JUAN 61. EL MINISTERIO PÚBLICO DE JESÚS 54

Juan 12:12-26

12 Mucha gente había ido a la ciudad de Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Al día siguiente, cuando algunos escucharon que Jesús iba a llegar a la ciudad,13 cortaron ramas de palmera y salieron a encontrarlo, gritando:

«¡Sálvanos, oh Dios!

¡Bendito el que viene de parte de Dios!

¡Bendito sea el Rey de Israel

14 Jesús, por su parte se montó en un burrito que encontró en el camino. Así cumplió con lo que anunciaba la Biblia:

15 «¡No tengan miedo

habitantes de Jerusalén!

«¡Ya viene su Rey!

¡Viene montado en un burrito!»

16-19 Los que estuvieron presentes en Betania cuando Jesús resucitó a Lázaro habían contado en Jerusalén este milagro. Por eso la gente salió al encuentro de Jesús. Pero los fariseos se decían unos a otros: «Miren, ¡todos lo siguen! No vamos a poder hacer nada».

Al principio, los discípulos de Jesús no entendían lo que estaba pasando; pero después de que Jesús murió y resucitó, se acordaron de que todo lo que le habían hecho a Jesús ya estaba anunciado en la Biblia

20 Entre las personas que habían ido a Jerusalén para la fiesta de la Pascua, había unos griegos.21 Ellos fueron a un pueblo de Galilea para ver a Felipe, uno de los discípulos de Jesús, y le dijeron:

–Señor, queremos ver a Jesús.

Felipe, que era de Betsaida,22 fue a contárselo a Andrés, y los dos fueron a decírselo a Jesús.23 Él les dijo:

–Ha llegado el momento de que todos sepan de verdad quién es el Hijo del hombre.24 Ustedes saben que si un grano de trigo cae en la tierra y no muere, no produce nada. Pero si muere, da una cosecha abundante.25 Si ustedes consideran que su vida es más importante que obedecerme, no tendrán vida eterna. Pero si consideran que su vida en este mundo no es importante y me obedecen, entonces tendrán vida eterna.26 Si alguno de ustedes quiere servirme, tiene que obedecerme. Donde yo esté, ahí también estarán los que me sirven, y mi Padre los premiará.

En este pasaje se narran dos acontecimientos, la entrada de Jesús en Jerusalén en vísperas de la celebración de la fiesta de la Pascual y posteriormente, el de los unos griegos que desean conocer a Jesús. Precisamente, este último episodio da pie a unas declaraciones del Maestro que son todo un reto para mi vida.

Jesús juega con las paradojas, algo muy típico de su mensaje, es decir, los mensajes aparentemente contradictorios entre sí. Morir para vivir, perder para ganar. El usa su propia vida como desafío para la mía. El Maestro me dice que el muere para dar vida a muchos, del mismo modo que un grano a menos que muera en la tierra no produce ningún fruto. Siguiendo con las consecuencias lógicas del tema me indica que si trato de vivir centrado en mí mismo, mi vida carecerá de sentido, si vivo centrado en los demás es cuando alcanzará plenitud.

¡Vaya pues! Jesús me plantea un reto serio acerca de qué hacer con mi vida y me desafía a invertirla de tal modo que de fruto en la vida de otros, bendiga a otros, sea de provecho para otros y no me centre en mí, mis necesidades, mis anhelos, mis preocupaciones. La verdad es que quiero vivir de tal modo que al final del camino mi vida haya servido para bendecir y para que otros, sean muchos o pocos puedan haber vivido mejor.

Un principio

Si retienes pierdes, si das ganas.


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