La Oración Ferviente

La oración eficaz (fervorosa) del justo puede mucho. (Stg 5:16 b)

El recurso más poderoso de un cristiano es comunión con Dios mediante la oración.

A menudo los resultados son mucho más grandes de lo que pensamos sería posible.

Algunas personas ven la oración como un último recurso a intentar cuando todo lo demás haya fallado. Es al revés; la oración debe venir primero. Dado que el poder de Dios es infinitamente más poderoso que el nuestro, solo tiene sentido que nos apoyemos en él, sobre todo porque El nos anima a que así lo hagamos.

Que sería orar Fervorosamente?

La palabra en el original iscuo (ἰσχύω, G2480) significa: ser fuerte en cuerpo, ser robusto, en buena salud; tener poder, dicho del evangelio (Hch 19:20 : «prevalecía»); prevalecer en contra, dicho de enemigos espirituales (Apo. 12:8);ser válido, eficaz, capaz de producir resultados.

Se traduce con el verbo prevalecer en (Hch 19:20) : «prevalecía poderosamente la palabra del Señor»

El Ejemplo del profeta Elías

Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses.

Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto (Stg 5:17-18)

En las sagradas escrituras contiene ejemplos impresionantes a este propósito. Santiago recuerda la oración del profeta Elías, que fue poderosa incluso para detener el curso normal de las estaciones del año. Y a pesar de todo Elías era un hombre como nosotros.

El nombre de Elías, que significa «Yahvé es mi Dios», es el mejor resumen de su vida y de su ministerio.

Elías estaba seguro de que el Señor Dios de Israel respondería su oración con fuego y más tarde con lluvia porque la palabra profética del Señor había venido a el (1 Reyes 18:1), y él estaba plenamente confiado de que ninguno de los dioses paganos era mayor que o siquiera tan poderoso como el Señor Dios de Israel.

En otros momentos la voluntad de Dios llega a ser clara solo cuando se preocupa fervientemente determinar cuál es. Entonces una vez que se conoce Su voluntad acerca de cualquier asunto, se puede orar con confianza y la fe de que Dios responderá.

Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye (1Jn 5:14)

El caso de Elías demuestra el poder de la oración. No debemos mirar al mérito del hombre cuando oramos, sino a la gracia de Dios. No basta decir una oración sino debemos pedir en la oración.

Los pensamientos deben quedar fijos, los deseos deben ser firmes y ardientes, y las gracias deben ejercerse. Este caso del poder de la oración da ánimos a todo cristiano para orar eficazmente. Dios nunca dice a nadie de la simiente de Jacob: “Buscad en vano mi rostro”. Donde pueda parecer que no es un gran milagro de Dios al contestar nuestras oraciones, aún hay mucha gracia.

El Ejemplo en los Salmos

Muchos de los Salmos fueron las fervientes oraciones de David. Siempre fue sencillo, transparente y honesto en sus sentimientos hacia Dios, en sus ansiedades y en sus problemas. Fervientemente mostraba fe y confianza en que Dios escucharía sus oraciones.

David clamaba:

Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio

Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, Y seré salvo de mis enemigos (Sal 18:2)

David ponía todo su corazón en sus oraciones. La oración es el reconocimiento de que si Cristo no se hubiese envuelto en nuestros problemas, aún estaríamos perdidos en las tinieblas. Es por la misericordia de Dios que hemos sido levantados. La oración es todo el proceso que nos recuerda quién es Dios y quiénes somos nosotros.

Cuando no Oramos

Cuando uno no ora, está diciendo «No te necesito, Dios«. ¿Puede la rama decir al árbol, «No te necesito«? ¿Puede el bebé o el niño decir «No te necesito, mami»? Ah, pero llegando a la juventud y madurez se complace en vivir independientemente y decir «Yo puedo«. Por esto el Señor dijo:

Cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos (Mat 18:4)

Debemos orar fervientemente y pedir de todo corazón por los demás. ¿Oramos siempre por los enfermos? Recordemos las palabras del apóstol Santiago:

Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho” (Stg. 5:16).

Si de algo se agrada Dios es de nuestras oraciones pues El mismo lo declara en Proverbios 15:8 en la oración de los rectos me deleito, es lo que él nos ha dejado para que tengamos intimidad con él y podamos dialogar con él.

A medida que seamos humildes y siempre nos declaremos necesitados, siempre haremos uso de la oración y podremos subir a su Santa presencia y que nuestras oraciones sean como incienso agradable a su olfato, las oraciones de sus santos.

Dios les Bendiga Grandemente…..


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