¿Qué Dice La Biblia Sobre El Papel del Esposo Y La Esposa?

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Y DIO TAMBIÉN A SU MARIDO, EL CUAL COMIÓ AL IGUAL QUE ELLA (Génesis 3:6)

¿Cuál es el papel del esposo y la esposa Según La Biblia?

“Y DIO TAMBIÉN A SU MARIDO, EL CUAL COMIÓ AL IGUAL QUE ELLA” (Génesis 3:6)

En Génesis, antes de que Dios creara a Eva, le advirtió a Adán de que no comiera del fruto prohibido. Era su responsabilidad comunicarle eso a su esposa, pero es evidente que no lo hizo muy bien. Y por consiguiente perdieron su trabajo y también su hogar.

Fíjate bien en que el diablo primero se acercó a Eva para inculcarle la idea de desobedecer a Dios. “Al ver la mujer que el árbol era bueno para comer … dio también a su marido, el cual comió al igual que ella” (Génesis 3:6). ¿Dónde estaba Adán cuando Eva fue engañada? Con ella. De aquí sacamos una enseñanza importante:

Cuando un hombre no escucha a Dios y no Lo obedece no puede ser el líder que su esposa y su familia necesitan. Con su actitud abre, literalmente, la puerta a satanás y permite que entre en el hogar y cause estragos. Cuando el diablo estaba embaucando a Eva ofreciéndole una fantasía Adán se quedó callado en lugar de levantarse y decir “Eso no está bien, si no seguimos el camino que Dios nos ha marcado lo perderemos todo”

La cuestión en el matrimonio no es quién es el jefe; es honrar la estructura que Dios creó para que toda la familia pueda caminar bajo Su bendición.

La Biblia dice que satanás viene para “robar matar y destruir” (Juan 10:10). Pero cuando un esposo está sometido de verdad a Cristo puede proteger a su familia. Si eres marido, tienes que ponerte a la altura de las circunstancias. Y si eres esposa anima a tu cónyuge a caminar con Dios, dile  que es un honor y seguirlo.

¿Cómo deben ser el marido y la mujer en el matrimonio cristiano?

“…CRISTO ES LA CABEZA DE TODO VARÓN, Y EL VARÓN ES LA CABEZA DE LA MUJER…” (1 Corintios 11:3)

Escribe el apóstol Pablo: “Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios es la cabeza de Cristo” (1 Corintios 11:3).

Dios opera siguiendo un orden. Así como Cristo se sometió a Dios Padre, los maridos deben someterse a Cristo y las esposas deberían someterse a los esposos piadosos. Notemos las palabras “el varón es la cabeza de la [su] mujer”, no de todas las mujeres. Esta norma no se aplica en el lugar de trabajo ni en cualquier otra relación.

Cuando no honramos la estructura de Dios, satanás puede entrar en nuestros hogares como lo hizo en el primer hogar del Edén. La palabra “sumisión” no es muy popular en nuestros días. Pero cuando la entendemos desde una perspectiva bíblica vemos que es una fuerza positiva para lograr buenas cosas, no una fuerza negativa para relegar a las mujeres a un estatus inferior.

La palabra griega para sumisión, hypotasso, significa colocarse voluntariamente bajo la autoridad de alguien. No conlleva coerción, sino la disponibilidad de aceptar la persona que eres y su función y de someterte a la autoridad de alguien. En el caso del marido, sumisión a Dios, en el caso de la mujer, a Dios y a su esposo.

Pablo: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella” (Efesios 5:25). Cuando el marido ama así a su esposa y se entrega a ella, a ella no le costará someterse a su liderazgo en el hogar. De hecho, es el amor y la protección de su esposo lo que le permitirá desarrollar todo el potencial que Dios le ha dado.

¿Qué Dice La Biblia Sobre Los Maridos Cristianos Y Sus Mujeres?

“TRES VECES EN EL AÑO SE PRESENTARÁ TODO HOMBRE … DELANTE DEL SEÑOR, DIOS DE ISRAEL” (Éxodo 34:23)

Dios dijo: “Tres veces en el año se presentará todo hombre … delante del Señor, Dios de Israel. Yo arrojaré de tu presencia a las naciones y ensancharé tu territorio. Nadie codiciará tu tierra” (Éxodo 34:23-24).

Tres veces al año los varones de Israel tenían que ir a una especie de retiro espiritual para buscar la guía de Dios. Y Dios les prometió proteger a sus familias y posesiones mientras estaban fuera, e incluso “ensanchar sus territorios”. Entonces, si eres un esposo que quiere que Dios proteja a su familia y bendiga sus empeños, debes sacar tiempo para someter tus pensamientos, acciones y decisiones a Su liderazgo. No te irá muy bien como jefe de familia hasta que no estés sometido al señorío de Cristo.

Lo mejor que puedes hacer para dirigir tu hogar y levantar un matrimonio excelente es preguntarte ¿Cuál es la mente de Cristo en este asunto? (ver 1 Corintios 2:16); y luego seguirla. Una vez que lo hayas hecho tendrás toda la atención y cooperación de tu esposa. ¿Por qué? Porque ella ya no estará contendiendo contigo y tus opiniones; ahora tus argumentos están basados en Cristo y Su Palabra. Quizás pase algún tiempo hasta que tu mujer confíe en tu liderazgo y respete tu forma de pensar, pero conforme vea que caminas con Dios y pones en práctica Sus principios confiará más en ti y se sentirá más segura.

Cuando una esposa dice al esposo “Necesito que me abraces” no está hablando necesariamente de intimidad física, sino de esa necesidad (dada por Dios) de seguridad. Ella quiere un esposo al que amar y en quien confiar. Dios puede hacer de ti ese hombre.

