«Esfuérzate y sé valiente, porque tú serás quien reparta a este pueblo, como herencia, la tierra que juré a sus padres que les daria. Pero tienes qué esforzarte y ser muy valiente. Pon mucho cuidado y actúa de acuerdo con las leyes que te dio mi siervo Moisés. Nunca te apartes de ellas, ni a la derecha ni a la izquierda, y asi tendrás éxito en todo lo que emprendas. Procura que nunca se aparte de tus labios este libro de la ley. medita en él de dia y de noche, para que actúes de acuerdo con todo lo que está escrito en él. Así harás que prospere tu camino, y todo te saldrá bien. Escucha lo que te mando: Esfuerzate y se valiente. no temas ni desmayes, que yo soy el Señor tu Dios, y estaré contigo por dondequiera que vayas» Josue 1:6-9
¡Cuántos mensajes no se han dicho acerca de este texto! Son muchas las predicaciones donde se ha animado al pueblo diciéndonos que Dios estará con nosotros donde quiera que vayamos, que no debemos temer, que no debemos desmayar, que debemos esforzarnos y ser valientes. ¡Es cierto!
Sin embargo, en este pasaje volvemos a observar (si comparamos con el libro de deuteronomio) un llamado de atención que hace el Señor, un consejo, una alerta, una advertencia: CUIDADO con actuar en contra de la palabra de Dios.
Debemos esforzarnos, debemos ser valientes, pero al mismo tiempo debemos tener cuidado de cumplir con los mandamientos de Dios, debemo procurar que la palabra de Dios no se aparte de nuestros labios, que meditemos en ella de día y de noche: sólo así prosperará nuestro camino.
La verdad es que para meditar en la palabra, para estudiarla, para reflexionar y profundizar en ella, debemos hacer un esfuerzo, el mismo (o más) que el que realizamos en nuestros estudios, en nuestros trabajos o en el pulimiento de nuestros dones.
Y hay que ser valientes para cumplir sus mandamientos cuando estamos rodeados de circunstancias y personas, incluyéndonos a nosotros mismos gracias a nuestra naturaleza carnal, que quieren ir en contra de la palabra.
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