El Poder De Las Palabras – Poniendo Una Sirena En Nuestras Conciencias.

Poniendo Una Sirena En Nuestras Conciencias.

 

Introducción

La semana pasada comenzamos la serie “el poder de nuestras palabras” con una ilustración del poder destructor de un tornado. Compartí que cuando era niño, en la región donde crecí, siempre había amenazas de tornado. Para protegernos, teníamos simulacros de tornado, donde los profesores nos decían qué teníamos que hacer, en caso de que hubiera un tornado. Dependiendo del lugar en el que nos encontráramos dentro del colegio, nos llevaban a diferentes áreas de refugio, pero siempre era anunciado con una sirena. Cuando escuchábamos esa alarma, sabíamos que era tiempo de protegernos, porque había una amenaza de tornado.

En esta lección veremos el primer elemento que necesitaremos recoger, en este viaje de 6 semanas, el cual es: “poniendo una sirena en nuestras conciencias”.

TODOS FRACASAN DE VEZ EN CUANDO, EN EL AREA DE CONTROLAR LA LENGUA

El libro de Santiago nos muestra una interesante verdad, acerca de nuestras palabras.

Santiago 3:2Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.

Este pasaje nos muestra que todos fracasamos en controlar nuestra lengua, en otras palabras, todos tenemos una batalla constante, controlando nuestras lenguas.

Si se trata de hablar palabras profanas, vanas o simples palabras que nieguen la promesa de Dios, todos tenemos una lucha con ellas. Las escrituras también nos dan la esperanza, de que con la ayuda del Espíritu Santo de Dios, sí es posible controlar nuestras palabras. Una vez que seamos capaces de hacer eso, podremos controlar todo nuestro cuerpo.

Santiago 3:1-12

1 Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación.2 Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.3 He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo.4 Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. 5 Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí! cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! 6 Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. 7 Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; 8 pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. 9 Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios.(A)10 De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. 11 ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? 12 Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.

Si la Biblia pone tanto énfasis en controlar nuestras lenguas y revela que podemos cambiar la dirección y el curso entero de nuestras vidas, entonces nosotros como creyentes debemos hacerlo. Debemos enfocarnos en controlar nuestras palabras y construir un futuro esperanzador, en lugar de destruirlo.

EL PROBLEMA NUMERO UNO QUE TIENEN LOS CRISTIANOS, CUANDO SE TRATA DE CONTROLAR SUS LENGUAS ES: “RECONOCER CUANDO ESTAN USANDO PALABRAS DESTRUCTIVAS”.

De mi experiencia trabajando a través de los años, con cristianos que tienen buenas intenciones, he visto que el primer problema es que no reconocen cuando están usando palabras destructivas y por no poder reconocer, continúan con este hábito destructivo. El mundo a nuestro alrededor está diseñado de manera tal, que las cosas negativas resaltan. Debido a que estamos tanto tiempo rodeados por lo negativo, muchas veces no reconocemos, cuando estamos siendo influenciados por ello. Cuando eso sucede, se establece un círculo negativo y como resultado usamos nuestras lenguas, para la muerte y no para la vida.

El proceso natural de la insensibilidad

El proceso natural es:

1.     Nuestros oídos se llenan de lo negativo.
2.    Nos volvemos tan insensibles a lo negativo, que creemos que es aceptable.
3.    Adoptamos lo negativo como una forma socialmente aceptable, de hacerle frente a la vida.
4.    Comenzamos a expresar esa negatividad, como una forma aceptable de hablar y pronunciamos maldiciones, sobre nuestra propia vida sin saberlo.

“Una de las razones del por qué nosotros como cristianos, debemos resistir lo negativo agresivamente, es que de lo contrario, corremos el riesgo de adoptar esta negatividad, a causa de un estado insensibilizado. La Palabra de Dios nos enseña a reconocer y resistir estas tendencias.”

La rana en la olla

Recuerdo que escuché una historia, acerca de cómo se debe hervir una rana viva. No puedes poner a la rana viva en la olla, porque saltará al sentir el agua caliente; pero si pones a la rana en la olla y aumentas la temperatura gradualmente, la rana no notará la diferencia y al final morirá por el calor.

Esta es una ilustración exacta, de lo que el sistema del mundo, hace con nosotros. Las Escrituras nos animan a resistir este proceso.

Romanos 12:2“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”

Poniendo una sirena en la conciencia del creyente

El primer paso para controlar nuestras palabras, es identificar las palabras que son contrarias a la promesa de Dios. Me gusta llamar a este proceso “poniendo una sirena en nuestras conciencias”. En otras palabras a través de un proceso de sensibilización, nos entrenamos para reconocer la diferencia entre el buen y el mal lenguaje.

