¿Cuando Jesús Oraba Según la Biblia?

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¿Cuando Jesús oraba según la Palabra de Dios?

¿Cuando Jesús oraba según la Palabra de Dios?

“PERO ÉL SE APARTABA A LUGARES DESIERTOS PARA ORAR” (Lucas 5:16)

Si quieres saber más de la oración, examina la vida de Jesús:

1) Oraba cuando aumentaban las presiones de la vida.

“…Su fama se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírlo y para que los sanara de sus enfermedades. Pero él se apartaba a lugares desiertos para orar” (Lucas 5:15-16). Cuando piensas que no tienes tiempo para orar es cuando más deberías hacerlo. El secreto de tener el poder de Dios es pasar más tiempo con Él.

2) Oraba cuando tenía que tomar decisiones importantes.

Cuando tuvo que elegir a sus amigos más íntimos, Jesús buscó la guía de Su Padre. “…Él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando llegó el día, llamó a sus discípulos y escogió a doce de ellos … los apóstoles” (Lucas 6:12-13).

Si lo pensamos bien, es una verdad que nos impacta. Podemos pasar un año, y también una fortuna, organizando una boda. Pero curiosamente no buscamos la guía de Dios a la hora de elegir un compañero para pasar con él o ella el resto de nuestra vida.

Dios no es sólo el Creador del universo, es el Director General que lo dirige. ¿Puedes imaginarte lo que sabe respecto a cómo gestionar con éxito un negocio? En su Currículum Vitae leemos:

“…Yo soy el Señor, Dios tuyo, que te enseña para tu provecho, que te encamina por el camino que debes seguir” (Isaías 48:17).

Antes de contratar a alguien, formar una sociedad, formular un plan o invertir en algo, Dios te invita a que lo discutas con Él y que aceptes Sus aportaciones. “Busca Su voluntad en todo lo que hagas, y Él te mostrará cuál camino tomar” (Proverbios 3:6 NTV).

¿Cuando Jesús Oraba? Versículos Bíblicos

“…SE FUE A UN LUGAR SOLITARIO, Y ALLÍ ORABA” (Marcos 1:35 LBLA)

Si no te dispones a orar, te dispones a fracasar. La razón por la que Jesús nunca fracasó es porque siempre oraba. Fijémonos en qué situaciones lo hacía:

Cuando su corazón estaba contristado.

Durante su ministerio en la tierra Su primo Juan el Bautista fue arrestado y decapitado públicamente por confrontar al rey acerca de su pecado. “Al oírlo Jesús, se apartó de allí, Él solo … a un lugar desierto…” (Mateo 14:13). Las decepciones, el abandono, el divorcio y la muerte escribirán algún capítulo en el libro de nuestra vida. Demos gracias a Dios por los psicólogos y los médicos. Pero en última estancia ninguno puede sanar un corazón herido como lo hace Dios. “Él sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas. Él cuenta el número de las estrellas; a todas ellas llama por sus nombres. Grande es el Señor nuestro, y mucho Su poder, y Su entendimiento es infinito” (Salmos 147:3-5).

Ya sea contar estrellas o sanar corazones, ninguna situación es demasiado grande o demasiado pequeña para llamar la atención de nuestro amado Dios.

Para entender la maravilla de la sanidad de Dios considera la vida de Job. Nadie nunca ha perdido tanto como él, sin embargo Dios lo sacó victorioso de este proceso. En el capítulo 11 de Job leemos:

“Olvidarás tu sufrimiento; será como agua que corre. Tu vida será más radiante que el mediodía; y aun la oscuridad brillará como la mañana. Tener esperanza te dará valentía. Estarás protegido y descansarás seguro. Te acostarás sin temor; muchos buscarán tu ayuda” (Job 11:16-19 NTV).

¿Estás triste y abrumado hoy? Haz lo que hizo Jesús: pasa tiempo en oración.

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¿Cuando Jesús oraba según la Palabra de Dios?

¿Cuando Jesús Oraba? Versículos De La Biblia

“…SE FUE AL MONTE A ORAR” (Marcos 6:46)

Consideremos otras circunstancias en las que oraba Jesús:

Cuando las presiones y las expectativas de la gente amenazaban con descarriar el plan de Dios para Su vida.

Leemos en la Biblia: “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba. Lo buscó Simón y los que con Él estaban, y hallándolo, le dijeron: —Todos te buscan. Él les dijo: —Vamos a los lugares vecinos para que predique también allí, porque para esto he venido. Y predicaba en las sinagogas de ellos en toda Galilea…” (Marcos 1:35-39).

La enseñanza aquí es: a menos que entiendas el plan de Dios y te mantengas fiel a él, otros tratarán de planear tu vida.

Con el éxito asombroso que Jesús tuvo en cada ciudad que visitaba, muchos predicadores se hubieran quedado allí, edificado una iglesia y disfrutado de los elogios y recompensas de su ministerio. Pero no Jesús; Él se movía por parámetros distintos. Cuando consideras en retrospectiva algunos de tus errores, te darás cuenta de que tomaste decisiones condicionado por la presión, y no en oración.

Cuando no oras, te vuelves descuidado. Dios tiene un plan para tu vida, y un calendario. Para estar en armonía con ellos debes orar continuamente. Jesús sabía que el tiempo para cumplir la voluntad de Su Padre era limitado y eso le dio la capacidad de saber elegir qué hacer y qué no hacer. Tú has sido llamado a amar a la gente y a agradar a Dios.

La seguridad que te da la oración es saber que estás operando dentro de Su voluntad (ver 1 Juan 3:21-22).

¿Cuando Jesús Oraba? Texto Bíblicos

“… SATANÁS OS HA PEDIDO PARA ZARANDEAROS COMO A TRIGO; PERO YO HE ROGADO POR TI…” (Lucas 22:31-32)

Jesús oró cuando estaba preocupado por aquellos a quienes amaba.

Le dijo a Pedro: “… —Simón … Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos” (Lucas 22:31-32). Y Pedro volvió. El discípulo que negó al Señor en un momento de debilidad se puso de pie enfrente de una multitud de miles y les predicó el Evangelio; y tres mil personas se convirtieron a Cristo.

Jesús no solamente enseñó a sus discípulos, también les advirtió del peligro. Pero por encima de todo sabía que lo que mejor podía hacer por ellos era orar. Por desgracia, es una verdad que a veces tardamos mucho en aprender. Prometemos, rescatamos, amenazamos, y solo cuando nuestros esfuerzos no dan resultado, oramos.

La oración no debería ser tu último recurso sino tu primera reacción. La oración toma la situación de nuestras manos y la pone en las de Dios.

¿Te acuerdas de los cuatro hombres que llevaron a su amigo enfermo y lo colocaron a los pies de Jesús? (Ver Marcos 2:3-5). Eso es lo que haces cuando oras por alguien. No es fácil tomar la carga de alguien y llevarla a Dios todos los días en oración. Pero es lo más efectivo que puedas hacer por la persona. Según un antiguo dicho:

“La oración mueve la mano que mueve el mundo”. Y es verdad. Cuando un ser querido te decepciona o te hiere, en lugar de descargar contra él levántalo en oración. Preséntale la situación a Dios, luego retírate y deja que Él intervenga.

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