Jesús: Mi Única Esperanza Ante el Juicio Final

Juicio Ante el Trono Blanco

Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras…Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.

Apocalipsis 20:11-12,15

En el día final seré juzgado según mis obras, y la conclusión final será que merezco ser castigado en el infierno, porque ninguna de mis obras, ni siquiera las mejores y más buenas, llenan la condición de perfección que la Ley de Dios exige (Gálatas 3:10-11). Pero nadie en base a sus obras será salvo, sino aquel que esté inscrito en “el libro de la vida del Cordero” (Apocalipsis 21:27), es decir, aquellos que Dios eligió desde antes de la fundación del mundo para recibir los beneficios de la obra de Cristo en la cruz (Efesios 1:3-7).

Aquel día, la Ley dirá: – ‘Por cuanto las obras de Claudio no llenan la perfección exigida por mí, al contrario, ha transgredido mis mandamientos, algunos de manera muy grave, entonces exijo que en justicia sea castigado eternamente por causa de sus pecados’ -, entonces, mi Salvador y Abogado, el Señor Jesús, se pondrá delante mío, y dirá: – ‘Alto ahí: Yo he recibido todo el castigo que Claudio merecía por sus muchos pecados en la cruz; además, lo he vestido de mi propia justicia perfecta, de manera que no solo ya no te debe nada, oh Ley, sino que además deberás cumplir todas las promesas que has hecho al justo, por cuanto Claudio, en virtud de mi justicia perfecta, es perfectamente justo delante de ti. Oh Ley, el nombre de Claudio está escrito en mi libro de la vida’ (Romanos 8:33-34).

¡Maravilloso! Yo no lo merezco, pero Dios, por Su gracia, me salvó, confiriéndome fe en la persona y obra de Su Hijo Jesucristo. Ahora, todos los pecados que he cometido, cometo a diario y cometeré a futuro han sido cargados sobre Cristo, y Él recibió el castigo por ellos en la cruz (Isaías 53:4-6). Además, Su justicia perfecta, pues Él fue sin pecado alguno (Hebreos 4:15), es ahora mi vestido ante los ojos de Dios, y soy perfectamente justo delante de Él, no por mi justicia, sino por la del Hijo de Dios (Zacarías 3:1-5). Cristo, y solo Cristo, es mi único Salvador, y solo Él es mi garantía de que mi nombre está escrito en “el libro de la vida” y de que no seré “lanzado al lago de fuego” (Apocalipsis 20:15).

¿Puedes decir lo mismo? ¿Puedes decir que Cristo te ha salvado, llevando sobre Él tu pecado y maldad, y poniendo sobre ti Su justicia perfecta? ¿Porqué no rechazas tus esfuerzos de ‘ganarte tu pedacito de cielo’ con tus obras, y mejor aceptas la obra perfecta de Cristo? ¿Por qué, mejor, no crees que Él ha muerto por tus pecados y ha resucitado para justificarte y ser tu Abogado? No vaya a ser que llegue el día en que tengas que presentarte delante de Dios, y te suceda aquello que sucedió a aquel que no estaba vestido para asistir a las bodas del hijo del rey: “Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.” (Mateo 22:13). Cree en el Señor Jesucristo; cuando creas en Él sabrás que tu nombre está escrito en Su “libro de la vida”, y tu corazón se alegrará por ello (Lucas 10:20).

Quiera Dios tener misericordia de ti y concederte fe en Su Hijo Jesucristo. Que Dios te bendiga…

Extraído desde AQUÍ

Filed under: Devocional, Evangelismo Tagged: Cristo, Dios, Espíritu Santo, Evangelio, Juicio Final


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