El Precio De Ser Bendecido

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El Precio De Ser Bendecido Por Dios

“…EL PREMIO… CORRED DE TAL MANERA QUE LO OBTENGÁIS” (1 Corintios 9:24)

Los corredores con experiencia en largas distancias han aprendido a concentrarse en la resistencia, y no sólo en la velocidad. Mantienen cierto ritmo para que cuando se acerquen a la línea de meta, puedan usar las fuerzas reservadas. Pablo dijo: “….yo de esta manera corro, no como a la ventura…, no sea que, habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado” (1 Corintios 9:26-27). Para los corredores espirituales de largas distancias, abandonar no es una opción. A pesar de algunos retrasos y decepciones a lo largo del camino, saben que nunca estarán satisfechos si se quedan “sentados en el banquillo” animando a aquéllos que han pagado el precio de “correr la carrera”. Así que, si eres esa clase de persona que necesita alcanzar la esperanza de su llamado y cumplir el plan que el Señor ha ordenado para ella, ¡lánzate a ello! y no te olvides de que Jesús dijo: “…a todo aquél a quien se le haya dado mucho, mucho se le demandará…” (Lucas 12:48). Querer ganar te costará presión, crítica, soledad y sacrificio.
Entonces, ¿cuál es el secreto para mantenerte fuerte? El escritor de la carta a los Hebreos dijo: “…Jesús… el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio…” (Hebreos 12:2). Sólo aguantarás el dolor cuando estés esperando algo con ilusión. Dios nos expone a la oposición y a la crítica para fortalecer nuestro carácter. De esta forma, cuando vengan las grandes bendiciones (y sus correspondientes responsabilidades), no reventaremos. El éxito sólo llega cuando estás comprometido y tienes la pasión suficiente para “cruzar la línea de meta”. Por lo tanto, la pregunta es: ¿podrás resistir para poder ser bendecido? Cuando sientas la presión, ¿dirás como Nehemías?: “…Estoy ocupado en una gran obra y no puedo ir…” (Nehemías 6:3). Si contestas que vas a aguantar, concéntrate en el objetivo, “corre para ganar” (1 Corintios 9:24b), ¡y podrás estar seguro de que “cruzarás la línea de meta”!

“…SIÉNTATE… Y CALCULA LOS GASTOS…” (Lucas 14:28b)

¿Cuántas veces has orado por algo sin ser consciente realmente de lo que te costaría al final si lo consigues? El éxito siempre llega con “etiqueta de precio”. Ser bendecido puede resultar pero que muy duro. Todo lo que Dios nos da requiere mantenimiento. Cuando puso a Adán y Eva en el huerto de Edén, tuvieron que ocuparse de él (lee Génesis 2:15). Jesús dijo: “Si quieres edificar, siéntate y calcula los gastos” (Lucas 14:28). Por ejemplo, cuando el Señor te bendice, no esperes que todos los que te rodean se alegren contigo. Algunos fingirán que tu bendición ha llegado a costa suya, debido a que no quieren que avances más rápido que ellos, o porque quieren lo que Dios te ha dado sin estar dispuestos a pagar el precio que tú has pagado.

Santiago dijo: “…donde hay celos y rivalidad, allí hay… toda obra perversa” (Santiago 3:16). No sólo tienes que cuidarte de tus enemigos; la traición a menudo tiene lugar por parte de los que están cercanos. Jesús estaba sentado a la mesa con Juan, el amado, y con Judas, el traidor. Uno estaba lo bastante próximo como para recostar su cabeza en el pecho de Jesús, mientras que el otro tenía suficiente acceso a Él como para traicionarle con un beso. ¡Es importante que sepas quién está “sentado en tu mesa”!

No obstante, por muy duro que sea ser criticado por las personas que respetas y en las que confías, peor es desviarte del rumbo que el Señor estableció para ti para que seas aceptado por ellas. Por muy bien que te sientas al ser respaldado y aplaudido, en algún momento necesitas detenerte y preguntarte: ‘¿Cuántas cosas estoy dispuesto a sacrificar para ser bendecido?’. La respuesta determinará tu destino.

“…SOBRE POCO HAS SIDO FIEL, SOBRE MUCHO TE PONDRÉ…” (Mateo 25:23b)

Para tener éxito en cualquier empresa comercial que sea muy importante necesitas tener “piel dura” para soportar las críticas que recibirás. Eso diferencia a los que dicen querer recibir algo de Dios de aquéllos que están dispuestos a pagar el precio para recibirlo. Por ejemplo, si has estado orando por un/a compañero/a, pregúntate si realmente estás preparado/a para el sacrificio y la responsabilidad que conlleva el matrimonio. ¿Eres lo bastante estable, desinteresado/a y maduro/a para proveer por una familia? O, si estás orando para que tus negocios aumenten, ¿estás proporcionando un servicio excelente a tus clientes actuales? Recuerda, ¡un pavo real que descansa sobre sus plumas es tan sólo un pavo más! Algunas veces estamos “enamorados” de la imagen del éxito pero no hemos tenido en cuenta lo que realmente cuesta lograr algo. ¡Por eso es bueno que el Señor no nos conceda automáticamente todo lo que le pedimos! A menudo queremos cosas porque parecen buenas en la vida de los demás, pero Dios, en su sabiduría, sabe que recibir algo que no estamos preparados a manejar, podría destrozarnos.

El Señor te prueba con lo que ya tienes para que desarrolles seguridad y fortaleza. Él quiere ver cómo te las apañas con las presiones que acompañan a las bendiciones que ya te ha dado; quiere llevarte al lugar en Él donde serás inmune a la adversidad y en donde aprenderás a apreciar más al Dador que a la dádiva. Y cuando llegues allí, le escucharás decirte: “…Bien, buen siervo…; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré” – ¡y eso hará que todo haya merecido la pena!

2 COMENTARIOS

  1. Me gusta las enseñanzas para los niños y los jóvenes.adultos.Mujeres.
    Gracias a Dios por su pasión para compartir con los q estamos comenzando el desa fió de dar a los q necetan de Dios

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