Lección Cero: ¿Con que motivación quiero ser libre del pecado?

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El día en que caí había hecho la lección 52 del curso de Libertad Pura.

No quiero entrar en detalles que justifiquen lo que hice, al final de cuentas había hecho lo que tanto detestaba y por lo que estaba trabajando dejar: había caído en inmoralidad sexual. La desesperación se había apoderado nuevamente de mi interior. Mi mentor utilizó la reprensión amorosa. Pude ver a través de su trato el cuidado de Cristo sobre mi vida; su instrucción práctica fue: “Retomar el curso desde el principio, pero ahora en la versión en Inglés”.

Aunque al principio no comprendí la utilidad de esto, me di cuenta al retomar el camino de 60 días, que había una variante en la lección uno en comparación a la inicial del curso en español. En español el título de la lección 1 es: Agua Viva. Ahora me topaba con otro título, otro contenido, otro enfoque: La Motivación. Fui sorprendido y confrontado a través de esa lección. Las respuestas a las preguntas en esa lección pusieron en evidencia las carencias de mi vida. Revelaron los motivos equivocados que me estaban llevando a procurar una vida de pureza: un fin correcto que no tenía el fundamento de la motivación adecuada. Fue a través de esa lección que quedo expuesto un corazón egoísta, centrado en mí mismo y en mis propios intereses.

Aún recuerdo cómo la pregunta daba vueltas en mi mente:

¿Por qué la motivación correcta de lo que hacemos, independientemente de lo que sea, debe ser buscar la Gloria de Dios?

Y comprendí que este principio es fundamental para todas las áreas de nuestra vida. El objetivo de Dios no es cambiar nuestras conductas pecaminosas, sino transformar nuestro corazón. Si sólo nos enfocamos en el pecado sexual como formar de complacencia, estamos dejando puertas abiertas a otra forma de pecar que igualmente irá en contra de la voluntad de Dios y del propósito que tiene para nuestras vidas. Ponerle a Él como el centro de agrado en todo lo que hacemos dejará cerrada esa puerta, nos protegerá a nosotros mismos y sobre todo nos conducirá por el camino de la pureza y de la dicha de disfrutar de la libertad a la que hemos sido llamados.

Por extraño que nos pudiera parecer, Dios está mucho más enfocado en nuestras intenciones o motivaciones que en las acciones en sí. Para ello basta con recordar el caso de Simón el Mago, relatado en el capítulo 8 de Hechos. Simón estaba asombrado de ver los prodigios que el Espíritu Santo realizaba por medio de Pedro y Juan. Llegó a desear realizar estas acciones, pero su motivación fue la equivocada, buscaba gloria para sí mismo, el reconocimiento de los demás para él. La confusión en su corazón fue tal que se atrevió a ofrecer dinero por recibir este don. La reacción de ofensa de Pedro no se hizo esperar y he acá la respuesta que le dio:

Entonces Pedro le dijo a Simón: -¡Púdrete con tu dinero! ¿Pensaste que podías comprar el don de Dios? No tienes arte ni parte en nuestro trabajo porque Dios sabe que tienes la mente retorcida. ¡Abandona tu maldad! Pídele al Señor que perdone tus malas intenciones. Veo que estás lleno de amargura y de envidia, vives atado por el pecado. (Hechos 8:20-23, Palabra de Dios para Todos)

Se hace muy importante hacer un énfasis en el hecho que Pedro le indica a Simón una búsqueda de perdón por “sus malas intenciones” ya que ellas daban como consecuencia que viviera “atado por el pecado”. No es mucho lo que hay que ampliar sobre esta verdad que descubrimos a través de estos pasajes, sencillamente hay que aterrizarla en un solo pensamiento: Nuestras intenciones nos atan o liberan del pecado. He allí entonces la importancia que nuestra motivación en todo lo que hagamos sea siempre la correcta.