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Y DIO TAMBIÉN A SU MARIDO, EL CUAL COMIÓ AL IGUAL QUE ELLA (Génesis 3:6)

La Igualdad Entre El Esposo y La Esposa segun la biblia

“…EN ADÁN TODOS MUEREN…” (1Corintios 15:22)

La Biblia dice: “…En Adán todos mueren…” (1Corintios 15:22). ¿Por qué Adán? Porque fue llamado a ser cabeza de la primera familia, y por lo tanto era responsable de lo que pasaba en aquel hogar.

Como seres humanos, tanto el marido como la mujer son iguales delante de Dios. Pero en el matrimonio cada uno tiene distinta función. Lo que ocurrió en el primer hogar fue la consecuencia de dos personas que querían vivir independientes de Dios. Y así es como funcionan la mayoría de las relaciones hoy en día. Uno de los dos, o ambos, eligen vivir vidas alejadas de las normas y la autoridad de Dios. Y eso se traduce en la tasa de divorcio del 50%. Esa tasa no incluye aquellos que siguen casados pero que no están felices y no se volverían a casar con la misma persona. Los conflictos surgen porque tú y tu cónyuge tienen distintas experiencias, estilos de aprendizaje, personalidades y trasfondo.

Él puede decir “Así me crió mi padre”; ella alega “Mi madre siempre lo hizo así”. Todos tenemos una idea de lo que es “el conocimiento del bien y del mal”lo que está bien y lo que está mal en el matrimonio—. Todo el mundo tiene una opinión. El problema es que puedes pasarte la vida debatiendo opiniones y no llegar a ninguna parte.

Como seguidores de Cristo, hemos sido llamados a vivir nuestra vida y edificar nuestros matrimonios en la revelación bíblica. No en la intuición personal. La función de Adán era conocer el parecer de Dios en asuntos que tenían que ver con la vida y el hogar, y luego compartirlo con los otros miembros de la familia. ¿Cómo? Siendo un esposo amoroso y un ejemplo de liderazgo sometido a Dios. Cuando un hogar opera de ese modo, allí estará presente la bendición de Dios.

“…LOS ESPOSOS DEBEN SABER VIVIR CON SU ESPOSA Y RESPETARLA COMO ES DEBIDO…” (1 Pedro 3:7 PDT)

Debes conocer a tu esposa y respetar sus necesidades. Cuando Dios hizo a la mujer, la hizo para que fuera “receptora” y también “dadora”. La hizo un poco más suave, un poco más cálida, un poco más sensible, para que responda a su marido. La mujer se relaciona con él de tal modo que aquello que él desea se lo concede cuando él también da, en lugar de demandar.

Si tu esposa se siente amada y confiada no tendrás que preocuparte de si va a cumplir con sus responsabilidades en el hogar. No tendrás que preguntarte de si vas a tener una relación íntima emocionante, porque ella va a responder a tus necesidades. Para lograrlo debes poner a tu esposa y a tu familia en primer lugar. Y a veces eso implica decir a tus amigos “Lo siento, no puedo salir con ustedes esta noche porque tengo una cita con mi esposa”.

Si eres un marido así obtendrás lo que deseas sin tener que demandarlo. Pero atención; puede haber asuntos pendientes que hay que tratar antes de que puedas avanzar como pareja. Si ese fuera el caso, sé lo bastante humilde para reconocerlo y decir “Lo siento, he fallado. No te he amado como debería y sé que eso ha afectado nuestra relación. No te he dado el tiempo y la atención que necesitas. Pero desde hoy voy a cambiar. Con la ayuda de Dios, voy a tratar de amarte como mereces”. Es posible, caballero, que tu esposa casi se desmaye al oír eso, pero si cumples lo prometido, podrás llegar a tener el matrimonio con el que siempre soñaste.

Los Maridos y Las Mujeres En La Biblia

“EN EL SENO DE TU HOGAR, TU ESPOSA SERÁ COMO VID LLENA DE UVAS” (Salmos 128:3 NVI)

Escribe el salmista: “Dichosos todos los que temen [respetan, honran y obedecen] al Señor, los que van por sus caminos. Lo que ganes con tus manos, eso comerás; gozarás de dicha y prosperidad. En el seno de tu hogar, tu esposa será como vid llena de uvas alrededor de tu mesa, tus hijos serán como vástagos de olivo. Tales son las bendiciones de los que temen al Señor” (Salmos 128:1-4 NVI).

En los climas favorables las viñas no se esfuerzan por crecer. Producen uvas en abundancia, de las cuales se saca el vino; y el vino en la Biblia habla de alegría y celebración. Así es en tu hogar. Como esposo, Dios te hace responsable de crear un ambiente en el que tu esposa y tu familia disfruten de las bendiciones y la prosperidad.

Pero tienes que pasar suficiente tiempo en casa para crear y mantener el ambiente idóneo. Si apenas estás presente no lo puedes hacer, porque tu ausencia frustra a tu mujer y merma su autoestima y valía. Si ella tiene que contentarse con el segundo lugar, después de tu carrera, actividades deportivas y amigos (sin mencionar el tiempo que pasas viendo la televisión) nunca desarrollarás una gran relación de pareja. Para saber cuáles son las necesidades de tu esposa debes pasar tiempo de calidad con ella. Si quieres descubrir su verdadero potencial y saber la persona tan maravillosa que es, crea el ambiente propicio en tu hogar. Una mujer bromeaba “No supe lo que era la verdadera felicidad hasta que me casé con mi marido —¡y ahora es demasiado tarde!”—. Esa no tiene por qué ser tu historia. Puedes fomentar un ambiente en el que los dos prosperéis y disfrutéis de la vida.

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