El Tiempo A Solas Con Dios

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El Tiempo A Solas Con Dios

“BUSCAD PRIMERO EL REINO DE DIOS…” (Mateo 6:33)

Jesús dijo: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). ¿De qué “cosas” estaba hablando? Cosas como dinero, viviendas, amistades, salud y trabajo. ¿Qué quiso decir con “el reino de Dios”? Vivir bajo el gobierno de Cristo cada momento y someterse a Su voluntad en todas las áreas. Cuando Jesús usó la palabra “buscad”, estaba pidiéndonos tres cosas:

1) Intencionalidad.

Cuando pierdes algo importante, tienes que dejar otras cosas de lado y buscarlo hasta que lo encuentres.

2) Importancia.

La posición, la prosperidad, la popularidad y los logros son buenos si se usan adecuadamente. Pero sin el gobierno de Cristo en tu vida, siempre serás vulnerable al enemigo.

3) Insistencia.

No importa el tiempo que se tarde, lo duro que tengas que trabajar o lo que tengas que cambiar, recupera tu tiempo a solas con Dios y concédele el lugar que se merece.

El salmista escribió: “Mi corazón ha dicho de ti: «Buscad mi rostro». Tu rostro buscaré, Señor” (Salmos 27:8). A este tiempo se le ha llamado de varias maneras a lo largo de la historia de la Iglesia: vigilia de la mañana, devocional diario, cita con Dios, o tiempo devocional personal. No importa lo que le llames mientras lo hagas de forma constante. El tiempo a solas con Dios no es otra cosa que una relación a diario mediante la Palabra y la oración. Es un tiempo que apartas deliberadamente para encontrarte con Él, con el fin de crecer en tu relación personal con el Señor, conocerlo, amarlo, servirlo, y llegar a ser más como Él.

“…POR TU VOLUNTAD… FUERON CREADAS” (Apocalipsis 4:11)

Tienes que saber lo siguiente:

1) Dios te creó para que tuvieras una relación personal con Él.

Te hizo para disfrutar de tu compañía todos los días. Tu actitud respecto al devocional diario se transformará cuando te des cuenta de que Él quiere pasar tiempo contigo, te espera, y te recibe con los brazos abiertos en Su presencia.

2) La Cruz es lo que hace posible esa relación.

Cuando Adán pecó, Dios lo expulsó del Huerto del Edén y colocó ángeles con espadas a la entrada para que los humanos nunca pudieran volver a entrar allí. Pero después hizo algo increíblemente maravilloso: tomó forma humana, vivió entre nosotros, murió en nuestro lugar y fue herido por la espada del juicio divino en la cruz, dándonos con ello un nuevo acceso a Su presencia. ¿No es algo maravilloso?

En el Antiguo Testamento únicamente un hombre, el Sumo Sacerdote, podía acceder al Lugar Santísimo. Y solo lo hacía una vez al año. Un velo muy grueso separaba a Dios de la gente. El pueblo esta estaba afuera, preguntándose cómo sonaría la voz de Dios, como sería sentir Su presencia y ver Su gloria. Pero solo el Sumo Sacerdote tenía esa experiencia. Sin embargo, cuando Jesús clamó en la cruz “¡Consumado es!” (Juan 19:30), la Biblia relata que “…el velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo” (Marcos 15:38). Entonces, como “sacerdotes para Dios” que somos, podemos llegar a Su presencia en cualquier momento y encontrarnos con Él (Apocalipsis 1:6). ¡Qué privilegio tan grande! La gracia lo hace posible. Y tu gratitud debería ser el imán que te atraiga a Dios todos los días.Puede continuar en la pagina 2 abajo.

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