El problema no era lo que Simón deseaba, pero seguramente Dios estaba mucho más interesado que él mismo en brindarle de Su Espíritu para poder obrar en él y a través de él. Se trataba de un asunto de motivación del corazón lo que impedía que Dios pudiera trabajar en plenitud en la vida de él. Esa es la misma razón por la cual nos encontramos muchas veces batallando por encontrar una libertad que no llega: nuestras intenciones no han sido las correctas. Es por ello que junto a esta verdad revelada en el libro de Hechos, es de gran importancia que adicionemos tres enormes beneficios que a nuestra vida trae tener la motivación correcta.

1. La Motivación Correcta mueve a Dios.

Luego me dijo: «No temas, Daniel, porque desde el primer día en que tú intentaste de corazón comprender y te humillaste delante de tu Dios, fueron oídas tus palabras, y precisamente debido a tus palabras he venido yo. (Daniel 10:12, Biblia deJerusalén)

La motivación adecuada hace que Dios y todo el mundo espiritual se mueva a favor nuestro. Cuando las intenciones que tenemos son las correctas, cuando nuestro deseo principal es glorificar a Dios, Su mano se mueve, Sus labios pronuncian palabras de poder sobre nuestras vidas, Sus ángeles se alistan a llevar a cabo su voluntad.

2. La motivación correcta nos da la posición que Dios quiere que tengamos.

Pero el SEÑOR dijo a Samuel: No mires a su apariencia, ni a lo alto de su estatura, porque lo he desechado; pues Dios ve no como el hombre ve, pues el hombre mira la apariencia exterior, pero el SEÑOR mira el corazón. (1 Samuel 16.7, Biblia de las Américas)

Todos sabemos el destino de David. El corazón adecuado que este hombre tuvo le llevo a ser escogido por Dios a ocupar el trono de Rey. No fue su apariencia, ni los logros o acciones que le llevaron al lugar que tuvo. El secreto estuvo en su corazón, en la motivación que en él había. El celo de David por honrar a Dios, por proteger la reputación de Dios, por honrar y darle gloria a Él por todo lo que acontecía en su vida le había llevado a ser seleccionado por el Rey de Reyes a ocupar un lugar en el trono terrenal.

3. La motivación correcta nos hace aptos para hacer realidad nuestros sueños.

Entonces Natán dijo al rey: Ve, haz todo lo que está en tu corazón, porque el SEÑOR está contigo. (2 Samuel 7.3, Biblia de las Américas)

Seamos sinceros ¿Cuántos de nosotros no desearíamos escuchar estas palabras de voz de un profeta? Todos andamos en la búsqueda de la confirmación de una indicación de esta naturaleza. Y acá es donde se hace necesario un poco de análisis al contexto, para que luego este verso no se vuelva solamente en un buen pretexto:

P: ¿A quién le estaba hablando Natán según el pasaje?

R: Al Rey

P: ¿Quién era el rey?

R: David

P: ¿Cuál era la característica por la cuál era conocido o definido David?

R: Un hombre conforme al corazón de Dios (1 Samuel, 13.14)

La enseñanza es sencilla luego de este análisis: Será teniendo un corazón conforme al de Dios, con la motivación adecuada, que estaremos aptos y contaremos con el respaldo de Él para hacer todo cuanto está allí.

Hace algún tiempo se colocó la lección de Motivación en el curso de Libertad Pura. Existiendo ya una lección con el número “Uno”, se hizo necesario colocar un número anterior a este para identificar esta lección. Ahora la lección de Motivación es conocida como “La lección Cero”, nombre muy apropiado para ella pues se convierte en el fundamento de todo lo que viene después, y en una reflexión antes de iniciar el camino, no sólo en la búsqueda de libertad sexual, sino en la búsqueda de una vida agradable a Dios. Un hombre correcto, un corazón correcto, una generación correcta tiene como fundamento una motivación correcta: Darle en todo lo que es y hace la Gloria a Dios. Porque será cuando glorifiquemos a Dios en el cumplimiento de la tarea que nos ha sido asignada que habremos encontrado el verdadero éxito…

Yo te glorifiqué en la tierra, habiendo terminado la obra que me diste que hiciera. (Juan 17.4, Biblia de las Américas)


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