¿Cómo Llevar A Otros A Jesús?

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¿Cómo Llevar a Otros a Jesús?
¿Cómo Levar a Otros a Jesús?

¿Cómo Llevar A Otros A Jesús?

“…EL PODER DEL SEÑOR ESTABA CON ÉL PARA SANAR” (Lucas 5:17)

En cierta ocasión cuando Jesús estaba predicando en una casa, cuatro hombres trajeron a un amigo paralítico para que lo sanara. Puesto que no podían pasar a causa de la multitud subieron al tejado, abrieron un boquete y bajaron al hombre al lugar donde Jesús se encontraba. Y Jesús lo sanó. La Biblia nos dice: “…El poder del Señor estaba con Él para sanar” (Lucas 5:17). Los fariseos estaban sentados al lado y el poder de Dios estaba presente ahí para sanarlos a ellos también, sin embargo no lo recibieron. Es increíble pero cierto; puedes estar en la presencia de Jesús y salir sin cambios. ¿Por qué? Porque tu actitud y tu enfoque determinan el resultado. El orgullo y los prejuicios —pensar que sabes todo de Dios— pueden impedirte recibir lo que necesitas.

Pablo escribió: “También a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; a ellos de nada les sirvió haber oído la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron” (Hebreos 4:2). Aquellos dirigentes religiosos no tenían fe. Les interesaba más envolver a Jesús en argumentos teológicos que ver demostrado el poder Dios con la sanidad del paralítico. Puedes tener un cerebro repleto de teología y el corazón lleno de dudas y no recibir nada del Señor. En el capítulo cinco de Lucas leemos: “Al ver Él la fe de ellos, le dijo: … Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. Al instante se levantó … y se fue a su casa glorificando a Dios. Y todos … glorificaban a Dios … decían: —Hoy hemos visto maravillas” (Lucas 5:20-26).

[lightbox full=»https://www.devocionalescristianos.org/wp-content/uploads/2016/04/llevar-a-otros-Jesus-biblia-4.jpg» title=»¿Cómo Llevar A Otros A Jesús?»]¿Cómo Llevar A Otros A Jesús?[/lightbox]¿Cómo Llevar A Otros A Jesús? (Imagen) Compártela en tu red social favorita.

“…VINIERON A ÉL … UNOS TRAYENDO A UN PARALÍTICO … CARGADO POR CUATRO” (Marcos 2:3)

Algunos tienen que ser “llevados” a Jesús porque no pueden ir a Él solos. Como el hombre en la historia bíblica, están paralizados. ¿Paralizados por qué? Paralizados por un comportamiento fuera de control; por un sistema de creencias que te dice que eres demasiado pecador para que Dios te pueda amar y redimir; por el recuerdo de algo que pasó en tu infancia y del que te da miedo hablar; por adicción a sustancias ilegales, a medicamentos, al juego, a la pornografía, al alcohol, al trabajo o al dinero. Sea cual sea tu adicción, una cosa es cierta: te paraliza. Puedes estar paralizado por temor, ansiedad, depresión, el sentir de que no vales nada o una niñez de abuso y descuido que fue como una pesadilla. Por otra parte, también puedes ser alguien que se ha hecho a sí mismo y estás paralizado por el éxito, el materialismo, la avaricia, o un narcisismo que no te deja reconocer la necesidad de Dios en tu vida.

¿Te identificas con algo de lo de anterior? Jesús comenzó su ministerio con estas palabras: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos y a predicar el año agradable del Señor” (Lucas 4:18-19). Otra versión de la Biblia (NTV) parafrasea la última parte del versículo 19 así “…Ha llegado el tiempo del favor del Señor”. Hay buenas noticias: aunque la vida no te haya tratado bien, la gracia, el favor y la sonrisa de Dios pueden cambiar todo eso; desde hoy mismo.

“NO HALLANDO CÓMO HACERLO … SUBIERON ENCIMA DE LA CASA Y POR EL TEJADO…” (Lucas 5:19)

Cuando llevas la carga de otra persona, a veces te resulta muy pesada para ti solo. Consideremos lo siguiente:

1) Se necesitaron cuatro personas para llevar al paralítico a Jesús.

A veces necesitas refuerzos. Cuando has orado por alguien y no parece que pase nada, aquí hay una gran versículo: “…Si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidan, les será hecho por mi Padre que está en los cielos, porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:19-20).

2) Fue a la fe de los amigos, no la del paralítico, a la que respondió Jesús. “Al ver Él la fe de ellos, le dijo: —Hombre, tus pecados te son perdonados” (Lucas 5:20).

El pobre hombre había estado en esa condición durante tanto tiempo que su fe se encontraba probablemente tan muerta como sus piernas. Pero eso no es un problema para Dios; Él responderá a tu fe y tocará a tus seres queridos.

3) No se dieron por vencidos con el enfermo.

Necesitas una fe tenaz que se niega a rendirse. El hecho de que hayas hablado con alguien acerca del Señor antes y no haya respondido no significa que no vaya a responder ahora. A lo mejor en ese momento no estaba listo y ahora sus circunstancias han cambiado. A lo mejor no lo hiciste de la manera apropiada y ahora tu enfoque es mejor. La clave es: tú haces tu parte, Dios hará la Suya. “Así que no nos cansemos de hacer el bien porque, si seguimos haciéndolo, Dios nos premiará a su debido tiempo” (Gálatas 6:9 TLA).

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