La Oración y el Afán

«Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios

En toda oración y ruego, con acción de gracias.

Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardara vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús» (Filipenses 4:6-7)

Para muchos esto parece a primera vista el cuadro de un vida que parece

hermosa, pero más allá del alcance de los mortales comunes; no es así para nada.

El versículo nos dice cómo es que esa vida está al alcance de cada criatura de Dios:

«Por nada estéis afanosos»

O como se lee en la Biblia NVI:

«No se inquieten por nada»

El resto del versículo dice cómo, y es muy simple:

«Sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias«.

¿Qué podría ser más sencillo o más simple que eso?

Solo mantenga contacto constante con Dios, y cuando surja algún problema o maltrato, grande o pequeño, hable con Él acerca de esto, sin olvidar nunca de dar gracias por lo que Él ya ha hecho.

¿Cuál será el resultado?

«Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardara vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús».

Eso es glorioso. Tan simple como glorioso.

Gracias a Dios muchos lo están probando.

¿No conoce a alguien que está siempre sereno?

Tal vez es un hombre muy tempestuoso por su carácter natural, pero los problemas, conflictos, contratiempos y desamparos pueden pasar rápidamente alrededor de él, y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento guarda su corazón y sus pensamientos en Cristo Jesús

Todos conocemos personas así.

¿Cómo lo logran?

Solo orando, eso es todo. Estas personas que conocen la paz profunda de Dios, la

paz inescrutable que sobrepasa todo entendimiento, son siempre hombres y mujeres de mucha oración.

Algunos permitimos que el apuro de nuestras vidas deje a la oración de lado,

y ¡qué pérdida de tiempo, energía y fuerza de ánimo hay por la preocupación constante!

Una noche de oración nos salvará de muchas noches de insomnio. El tiempo empleado en la oración no es desperdiciado, sino tiempo invertido a un alto interés.

La oración promueve nuestro crecimiento espiritual como casi nada más, en verdad

como ninguna otra cosa excepto el estudio de La Biblia; y la verdadera oración y el verdadero estudio de La Biblia van de la mano.

Es a través de la oración que mi pecado es traído a la luz, mi pecado más escondido. Al arrodillarme frente a Dios y orar:

«Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en camino de perversidad, y guíame en el camino eterno» (Salmo 139:23-24),

Dios proyecta los rayos de su luz en los huecos más recónditos de mi corazón, y los pecados más inesperados son traídos a la luz. En respuesta a la oración, Dios

lava mi iniquidad, limpia mis pecados:

Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado. (Salmo 51:2).

En respuesta a la oración mis ojos se abren para contemplar las cosas que

Provienen de Las Palabras de Dios:

Abre mis ojos, y miraré Las maravillas de tu ley. (Salmo119:18).

En respuesta a la oración obtengo sabiduría para conocer el camino de Dios:

Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. (Santiago 1:5)

Y la fuerza para caminar en él. Cuando encuentro a Dios en la oración y contemplo

su rostro, soy transformado de gloria en gloria a su imagen:

Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. (2 Corintios 3: 18).

Cada día de oración verdadera me encuentra más parecido a mi glorioso Señor y Salvador.

Dios les bendiga…..


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.