La Salvación: ¿La comprendes pero no estás dispuesto a aceptarla?

Si has comprendido bien lo que significa creer en el Señor Jesucristo y recibirlo y aún no eres salvo, hay una razón. La razón es que no estás dispuesto a entregarle tu corazón al Señor. No estás dispuesto a obedecerle.

Para ayudarte a comprender lo que te impide ser salvo, estudia detenidamente las preguntas siguientes:

  • ¿Hay algún pecado en tu vida que no estés dispuesto a abandonar?
  • ¿Estás involucrado en alguna relación pecaminosa y no estás dispuesto a dejarla?
  • ¿Estás guardando rencor o amargura en tu corazón contra alguien y no estás dispuesto a perdonar y arreglarlo?
  • ¿Hay algún rasgo de orgullo que no estés dispuesto a dejar para venir a Cristo?
  • ¿Has cometido algún pecado contra alguien que no estés dispuesto a enmendar?

Cualquier cosa que pueda haber en tu vida, si no estás dispuesto a obedecer a Dios, significa que no te has arrepentido. No serás salvo a menos que cambies la actitud de tu corazón y te arrepientas. El Señor Jesús dijo:

“Si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (San Lucas 13:3).

Necesitas volver tus pensamientos a ese Salvador que te amó tanto como para morir por tí. El Señor Jesús no sólo derramó Su sangre preciosa por nosotros, sino que derramó muchas lágrimas por nuestros pecados (Lucas 19:41-44) . Amorosa y fervientemente nos advirtió sobre las consecuencias terribles de morir sin ser perdonados de nuestros pecados. Ahora lee San Marcos 9:43-48. Permite que Dios hable a tu corazón.

Es posible que estés diciendo: “Sí, Dios está señalando cierto pecado en mi vida, pero no sé como dejarlo”. Pero aún hay esperanza para ti, si te acercas a Jesús. ¡El es amigo de los pecadores!

Jesús dijo: “El que a mí viene, no le echo fuera” (San Juan 6:37).

Ven a Jesús tal como eres. Arrodíllate ante El y dile la verdad sobre ti mismo. Si no estás dispuesto a abandonar tus pecados, díselo a El. Y si quieres que El te haga dispuesto, díselo también. No tengas miedo de decirle al Señor Jesús cualquier cosa, con tal que sea la verdad. Sé completamente sincero con El.

No endurezcas tu corazón. Al contrario, pon tu vida en las manos de Jesús. El puede cambiarte. El dijo:

“Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y el que a mí viene, no le echo fuera”, (Juan 6:37).

JOYA DESCUBIERTA

Un cristiano es una persona en la cual vive Cristo.

Ref. Escuelas “Fuente de Luz”


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