01- YO DIGO REVOLUCION

Alguien escribió que:
«La clase de cristianismo actualmente de moda parece tener una noción solamente teórica de la presencia de Dios. Los que lo enseñan no parecen entender el privilegio que tiene el cristiano de saber que cuenta con la presencia de Dios. Se dice que estamos en la divina presencia posicionalmente, pero nada se menciona de la necesidad de estar en esa presencia experimentalmente. El fervor ardiente que inflamó a tantos hombres de Dios en el pasado parece haber desaparecido completamente. La actual generación de cristianos se mide a sí misma por esta medida imperfecta. Un contentamiento innoble ha reemplazado al celo ardiente. Nos declaramos satisfechos con nuestras posiciones legales y poco nos importa la presencia o no presencia de Dios en nuestra vida.

La generación de cristianos que ha crecido entre botones eléctricos y computadoras se impacienta cuando se le pide que emplee métodos más lentos. La verdad es que hemos estado tratando de emplear métodos mecánicos en nuestras relaciones con Dios. Leemos apresuradamente la porción bíblica marcada en el cuaderno, y luego salimos corriendo a la reunión evangélica para escuchar a un aventurero religioso venido de lejanas tierras, pensando que eso aliviará nuestros problemas espirituales.

Los resultados trágicos de estas cosas los vemos en todas partes: en la vida superficial que viven muchas personas tituladas cristianas, en la filosofía hueca que sostienen y el elemento frívolo y burlesco que predomina en las reuniones evangélicas, en la exaltación del hombre y en la fe que se pone en los actos puramente externos; en los «compañerismos» religiosos y parecería
con enemigos del evangelio, y en los medios comerciales que se emplean para hacer la obra de Dios. Todos estos son síntomas de una grave enfermedad, una enfermedad que afecta la misma alma del cristiano.

Ninguna persona es responsable directa de esta enfermedad. Mas bien, todos somos un poco culpables de ella. Todos hemos contribuido, directa o indirectamente, a este estado de cosas. Hemos sido demasiado ciegos para ver, o demasiado tímidos para hablar, o demasiado egoístas para no desear otra cosa que esa pobre dieta con la cual otros parecen quedar
satisfechos. Para decirlo de otro modo, aceptamos las ideas de unos y otros, imitamos las vidas de otros, y aceptamos lo que ocurre a otros como el modelo para nosotros. Por toda una generación hemos estado descendiendo. Nos encontramos ahora en un sitio bajo y arenoso, donde solo crece un pasto pobre, y hemos hecho que la Palabra de Dios se ajuste a nuestra condición, y todavía decimos que este es el mejor alimento de los bienaventurados.«

Parecería como si eso se escribió AHORA, pero fue escrito ¡hace más de 60 años! por A.W. Tozer. Cuando leí esto dije ¡MIERDA! de verdad, eso fue lo que dije. Me dije a mi mismo: «Mi mismo: Hemos estado descendiendo espiritualmente por más de 100 años y tratamos la condición como si fuese nueva, y no le hacemos caso mientras seguimos… en decadencia.» ¿Qué vamos a hacer? ¿Vamos a seguir hablando, escribiendo blogs y libros sobre lo que debemos hacer? ¿O vamos a reconocer que es tiempo de hacer lo que hay que hacer?

YO DIGO REVOLUCION.


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.