¿Pueden deprimirse los cristianos?
Sinceramente pienso que sí, algunos preguntaran ¿Por qué? Y la simple respuesta es porque son seres humanos, parece simple la respuesta pero realmente no hay otra. Los cristianos con seres humanos que sienten y padecen igual que los demás. A veces se cree que los cristianos están exentos de cosas “mundanas” como estas, pero no es así.
Una de las cosas más comunes que producen la tristeza o aflicción a algunas personas es el sentimiento de soledad. Y yo pregunto: ¿Quién no se ha sentido solo alguna vez en su vida? ¿Quién experimenta soledad y desesperación? El extranjero, el rico, el miserable, el divorciado, el padre soltero, el joven, el hombre de negocios, el profesional, el ama de casa, el que no tiene trabajo… Nadie está inmune a la soledad.
Hasta los hombres y mujeres de Dios a veces experimentan soledad.
En el Antiguo Testamento Elías se destaca como el más dramático y vehemente profeta de Dios. Paró la lluvia, desafió a un rey cara a cara, hizo caer fuego del cielo, mandó ejecutar a cientos de falsos profetas y predijo con exactitud la fecha en que terminaría una sequía de tres años y medio.
Sin embargo, en el Nuevo Testamento leemos que «Elías era tan humano como nosotros» (Santiago 5:17 BD). De modo que él también vivió momentos de angustia y soledad.
Elías terminó en el desierto, bajo un árbol y totalmente desesperado, como resultado de cuatro pasos equivocados.
Notemos cómo Dios satisface cada una de las necesidades del profeta en el momento de la crisis:
I. Estaba exhausto físicamente
Físicamente, Dios le da alimento y un buen descanso.
II. Se turbó emocionalmente
Emocionalmente, el Señor le hace saber a Elías que su presencia está con él y lo anima.
III. No acudió a Dios espiritualmente
Espiritualmente, Dios exhorta a Elías a seguirlo una vez más.
IV. Se aisló socialmente
Socialmente, el Señor le habla a Elías acerca de un gran número de hombres y mujeres de Dios con quienes podrá tener camaradería y recibirá aun más ánimo.
Conclusión: De la misma manera, Dios quiere suplir sus necesidades personales, apreciado lector. Usted no puede vivir la vida cristiana victoriosa en soledad y en sus propias fuerzas. Es imposible. Sólo experimentamos victoria por el poder del Cristo viviente (Gálatas 2:20). Su presencia y su poder son particularmente evidentes cuando dos o tres se reúnen en su nombre para orar por algo en concreto (Mateo 18:20).
Utilice su soledad o desaliento como una motivación para entregarse nuevamente al Señor. No permanezca sentado bajo el árbol de la desesperación. Las últimas palabras de Jesucristo fueron que estaría con nosotros siempre (Mateo 28:20). El quiere ser su mejor amigo, de modo que usted ya no se sienta solo.
Oración: Señor, ayúdanos en medio de nuestra debilidad, permite que podamos en todo tiempo sentir tu presencia en nuestras vidas, abre nuestros ojos, aumenta nuestra fe, sana nuestro corazón. Gracias Señor por ser tan especial con nosotros, levanta nuestro ánimo como levanta el águila su vuelo cuando se rejuvenece. Guía siempre nuestros pasos en medio de la oscuridad que nos rodea cada día. Amén
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