¿Por que Los Hermanos de Jesús No Creían En ÉL?

¿Por que Los Hermanos de Jesús No Creían En ÉL?

¿Y Tu has creído?

A veces se puede leer algo cien veces antes de que el significado real se muestra ante nuestros ojos. Esto es exactamente lo que me pasó cuando volví a leer lo que Juan escribe en su evangelio acerca de Jesús en Juan 7:5:

Porque ni aun sus hermanos creían en él.

He aquí por qué esto es sorprendente.

Los hermanos carnales de Jesús (Santiago, José, Simón y Judas estos son los nombres de los hermanos de Jesús de Nazaret nombrados en Mateo 13:55), habían crecido con el hijo del Dios vivo bajo el mismo techo:

Algunos de ellos tenían la edad suficiente para recordar a su hermano mayor, Jesús, a la edad de 12, cuando iba al templo y enseñaba a los líderes religiosos (Lucas 2:39-52). También fueron probablemente invitados a la misma boda cuando Jesús realizó su primer milagro de convertir el agua en vino (Juan 2: 1-11).

Algunos de ellos probablemente habrían estado presente, o por lo menos habrían estado al tanto de cuando su hermano mayor leyó el rollo de Isaias en el templo, y con este acto la audaz declaración mesiánica que el templo «era la casa de mi padre».
También habrían sabido que Jesús sanó al hijo de un funcionario (Juan 4:46-54), sanó al hombre el día sábado en el estanque de Betesda (Juan 5:1-17), alimentado a 5.000 personas con cinco panes y dos peces (Juan 6: 1-14) y caminó sobre las agua (Juan 6: 16-21).

En el evangelio de Juan, todos estos eventos se llevan a cabo antes de la declaración de Juan que dice: «… ni siquiera sus hermanos creían en él».

¿Por qué Los Hermanos de Jesús No Creían En El?

Es fácil preguntarse cómo los hermanos de Jesús siendo testigos, o al menos habiendo oído hablar de todas estas cosas, no creían que Jesús era el Hijo de Dios. Somos tentados a pensar que seguramente nosotros lo habríamos entendido, y creído en Él. La verdad es que probablemente no habríamos creído tampoco.

Jesús era 100% hombre y 100% Dios. Del mismo modo que no podemos comprender plenamente este misterio, los hermanos de Jesús hijos de María tampoco. Debido a que Jesús caminó entre ellos, habrían tenido problemas para creer quien Jesús era, por lo menos, un hombre muy especial, o un profeta increíble. Pero no llegaron a esta conclusión fundamental que establece a Jesús como Dios, aparte de cualquier otra persona que habría venido antes o vendría después – Jesús era Dios encarnado. Dios estaba verdaderamente caminando entre ellos.

Es posible que nos llamemos a nosotros mismos amigos de Jesús, asistimos a la iglesia, somos testigos incluso de sus milagros, pero aún así no creemos que Jesús es exactamente quien dijo que es. Si este fue el caso para los propios hermanos de Jesús, ¿cuánto más lo podría ser para nosotros?

¿Estás buscando una señal?

En Lucas 11:16, leemos que el pueblo había estado probando a Jesús, por «la búsqueda de una señal del cielo». Jesús responde a su pregunta, pero no de la forma en que habían esperado.

Habla sobre el Antiguo Testamento del profeta Jonás, que pasó tres días en el interior de un GRAN pez. Jesús les dice que la respuesta a su pregunta será similar; una referencia a su propia muerte y resurrección tres días después. Podría ser exactamente por esta razón que Jesús dijo en Lucas 11:29:

Esta generación es una generación malvada. Demanda señal, pero señal no le será dada, sino la señal de Jonás.

¿Cuántas veces nos dedicamos en buscar de señales para confirmar que Jesús es Dios? A veces oramos pidiendo a Dios que se prueba a si mismo a través de un milagro, como si Dios tuviera algo que demostrarnos. Es evidente que Jesús no está diciendo que toda oración por milagros está mal, pero es un error, si nuestra intención es querer que Dios haga «un truco» como si estuviera con una pelota de baloncesto en la mano para hacer algo grandioso.

Tener fe en Jesucristo significa creer que Él es exactamente quien dijo que Él es. Los Milagros, señales y maravillas sin duda pueden ayudar a aumentar nuestra fe, pero no nos llevarán por todo el camino de esta. Como cristianos, no deberíamos decir: «Veo milagros, así que creo que Jesús es el Hijo de Dios». En lugar de ello, nuestra actitud debe ser: «Jesús es el Hijo de Dios, y debido a esta verdad, yo creo que él puede hacer milagros’.

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. (Efesios 2:8-9)

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