¿Cómo Debes Seguir Tu Visión Según La Biblia?

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ESCRIBE LA VISIÓN QUE PUEDA LEERSE DE CORRIDO (Habacuc 2:2)

ESCRIBE LA VISIÓN QUE PUEDA LEERSE DE CORRIDO (Habacuc 2:2)

Pablo era un hombre con una misión. Viajaba ligero, se ejercitaba en la disciplina personal, evitaba las distracciones y mantenía su mirada en la meta:

Una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta (Filipenses 3:13-14).

Toda empresa exitosa se rige por un lema y una declaración de principios que cada empleado debe acatar y tener siempre en cuenta. Dios dijo a Habacuc: «Escribe la visión» para que corra el que leyere en ella (Habacuc 2:2 RV 1960).

Tienes que escribir tu visión, leerla regularmente, recordarla siempre y correr con ella. Tu mayor enemigo no es la oposición, sino las distracciones.

¿Has oído hablar del elefante blanco?

Se cuenta que cuando el rey de Siam quería destruir a un enemigo, le regalaba un elefante blanco. En aquellos días los elefantes blancos eran considerados sagrados, y nadie osaba rechazar un regalo del rey. El problema era que los elefantes blancos no podían trabajar, pero tenían que ser alimentados y mucho. Por consiguiente, el «regalo» del rey acababa arruinando a su enemigo. ¿Te suena?

Guárdate de esos elefantes blancos que agotan tu tiempo, tu energía y tus recursos. Para proteger tu visión, vive según las siguientes palabras:

Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a Aquel para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar (Hebreos 12:1-3)

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ESCRIBE LA VISIÓN QUE PUEDA LEERSE DE CORRIDO (Habacuc 2:2)

¿Cómo Debes Seguir Tu Visión Según La Palabra de Dios?

ESCRIBE LA VISIÓN QUE PUEDA LEERSE DE CORRIDO (Habacuc 2:2)

En el capítulo 39 de Génesis se repite cinco veces: «Pero el Señor estaba con José».

Anímate: Dios está en medio de lo que estás pasando ahora. ¿De dónde sacó José la visión para dirigir a una nación?

De enfrentar sus propios problemas familiares, de tratar con los sirvientes de la casa de Potifar y de dirigir el sistema carcelario.

Como los peldaños de una escalera, cada una de esas cosas le acercó más a la cima. Notemos el proceso: sus hermanos lo vendieron como esclavo a unos ismaelitas; éstos le vendieron a Potifar, quien le mandó a la cárcel, donde conoció al mayordomo que le presentó al Faraón, quien le nombró Primer Ministro de Egipto, cumpliéndose así su sueño.

¿Fue fácil el proceso? Por supuesto que no. Hasta la hora en que se cumplió su palabra, el dicho del Señor lo probó (Salmo 105:19). Tu visión será «probada» en situaciones que, o bien te harán más fuerte o bien te hundirán.

Bill Gothard describe este proceso como el nacimiento, la muerte y la resurrección de la visión.

Cuando no tienes fondos, ni amigos, ni te quedan más fuerzas para luchar (la etapa de la muerte), recuerda las palabras de Jesús:

Si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo, pero si muere, lleva mucho fruto (Juan 12:24), Cuando muere tu visión y Dios la resucita, comienzas a hablar y a actuar de manera diferente.

Cuando disminuye tu ego y aumenta la gracia de Dios, dices como el salmista: «Hubiera yo desmayado, si no creyera que he de ver la bondad del Señor en la tierra de los vivientes» (Salmo 27:13). En esos momentos Dios sonríe y dice: «Por fin lo has entendido».

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