Balbuceos 02

Todo el conocimiento que tenemos de Dios, la forma en que pensamos de El y como lo imaginamos, es tan limitado que si comparamos nuestra existencia con la eternidad que viviremos estamos en etapa «bebé». Estos 15 o 20 años que vivimos, esos 30 o esos 75 años que hemos pasado hasta ahora en la tierra, son un pequeño punto en relación a la vida eterna en la que nos ha incluido Dios. Ni siquiera «meses», quizás semanas, ¿o días?

He pensado en el tiempo que tengo como cristiano (unos 20 años casi), aún así: ahora es que estoy entendiendo, comprendiendo, dando pasos, que quizás nunca había dado. En relación a la eternidad: apenas «hablo»: ¡balbuceo! Excúsenme los «perfectos», estoy muy contento de que todo esto esté pasando ahora.

¿Te imaginas cuando de verdad podamos «hablar» de Dios? Creo que cuando estemos delante de El por primera vez estaremos callados y con la boca abierta (en «awe» como dicen los gringos) por unos cuantos meses de la eternidad (que serían algo así como 15 o 20 años que vivimos, comos esos 30 o esos 75 años que hemos pasado hasta ahora en la tierra), entonces nuestro balbuceo empezará a tener «el sentido». No que nunca hayamos tenido sentido, tiene tanto sentido balbucear como hablar, el balbuceo ejercita tus labios, tu lengua y tus cuerdas bucales para lo que viene después: hablar. Así que, todo este balbuceo, todas nuestras discusiones, toda nuestra reflexión, tiene demasiado sentido, pero comparado a estar de frente a lo real no se compara con hablar.

Espero que disfrutemos nuestro balbuceo, que nos ejercitemos en los «brrr» y «bla» y «mmmmm mo», y que nuestras bocas estén listas para lo que será hablar.


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