El rabino tomó la mano, lo acercó a la ventana y le dijo -«Mira»-.
El rico miró por la ventana a la calle.
El rabino le preguntó: -«¿Qué ves?»-.
El hombre le respondió: -«Veo gente»-.
El rabino volvió a tomarlo de la mano y lo llevó ante un espejo y le dijo:
-«¿Qué ves ahora?»-.
El rico le respondió: -«Ahora me veo yo».
-«¿Entiendes? En la ventana hay vidrio y en el espejo hay vidrio.
Pero el vidrio del espejo tiene un poco de plata.
Y cuando hay un poco de plata uno deja de ver gente y comienza a verse solo a sí mismo».-
“Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.” Mateo 6:21
“Los que quieren enriquecerse caen en la tentación y se vuelven esclavos
de sus muchos deseos. Estos afanes insensatos y dañinos hunden a la gente en la
ruina y en la destrucción. Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de
males. Por codiciarlo, algunos se han desviado de la fe y se han causado
muchísimos sinsabores.” 1ra. Tim. 6 :9 y 10
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