Romanos 12:2 RV 19602 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”

Romanos 12:2 DIOS HABLA HOY2 No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto.”

Romanos 12:2 Nueva Traducción Viviente2 No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.”

Dos áreas de enfoque

Para comenzar el proceso de cambiar la manera en que hablamos, debemos poner una alarma en nuestras conciencias. Debemos identificar las palabras que no están de acuerdo, a la manera en que deberíamos hablar. Para ayudarte en esto, te ofrezco dos áreas de enfoque:

1.     Identifica las palabras equivocadas que escuchas regularmente. La Biblia dice en Romanos 10:17 que la fe viene por escuchar continuamente la Palabra de Dios. Este es un principio bíblico que actúa en cada área de nuestras vidas. La mejor manera para traducir este pasaje es: “tendremos fe en las cosas que estamos escuchando continuamente”. Como puedes ver, este principio no solo trabaja para lo positivo, sino también para lo negativo. Si continuamente escuchamos cosas que traen muerte a nuestras vidas (cosas que destruyen “la vida plena”), creeremos en esas cosas. Cada día estamos rodeados de información, que nos motiva a creer en lo negativo. No podremos evadir todas estas situaciones y no creo que Dios desee que lo hagamos; lo que sí creo es que Él nos ha dado los recursos, para resistir estas influencias. La resistencia comienza con el reconocimiento.
2.    Identifica qué palabras equivocadas dices regularmente. El siguiente paso para poner una alama en nuestras conciencias, es identificar qué palabras decimos regularmente, que producen muerte en nuestras vidas. Podemos dividir esta categoría en “palabras vanas” y “palabras profanas”. Las palabras vanas, son palabras descuidadas, que cuando las hablamos, nos producen muerte. Son palabras simples que hablamos sin saber, que traen consecuencias negativas a nuestras vidas. Las palabras profanas, son palabras que no deberían salir de la boca de un hijo de Dios. La mejor manera de decidir si lo que estás hablando es aceptable, es haciendo esta pregunta: “¿Si estuviera diciendo estas palabras a Jesús, estaría Él satisfecho con mi charla? ¿Podría imaginarme a Jesús diciendo estas palabras?”. Si la respuesta es no, entonces necesitarás poner algo de energía, para cambiar esta forma de hablar.

Algunas cosas prácticas que te ayudarán con este principio

Como lo hablamos en el principio de la lección, nuestro deseo no es solamente hablar de las cosas que nos encontraremos a lo largo del viaje, sino también recoger algunas cosas prácticas, que nos ayuden en el camino. Esta primera área de poner una alarma en nuestras conciencias, es importante que la captemos, porque es donde empezamos. En una lista a continuación, están algunas cosas que te ayudarán a entender mejor el concepto.

  • Pide ayuda. Muchas veces es difícil para nosotros identificar, cuando estamos hablando incorrectamente, porque hemos desarrollado malos hábitos. Otras personas nos pueden ayudar a identificar, cuándo estamos usando palabras que carecen de fe, porque ellos no han desarrollado los malos hábitos, en las mismas áreas en que nosotros lo hicimos. Una excelente manera de practicar este principio, es pidiéndoles a otros que nos ayuden.
  • Pon una liga en tu brazo. Una buena manera que yo he utilizado durante años, es ponerme una liga en el brazo, entonces cuando uso una palabra negativa, estiro la liga y luego la suelto sobre mi brazo. Después de unos días de hacer esto, estuve entrenado para pensar antes de hablar.
  • Haz una lista. Con frecuencia son las mismas áreas, en las que fracasamos. Muchas veces fracasamos en el área de las palabras, porque usamos el mismo tipo de palabras. Haz una lista y escribe el número de veces en que has utilizado esas palabras y comienza a trabajar en disminuir ese número, hasta que ya no digas esas palabras.
  • Pasa tiempo con personas positivas. Tanto la gente positiva, como la negativa son contagiosas. Pasa tiempo con personas que tienen control sobre sus palabras y tu obtendrás esa misma disciplina.
  • Habla con Jesús. Cuando estamos en la presencia de Dios, todos cambiamos nuestra conducta. La idea es aplicar este principio a cada día de nuestras vidas. Mientras caminas con Él a lo largo del día, pídele que te ayude en esta área. Vive tu día estando constantemente consiente, de que Dios está escuchando.

Conclusión

A medida que comenzamos nuestro viaje, para controlar nuestras palabras y honrar a Dios, con las cosas que decimos, es importante que recojamos el principio de poner una sirena en nuestras conciencias. Cuando podemos identificar las cosas que decimos, que no honran a Dios, entonces estamos en el camino hacia el cambio.


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