La flor se cae

La hierba se seca, y la flor se cae; porque el viento de Jehová sopló en ella: ciertamente hierba es el pueblo.
Isaias 40:7

Anoche llegué a casa a 40º de fiebre y me acordé de este versículo. Es curioso como una microscópica bacteria es capaz de que el cuerpo humano se vea bajo límites. En esos momentos, sólo vomitaba, no me podía mover, estaba mareado.

Me hace gracia ver cómo los hombres (y mujeres) tendemos a tener un sentimiento endiosado, de perfectos, de immortales.

En ese momento el Señor da un poco de viento y ya está, la vida se acabó.

Hermanos, seamos conscientes que la vida Dios la da y la puede quitar cuando quiera, así que aprovechemos cada momento (carpe diem) para alabar y adorar al Único.

Dios nos bendiga


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.