• Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. – Salmo 19:1.
• Toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios. – Hebreos 3:4.
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«Si el Universo es comprensible es porque está ordenado. Pero, ¿de dónde viene este orden del Universo, como las leyes físicas, las que gobiernan el movimiento de los astros, la ley de la gravedad y todas esas leyes que los físicos y los químicos descubren? Si existe un orden, también existe una inteligencia ordenadora. Vine a la fe por medio de la ciencia, por medio de un procedimiento científico. Creo que la ciencia impone la idea de Dios». Pierre-Paul Grassé (paleontólogo, 1895-1985)
Este pensamiento de un científico hace eco de lo que la Biblia dice: “Las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas” (Romanos 1:20). Pero si bien la inteligencia puede llevarnos a reconocer que Dios existe, no nos dice cómo hallarlo. Dios está infinitamente por encima de la inteligencia humana, por brillante que ésta sea.
Para conocer a Dios es necesario que él se revele, y lo hizo mediante los profetas, a través de la Biblia, la Palabra de Dios. Además nos habló por medio de Jesucristo, quien bajó del cielo a la tierra. Pero para conocerlo es necesario creer en él. La fe recibe la revelación de Dios, recibe lo que dice en la Biblia.
Dios no deja que lo hallemos mediante nuestros razonamientos humanos. Por la fe podemos acercarnos a Dios, estar en relación con él. Él espera nuestro consentimiento, nuestro «sí» a su invitación.
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