FILIPENSES ESTUDIO 9. MIS LOGROS

LOGROS 

FILIPENSES 3:1-16


Por lo demás, hermanos míos, alégrense en el Señor. Para mí no es ninguna molestia repetir lo que ya les he escrito, y para ustedes es útil. Cuídense de esa gente despreciable, de los malos trabajadores, de esos que mutilan el cuerpo;porque los verdaderos circuncidados somos nosotros, los que adoramos a Dios movidos por su Espíritu, y nos gloriamos de ser de Cristo Jesús, y no ponemos nuestra confianza en las cosas externas. Aunque también yo tengo razones para confiar en tales cosas. Nadie tendría más razones que yo para confiar en ellas: me circuncidaron a los ocho días de nacer, soy de raza israelita, pertenezco a la tribu de Benjamín, soy hebreo e hijo de hebreos. En cuanto a la interpretación de la ley judía, fui del partido fariseo; era tan fanático, que perseguía a los de la iglesia; y en cuanto a la justicia que se basa en el cumplimiento de la ley, era irreprochable. Pero todo esto, que antes valía mucho para mí, ahora, a causa de Cristo, lo tengo por algo sin valor. Aún más, a nada le concedo valor si lo comparo con el bien supremo de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por causa de Cristo lo he perdido todo, y todo lo considero basura a cambio de ganarlo a él y encontrarme unido a él; no con una justicia propia, adquirida por medio de la ley, sino con la justicia que se adquiere por la fe en Cristo, la que da Dios con base en la fe. 10 Lo que quiero es conocer a Cristo, sentir en mí el poder de su resurrección y la solidaridad en sus sufrimientos; haciéndome semejante a él en su muerte, 11 espero llegar a la resurrección de los muertos.

12 No quiero decir que ya lo haya conseguido todo, ni que ya sea perfecto; pero sigo adelante con la esperanza de alcanzarlo, puesto que Cristo Jesús me alcanzó primero. 13 Hermanos, no digo que yo mismo ya lo haya alcanzado; lo que sí hago es olvidarme de lo que queda atrás y esforzarme por alcanzar lo que está delante, 14 para llegar a la meta y ganar el premio celestial que Dios nos llama a recibir por medio de Cristo Jesús.
15 Todos los que ya poseemos una fe madura, debemos pensar de esta manera. Si en alguna cosa ustedes piensan de otro modo, Dios les hará ver esto también. 16 Pero, eso sí, debemos vivir de acuerdo con lo que ya hemos alcanzado.



Este pasaje presenta una exposición de Pablo acerca de los méritos personales. Todo parece indicar que habían personas que debido a su ascendencia judía pareciera que gozaran de un mayor prestigio espiritual que los pobres gentiles que habían accedido sin ese pedigrí al conocimiento de Jesús.

El apóstol hace una mención a todo su pedigrí judío mencionando uno por uno los títulos y cualidades que le dan prestigio. Todo para afirmar al final, que lo considera basura y que aquello que verdaderamente valora es el poder conocer a Jesús y ser, día tras día, más semejante a Él. 

Al leerlo no podía dejar de pensar en mi propia experiencia, lo que soy lo aquello que he conseguido. Tengo mi carrera universitaria, he cursados dos maestrías, una de ellas en los Estados Unidos en una prestigiosa universidad, he escrito dos docenas de libros y otros vienen en curso, he viajado por todo el mundo formando líderes y capacitando a otros para ser formadores, he hablado a miles de personas en todo el mundo desafiándoles a ser seguidores de Jesús y agentes de restauración y aún podría seguir.

Y lo cierto es que todo eso lo valoro, lo hago en su justa medida, doy gracias al Señor por haberlo podido hacer y llevar a cabo. Ahora bien no comparo nada de esos logros con el privilegio de tener una relación personal con Jesús, de conocerlo a Él y, lo que es más importante, ser amado, aceptado  conocido por Él.

Por eso, mi aspiración es llegar a ser ese hombre nuevo, ese hombre que Dios pensó que fuera, que el pecado hizo inviable pero que la salvación llevada a cabo por Jesús ha hecho nuevamente posible. Y reconozco que estoy en proceso, que aún no lo he logrado, que todavía queda, pero, en palabras del mismo apóstol, olvido lo que queda atrás y continúo hacia adelante hasta poder llegar a ser el hombre nuevo del cual Jesús es modelo, meta, prototipo.


UN PRINCIPIO

LO QUE REALMENTE IMPORTA ES QUE JESÚS, EL HOMBRE NUEVO, ESTÉ SIENDO FORMADO EN NOSOTROS.

UNA PREGUNTA
¿CUÁN REAL ES EN TU VIDA ESE PROCESO DE FORMACIÓN DEL HOMBRE NUEVO?

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.