La Necesidad De Ser Humilde En La Biblia

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La Necesidad De Ser Humilde En La Biblia

“SI ALGUNO QUIERE SER EL PRIMERO, SERÁ EL ÚLTIMO DE TODOS Y EL SERVIDOR DE TODOS” (Marcos 9:35b)

La humildad no es sólo una cualidad de carácter, es mucho más que eso. Observa estas dos cosas:

(1) Aunque la humildad es una virtud como la que tuvo Cristo, rara vez es entendida o admirada.

Hoy en día, muchas personas en el liderazgo consideran que es extraño si alguien que está en la cumbre demuestra humildad a menudo. “Bajarse” para ayudar a otros o admitir debilidad se considera como hacerte vulnerable frente aquéllos que podrían aprovecharse de ti. Demasiados líderes asumen que deben ser servidos siempre, excepto en algunas ocasiones cuando les interesa ser vistos por un momento sirviendo a los demás… Pensamos que debemos cuidarnos de no asociarnos mucho con los que están por debajo de nosotros, para no poner en peligro nuestra posición. Tememos perder el respeto de nuestros subordinados y superiores si aceptamos una gran responsabilidad para una decisión de poca importancia. Sin embargo, no es así como debería comportarse un seguidor de Cristo. Para él, la humildad no es un concepto religioso, es una forma de vida.

(2) Apreciamos la humildad en otros pero raramente la queremos para nosotros mismos, porque el precio es demasiado alto.

La humildad no es lo que nos saca hacia delante, y seamos honestos: nos gusta tener personas humildes alrededor porque no son una amenaza para nosotros. Son inofensivas, con una pequeña y curiosa virtud que les mantiene apartadas durante nuestra carrera hacia la cima de la “colina”. Cuando tenemos la posición de un rey, podemos permitirnos el lujo de ser humildes. Hasta los discípulos de Cristo no fueron inmunes: “…habían discutido entre sí sobre quién había de ser el mayor. Entonces Él se sentó… y les dijo: ‘Si alguno quiere ser el primero, será el último de todos y el servidor de todos’” (Marcos 9:34b-35). ¿Quieres ser más como Cristo? Entonces, practica la humildad.

“SI ALGUNO QUIERE SER EL PRIMERO, SERÁ EL ÚLTIMO DE TODOS Y EL SERVIDOR DE TODOS” (Marcos 9:35b)

El Dr. Paul Brand fue uno de los cirujanos más respetados del siglo XX por su trabajo entre los leprosos. Su amor por los “más bajos de los más bajos” en la India le llevó a ser un pionero en el campo de técnicas quirúrgicas que los cirujanos todavía usan hoy en la reconstrucción ortopédica. Fue un cirujano brillante, maestro de medicina, escritor, orador y defensor de las personas oprimidas. Philip Yancey escribió: “Cuando conocí al Dr. Brand, me di cuenta de que había malinterpretado que su humildad provenía de un autoimagen negativa. Obviamente, el Dr. Brand conocía sus talentos: a lo largo de su carrera académica siempre terminó en primer lugar y había asistido a muchos banquetes en su honor en los que sus logros fueron premiados. Sin embargo, él reconoció sus dotes como tal: regalos procedentes de un Creador amoroso, y los usaba de una forma de servicio como Cristo lo hizo. Cuando le vi al Dr. Brand por primera vez, todavía se estaba ajustando a la vida en los Estados Unidos. Los lujos normales y corrientes le ponían muy nervioso, por lo que anhelaba llevar una vida sencilla en el campo. Conoció a presidentes, reyes y celebridades pero raramente les mencionó. Habló con franqueza acerca de sus fracasos y frente a sus socios siempre quitaba importancia a sus éxitos. Para mí, lo más impresionante fue que el hombre más sabio y brillante que jamás he conocido dedicó la mayor parte de su vida a algunas de las personas más necesitadas del planeta”.

Los que son genuinamente humildes buscan el bienestar de los demás y se sienten muy seguros. Son conscientes de las cualidades que les causan tener éxito en cualquier cosa que hagan. Y esa seguridad -la valoración de uno mismo tan honesta y sana- resulta en una actitud humilde que se traduce en actos que se ven y que marcan la diferencia así como también un estilo de vida que deberíamos querer seguir.

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