Entierra Tu Pasado Bíblicamente

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Entierra Tu Pasado Bíblicamente

«…andemos en vida nueva» (romanos 6:4b)

Algunas personas se quedan despiertas hasta las 12 de la noche para dar la bienvenida al año nuevo. Otros se quedan levantados para asegurarse de que el año viejo se marche de una vez… En serio, cuando entres en el año nuevo, no debes permitir que el pasado «envenene» el presente o «sabotee» el futuro. Es por esto que debes abandonar y olvidar ciertas cosas que no quieres que sean curadas. Hay personas que alaban a Dios en la iglesia los domingos, pero en la privacidad de sus casas se dedican a «desenterrar viejos huesos», a «clavarse las uñas» en las heridas y a revivir las historias del pasado. Tienes que aceptar que algunos asuntos nunca se resolverán, y si lo consientes, se instalarán en tu cabeza.

Gracias al Señor que Pablo fue lo suficientemente honesto como para admitir que todavía tenía sus luchas. Al contrario de aquéllos que tenían el espíritu de algunos fariseos, los cuáles condenaron a los demás por hacer las mismas cosas que ellos hicieron, Pablo dijo: «Conozco la Ley; pero yo soy carnal… no hago lo que quiero, sino lo que detesto, eso hago. No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago» (Romanos 7:14,15,19). ¡Gracias Pablo! de parte de todos nosotros, que erróneamente pensamos que una vez que eres un discípulo de Cristo, ya no habrá mas problemas… Anteriormente, Pablo dijo: «…consideraos muertos al pecado…» (Romanos 6:11), y: «…como Cristo resucitó de los muertos…, …también nosotros andemos en vida nueva» (Romanos 6:4). En otras palabras, deja de perseguir asuntos muertos; admítelos, déjalos y olvídalos. En vez de luchar por cambiar lo que ya no se puede cambiar, permite que el poder transformador de Dios «barra» todo lo que hay en tu vida y corte las ataduras entre tú y todos esos pensamientos turbulentos del pasado. ¡Deja que se vayan hoy en el nombre de Jesús!

¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? (Romanos 7:24)

En los tiempos del Nuevo Testamento, a veces la pena capital consistía en atar el cuerpo de la víctima a la espalda del criminal. De este modo, fuera donde fuera, su crimen le oprimía literalmente, sin que hubiera alguna forma de escapar del hedor de la carne descompuesta. Con el tiempo, los gusanos que llenaban el cadáver le infectaban a él también, pereciendo al final de una muerte agonizante. Algunos días, Pablo sintió que le presionaba el «peso» de su vieja naturaleza que le recordaba cosas de su pasado que no podía cambiar o erradicar. Y reconociendo cómo los eventos pasados pueden influir en el presente, Pablo se describió a sí mismo como un hombre miserable, preguntándose: ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? (Romanos 7:24).

El hecho es que no puedes avanzar con el «viejo hombre» todavía «atado» a ti; tienes que «enterrarlo». Ni siquiera la muerte tiene el carácter definitivo que el entierro proporciona; deshacerse del cuerpo es necesario para llegar al final. Los funerales son para los vivos; les dan a las personas la oportunidad de aceptar que sus seres queridos se han ido y de que las relaciones tales y como las conocían han terminado. Como estás entrando en un nuevo año, ¿no sería el momento de dejar de llevar el pasado «a cuestas» de acá para allá? Pablo dijo: «…presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos…» (Romanos 6:13). En otras palabras, no dejes que tus viejos recuerdos «negocien» contigo. «Entiérralos», y hazlo ya. No puedes permitirte un «romance secreto» con un «cadáver a cuestas»… Ahora es el momento de poner una «inscripción» en la «lápida», no de una «resurrección». Hay cosas en la vida que merecen la pena revivir, pero no pecados pasados por los que Jesús pagó y perdonó hace mucho tiempo.

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