El Ser Enseñable Según La Biblia

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El Ser Enseñable En La Biblia

EL CORAZÓN INTELIGENTE BUSCA LA SABIDURÍA.. . (Proverbios 15:14)

Cuando tienes talento, es más difícil estar dispuesto a ser enseñable. Algunas veces, las personas más dotadas actúan como si lo supieran todo, por lo que les cuesta mucho seguir progresando. La habilidad para aprender no tiene que ver tanto con la aptitud y la capacidad mental del individuo como con su actitud: el ansia de descubrir y de crecer. Es más bien la disposición para aprender, desaprender y aprender de nuevo. John Wooden dijo: «Lo más importante es lo que aprendas después de saberlo todo». Cuando dejas de aprender, ya no puedes liderar. Sólo cuando sigas siendo enseñable, seguirás creciendo e impactando en otros.

Además de ser un pintor y escultor impresionante, Leonardo da Vinci era un genio en muchas más áreas que ningún otro científico de todos los tiempos. Sus apuntes iban cientos de años por delante de su tiempo. Él previó los submarinos, los helicópteros y otros inventos modernos. En una de sus libretas de notas escribió: «El hierro se oxida si no se usa, el agua estancada pierde su pureza y cuando hace frío se congela; de la misma manera, la inactividad socava el vigor de la mente». Su gran motivación era el deseo de acumular más conocimiento; aprendió y anotó nuevos descubrimientos en sus cuadernos hasta el final de su vida. Y la buena noticia es que no tienes que tener la mente o el talento de Leonardo da Vinci para querer aprender. Simplemente tienes que disponer de la actitud correcta.

La habilidad más importante que debes conseguir es la de aprender a aprender. Inténtalo durante la próxima semana; pide consejo a otras personas y, deliberadamente, no des los consejos que normalmente sueles dar. Al final de cada día, escribe todo lo que hayas aprendido por hacer caso a los demás. ¡Te sorprenderás!

EL QUE ES SABIO E INTELIGENTE PRESTA ATENCIÓN Y APRENDE MÁS (Proverbios 18.15 Versión Biblia en Lenguaje Sencillo)

Cuando se trata de mantenerse dispuesto a aprender, se debe entender dos cosas:

(1) Nada es interesante si no estás interesado en ello.

Philip B. Crosby escribió: «Hay una teoría sobre la conducta humana que dice que, inconscientemente, las personas retrasan su propio crecimiento, porque llegan a depender sólo de clichés y de costumbres. Cuando han llegado a una edad en la que están cómodos con el mundo, dejan de aprender y sus mentes se aletargan por el resto de sus días… Tal vez progresen algo en la parte organizativa o sean ambiciosas y entusiastas, e incluso trabajen de día y de noche, pero ya no aprenden más». Es una tragedia «dejarnos caer en una zanja» sin querer salir de ella jamás, porque nos perdemos lo mejor que Dios tiene para ofrecernos. Por el contrario, los que siguen siendo aprendices están completamente involucrados en la vida; quieren descubrir, hablar, practicar y crecer.

(2) Los triunfadores ven el aprendizaje de un modo distinto a los que no triunfan.

Esto no significa que los que no logran tener éxito son incapaces de pensar igual que los que lo tienen. Si hay el deseo y la disciplina suficientes, puedes reeducarte y pensar de un modo distinto. La gente enseñable siempre está abierta a nuevas ideas y dispuesta a aprender de cualquiera que tenga algo que ofrecer. Sydney J. Harris escribió: «Un vencedor sabe todo lo que le queda por aprender, aunque sea considerado un experto por los demás. Sin embargo, un perdedor quiere ser considerado un experto por los demás antes de que haya aprendido lo suficiente como para darse cuenta de lo poco que sabe». ¡Todo es una cuestión de actitud! Moraleja: es verdaderamente sorprendente lo mucho que uno tiene que aprender antes de que llegue a entender lo poco que sabe. Por lo tanto, ¡sigue siendo un aprendiz!

¡BIENAVENTURADO EL HOMBRE QUE HALLA LA SABIDURÍA.. . (Proverbios 3:13)

Una de las paradojas de la vida es que las cosas que inicialmente nos hacen competentes, no son necesariamente las que nos mantienen así. Debes permanecer abierto a otras ideas y estar dispuesto a aprender nuevas habilidades. El Dr. J. Konrad Hole dijo: «Si no estás dispuesto a aprender, tener talento no te va a ayudar. Si no puedes ser flexible, tener una meta no te servirá para nada. Si no puedes ser agradecido, tener abundancia no te llevará muy lejos. Si no te pueden aconsejar, para nada te sirve tener un futuro, y si no eres consistente, tampoco te beneficiará tener un plan».

Confinado en una mazmorra y con la certeza de ser decapitado, Pablo escribió a Timoteo y le pidió que le trajera:

(1) Papel para escribir, porque todavía tenía más temas para compartir.

(2) Libros y pergaminos, porque aún tenía que adquirir más conocimiento (lee 2 Timoteo 4:13).

El aprendizaje debería ser la gran ocupación de tu vida. El erudito romano Cato empezó a estudiar griego a la edad de ochenta años. Cuando le preguntaron por qué abordaba una tarea tan difícil a su edad, él respondió: «Es que, ¡acabo de nacer!». A diferencia de Cato, muchos de nosotros consideramos el aprendizaje como un evento en vez de un proceso. Se estima que sólo un tercio de los adultos lee un libro entero después de graduarse… ¿Por qué será? Porque ven la educación como un periodo de la vida y no como un estilo de vida. El aprendizaje es una actividad que no está limitada por la edad. Cada etapa de la vida proporciona lecciones para ser aprendidas; podemos elegir entre seguir siendo enseñables y continuar aprendiéndolas, o ser estrechos de mente y dejar de crecer… La decisión es nuestra. [Así que, no dejes de estudiar el Libro de Sabiduría que Dios nos ha dado: la Biblia.]

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