JESÚS SANA UN HOMBRE EN EL DÍA DE REPOSO

JESÚS SANA UN HOMBRE EN DÍA DE REPOSO
(Pastores Gonzalo y Andrea Sanabria)
Cuando Jesús apareció en tierras palestinas, hubo grandes cambios: espirituales, sociales, religiosos, pero ante todo espirituales, pues el Señor Jesús vino anunciando el evangelio del reino. Esto implicaba la caída de muchas estructuras religiosas y tradicionales. Sacerdotes, escribas y fariseos se oponían a su ministerio, pero el Señor Jesús siempre salía vencedor, hoy él vive en nosotros y por él podemos vencer…

JESÚS SANA UN HOMBRE EN EL DÍA DE REPOSO
“Entró Jesús en la sinagoga; y había allí un hombre que tenía seca una mano. Y le acechaban para ver si en el día de reposo le sanaría… Entonces dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate y ponte en medio. Y les dijo: ¿Es lícito en los días de reposo hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla? Pero ellos callaban. Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana”, Marcos 3:1-5.
 
Jesús es poderoso en todo lugar, en la ciudad, en la sinagoga, en el mar, porque no es el lugar lo importante, sino quien está allí: en este caso el Todopoderoso, Jesucristo nuestro Señor. Jesús es Dios misericordioso, y se llena de compasión al ver a un hombre allí con una mano seca (encogida por parálisis, deformada, contraída e inmovilizada), la tradición dice que era albañil, otros, que trabajaba la piedra. Había otros, pero Jesús se fijó en éste hombre, seguro fue a la reunión y no esperaba ese día su milagro, pero cuando tú perseveras y procuras Su presencia la bendición te sorprenderá en el camino.
Veamos ahora las obras de los fariseos: acechan como una fiera, su arma es la acusación. La acusación, del griego katagoreo, significa: hablar en contra. Esta actitud es demoniaca, porque la Biblia llama al diablo “el acusador de nuestros hermanos”. El corazón de los escribas y fariseos, llevados por su religión fue duro. Jesús sintió enojo, tristeza y dolor por “la dureza del corazón de ellos” (el término dureza, viene del griego “porosis”, hace referencia al cubrimiento con una piedra, un sinónimo de esta dureza es petrificar, que significa: convertir en piedra). Éste hombre tenía la mano seca, pero ellos tenían su corazón más seco aún, como una piedra. Definitivamente el amor de Dios en el corazón del líderes fundamental.
La presencia de Jesús lo cambia todo. El versículo 5 nos dice que “su mano le fue restaurada sana”, Restaurar es una palabra (griego apokatastasis) que indica varias cosas: sanar, restituir, devolver, restablecer y poner en orden de nuevo. Éste hombre había sido lesionado integralmente, en su autoestima, en su capacidad de producción, en su servicio al Señor, y seguramente era señalado por “estar bajo el juicio de Dios”. Pero Jesús tuvo misericordia de él y lo transformó, restaurando su vida.  
Reflexión final: Cuando Jesús aparece en cualquier escena, todo es transformado con su poder, aunque el enemigo de nuestras almas y sus mensajeros quieran oponerse a las obras de Dios, Su poder siempre triunfará. Jesús sacia a los sedientos, restaura al necesitado y quebrantado, y da vida eterna al perdido. 
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