60- ¿Cómo Voy a Vivir Aquí? 03

¿Cómo puede la iglesia desintoxicarse para comprometerse a responder esta pregunta?
Hace tiempo que me doy cuenta que se está predicando un evangelio de “mantenimiento”, en el que se mantiene “a salvo” a un grupo de creyentes mientras “Cristo llega”. Todos ellos preocupados solamente por su salvación, sin ningún tipo de interés por las cosas de arriba más que por una descripción del cielo (basada en dos o tres versos del Apocalipsis más los testimonios de unos cuantos hermanitos y hermanitas a los que se les “ha dado la bendición” de “visitarlo”), y con el único interés de mantener al mínimo su fe: la suficiente para poder ser salvos, que después de todo (aparte de que Dios resuelva unos cuantos asuntos que necesito poner en orden aquí en la tierra, algunos importantes porque tienen que ver con mi salud) es lo único que me interesa. Esa es una de las razones por las que la gran división teológica es meramente sobre «cómo nos salvamos» en vez de «cómo vivimos esta salvación» (cariñosamente Arminianismo y Calvinismo).

Es ese tipo de actitud y esa forma de predicar que da paso a una «doble vida».  Hacemos a la iglesia (institución) responsable de decirnos cómo puedo mantenerme «salvo» mientras al mismo tiempo me da consejos sobre como ser un ciudadano del MalditoMundo. Es así como gente que se supone es discípulo de Cristo, tiene las mismas metas, los mismos deseos y vive la misma vida sin que les parezca que haya ninguna diferencia, pues se le ha aconsejado que pueden ser así mientras se «mantienen salvo» (que es lo más importante ¡claro!).

¿Qué propongo?
Propongo que la iglesia vuelva al mensaje del evangelio:
– ¡Metanoia! ¡Giro de 180 grados! ¡El Reino de los Cielos se ha acercado!
– ¿Dónde está? ¡Ah! Cristo camino entre los hombres, siendo Dios se hizo uno de nosotros y de los más ordinarios, para mostrarnos cómo vivir. Murió por nuestros pecados en la cruz y resucitó para ser el primer ejemplo de vida, la vida verdadera, la vida que perdura.
– Pero si ese Reino se acercó, ¿dónde está ese Reino? Esa es la pregunta que la iglesia responde con sus acciones, estamos llamados a emular ese Reino, a hacerlo visible a través de la vida que vivimos como creyentes, aquí y ahora, y la vida que vivimos en comunidad con otros que creen este mensaje mientras celebramos lo que Dios está haciendo en nosotros.
– Para abrazarlo la iglesia debe soltar los mensajes que nos instan a vivir estupidamente, como el llamado «evangelio de la prosperidad» y cualquier cosa que aliente a las personas a ser egoístas, a auto-exaltarse, en vez de servir y «levantar» a otros.

Es imposible que prediquemos un estilo de vida diferente a este al menos que creamos en la resurrección. Supuestamente la creemos pero, ¿es así?


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