Félix no tenía Tiempo.

¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?Hebreos 2:3.

Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones.Hebreos 3:7.

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Ese “excelentísimo Félix”, gobernador romano del que nos hablan los capítulos 23 y 24 del libro de los Hechos, sin duda tenía grandes cualidades. Gracias a él se disfrutaba de cierta tranquilidad en el país; el abogado Tertulio lo felicitó por las buenas medidas que había tomado para la nación. Se mostró tolerante respecto a Pablo, encarcelado debido a su fe. Lo escuchó con interés, ordenó que se le diese un poco de libertad y que no se le impidiese a ninguno de los suyos servirle. El apóstol aprovechó esta ocasión para presentar valientemente a Félix una de las verdades capitales del cristianismo: la resurrección. Entonces Félix, cuando estuvo cara a cara con la verdad, añadió: “Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad te llamaré” (Hechos 24:25).

Félix no era un opositor ni un burlador; tenía cierto interés por su detenido, quien lo impresionaba, pero no tenía tiempo para escuchar su mensaje. No lo rechazó definitivamente, pero dijo: “Ahora vete”. “Cuando tenga oportunidad”, ¡Qué impresionantes palabras! Félix quería tener el favor de los hombres y dejó a Pablo dos años en la cárcel para congraciarse con el pueblo. Había reprimido la voz de la conciencia… y rechazado voluntariamente el día aceptable, es decir, “el día de salvación” (2 Corintios 6:2).

Acaba de escuchar el mensaje de salvación. ¡Acepte a Jesucristo ahora mismo, mientras es tiempo!


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