Conductas y actitudes dañadas, en una mujer que lucha contra el pecado sexual

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Quiero seguir compartiendo mis notas con ustedes, acerca de una enseñanza que compartí acerca de la adicción sexual en las mujeres (puedes leer la primera parte, aquí). A continuación describo algunos factores muy específicos de nuestra naturaleza, y al entenderlos, estamos mejor preparadas para combatirlos.

Colgando entre dos extremos

La conducta adictiva sexual de una mujer se relaciona y se compara con los desórdenes alimenticios.  Los seres humanos tendemos a oscilar, a movernos entre dos extremos de una misma conducta. Con respecto a los desórdenes alimenticios, tendemos a prohibirnos todo tipo de alimento en una forma de anorexia, o de atiborrarnos con comida hasta vomitar, como en la bulimia.

De la misma manera, como mujeres y como seres humanos tendemos a hipersuexualizar nuestra conducta, nuestra ropa y nuestras relaciones, convirtiéndonos en depredadoras sexuales, o mujeres promiscuas, increíblemente seductoras, o irnos al otro extremo, hacia lo que se puede llegar a ser anorexia sexual, el deseo totalmente ausente por una relación sentimental, o ausencia de deseo sexual, inhibición absoluta, y cero interés en los hombres, o siquiera en amistades.

El componente del poder

Las mujeres adictas a las relaciones, al romance y a las fantasías sienten el deseo de tener un poder que las impulsa a obtener lo que quieren a través del sexo y las relaciones. Fijan la mirada en un hombre y al instante están en la cama; con sus atributos físicos, con su forma de vestir, y con sus actitudes seductoras o de víctimas (la chica siempre “necesitada” de un abrazo), manipulan y logran metas. Algunas se involucran sentimental o sexualmente con personas poderosas para “incrementar” su poder.

Incidencia de adicción en las mujeres

Se presume que 6 de cada 10 mujeres cristianas esta involucrada en alguna adicción sexual, ya sea a la masturbación y a la pornografía, o a las relaciones sentimentales.

Similitudes en las diferentes adicciones

Aunque cada adicción es diferente, su origen y la dinámica de cada adicción es similar. Las mujeres en una adicción comparten dos características:

1. Impotencia para controlar su carácter. La naturaleza de una mujer está configurada para que todas las áreas de su vida estén influidas por sus emociones y conectadas con ellas (por otra parte, los hombres si tienden a compartimentar, o a poner en distintas carpetas o apartados de su vida el sexo y las emociones). Cuando el área sexual está sufriendo, se traslada y se nota pronto en la personalidad de una mujer, en la forma en la que se trastorna la feminidad que Dios le ha provisto.

2. Soledad. La mujer fue creada para vivir, provocar y crear intimidad (en las relaciones, en las conversaciones, en su entorno, etc.). Una mujer sexualmente adicta tiene un desorden de intimidad; su sensación de conexión con otra persona esta basada en falsedades, provocando la búsqueda desesperada de amor, toque físico, afirmación y aceptación. Dios nos ha creado a nosotras para la intimidad con El, con nosotras mismas y con los demás -y el pecado sexual rompe con cada una de estas conexiones. De igual forma, la mujer maneja un nivel de vergüenza que le impide acercarse emocionalmente a otras personas (y su soledad es el precio que tiene que pagar por mantener un secreto y continuar en pecado).

Al leer la descripción anterior, tu puedes pensar en como estás llamada a vivir todo lo opuesto, una personalidad sana como mujer. En lugar de vivir moviéndote entre dos extremos dañinos en tus conductas, estás llamada a vivir en balance. En lugar de buscar poder y afirmación en el sexo, estás llamada a vivir bajo la autoridad de Cristo y en un pacto con Él.

Estás llamada a ser una de las mujeres que no pertenecen a las estadísticas de las adictas, y estás llamada a disfrutar tu naturaleza relacional, estableciendo conexiones sanas contigo misma, con otros y con Dios. Si hoy estás enfrentando el dolor del pecado sexual constante, te invitamos a que te inscribas en este enlace (es totalmente confidencial) donde una de nuestras mentoras te atenderá personalmente.


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