¿El Sermón debe ser una especie de monólogo?

Autor: R. Albert Mohler

Autor: R. Albert Mohler

La misma forma en que es formulada esta pregunta es interesante. En primer lugar, creo que la proclamación pública de la Palabra de Dios como un monólogo no es la mejor manera de describirla. Es una voz la que habla, pero esta voz no está hablando en su propio nombre, sino como uno que ha sido autorizado para proclamar y enseñar la Palabra de Dios. Al mismo tiempo, no parece haber ninguna justificación bíblica para un tipo de predicación dialogal. En todo caso, parece que el modelo bíblico asigna la responsabilidad de la predicación a un individuo que se atreve a hablar en nombre de Dios presentando y aplicando la Palabra de Dios.

Estoy pensando en un pasaje como Nehemías 8:1-8. En esa situación, Esdras y sus compañeros “leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura.” Algo más arriba en este pasaje, se nos dice que “los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley.” Aquellos que predicaban lo hacían con autoridad. Al mismo tiempo, no sería correcto sugerir que estos oyentes permanecían pasivos. Eran receptores activos de la Palabra predicada. Estaban “atentos.”

Del mismo modo, la congregación de una iglesia no debe quedarse sentada en los bancos de forma pasiva meramente observando la predicación de la Palabra. Por el contrario, la congregación debe estar involucrada activamente en las disciplinas de escuchar, recibir, y responder a la Palabra de Dios según es predicada por aquel que es investido con los dones y responsabilidades correspondientes.

Un enfoque similar es evidente en el Nuevo Testamento. Cuando Pablo instruye a Timoteo acerca de sus responsabilidades como predicador, no hay nada en el pasaje que sugiera que Timoteo debía involucrarse en una especie de diálogo con la congregación. En vez de eso, Pablo encarga a Timoteo con la sagrada y solemne responsabilidad de predicar la Palabra “a tiempo y fuera de tiempo.” En todo caso, advierte a Timoteo en contra de tener demasiado en cuenta la respuesta de sus oyentes. Esto difícilmente describe una especie de diálogo.

Según lo veo yo, la presión a favor de una forma de predicación más dialogal es una redefinición de la predicación tal y como es descrita en las Escrituras. El cambio parece ir de la mano de los grandes movimientos culturales en contra de la autoridad en la enseñanza y la idea misma de una Palabra autoritativa. Lo último que necesita el evangelicalismo moderno es la sustitución del “diálogo” congregacional por la predicación bíblica. Esto también entra dentro de nuestras tentaciones modernas y, al final, amenaza con expulsar la Palabra autoritativa de nuestra mente.

R. Albert Mohler es el presidente de The Southern Baptist Theological Seminary y ha contribuido en numerosos libros. Puedes encontrar más sobre su obra en www.albertmohler.com

Archivado en: Nuestros estudios Tagged: Homilética, predicación


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.