Dejando el campo de batalla

David dejó el campo de batalla. Le sobraba el tiempo y se dedicó a dar tumbos sin ningún tipo de rumbo ni saber donde ir. Aquel descuido le llevó al ocio, al aburrimiento y … al pecado. Al mirar algo que no debió haber mirado, y condiar algo que no debió codiciar. El adulterio le llevó al asesinato. Y aquello trajo más desgracias a su vida.

Como hijos de Dios tenemos una misión que hacer y una guerra que librar. Abandonar nuestra misión nos acerca a los verdaderos peligros. Es esta ociosidad que nos mata, la que destruyó a Gomorra:

Ez 16.49 «He aquí, esta fue la iniquidad de tu hermana Sodoma: arrogancia, abundancia de pan y completa ociosidad tuvieron ella y sus hijas; pero no ayudaron al pobre ni al necesitado«


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