 12:9 NVI). ¿Y sabes qué? A ti también te basta con Su gracia.

1 COMENTARIO

  1. Doy gracias a Dios por usar a personas como ustedes para crear estos sitios que nos ayudan en nuestro crecimiento espiritual . Oro a Dios para que él los siga llenando de su poder y gracia para que sigan adelante y en victoria en este precioso ministerio .

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