Los homosexuales: ¿Nacen o se hacen? Eso no importa, Dios lo llama pecado

Hoy día hay una batalla entre los que aceptan y los que rechazan la homosexualidad. La batalla es reñida, las dos partes consideran que llevan razón. Los primeros creen que los homosexuales, los gays, nacen de esa forma, pero otros no están convencidos de ello sino que piensan que el pecado los ha llevado a ese estilo de vida.

Esta noche he visto un programa en la tele que debatía este tema. Fue muy interesante e instructivo, sobre todo para el presentador del programa. El entrevistado era el pastor Rick Warren, el que inaguró al presidente Obama, el famoso autor del libro Una vida con propósito. Se han vendido alrededor de 26 millones de copias de este libro.

El pastor Warren ha explicado muy bien el tema de los gays. Cuando el entrevistador ha intentado poner a Warren entre la espada y la pared en el tema de los gays, este pastor le ha contestado con mucha sencillez y sabiduría, siempre de acuerdo a la Palabra de Dios. Básicamente ha dicho que no importan si los gays son gays de nacimiento o por elección, que eso todavía no ha quedado claro en la mente de los expertos. Pero lo que sí dejó claro es que no importa si es de una forma o de otra, el punto es que no porque seamos tentados a hacer algo contrario a las leyes de Dios, quiere decir que debemos hacerlo, que tenemos derecho a hacerlo. Eso no puede estar mas lejos de la verdad.

Todos nacemos con tendencias a hacer cosas indebidas. Tenemos fuertes inclinaciones a hacer ciertas cosas que no son buenas ni convenientes. A los niños no hay que enseñarles a desobedecer, mentir, o a ser egocéntricos. Una de las primeras palabras que aprenden a decir es: “mío”. Después de darle un tirón y quitarle el juguete al niño de al lado, no es raro verlos dándose trastazos en la cabeza. ¿Qué hacemos los padres? Como han nacido con esa tendencia ¿los excusamos y decimos: “pobrecito, es que nació así”? o “qué se le va a hacer, hay que aceptarlo tal como es”.

No creo. Si nació así o no, hay que enseñarle a cambiar la manera de actuar, especialmente cuando las consecuencias van a ser malas para él y para los demás. Ningún padre o madre van a permitir al niño seguir actuando de esa forma.

Dios ha dicho en su Palabra que ni los mentirosos, ni los adúlteros, ni los que se echan con varón, etc. entrarán en el reino de los cielos, y Dios sabe lo que hace. Cuando Dios lo dice de esa forma es porque sabe que ninguna de esas cosas son buenas para nosotros ni son permitidas por sus leyes. Es un pecado y el pecado hace daño, por lo tanto un padre que quiere a su hijo le enseña a no hacer lo malo.

Algunos que no quieren aceptar la Ley de Dios y que quieren criticar a la Biblia, llegan diciendo que si vamos a seguir fielmente lo que la Biblia enseña tendríamos que matar a los adúlteros, o a los hijos que maldicen a sus padres, y a otros por cosas parecidas, pues eso es lo que dice en el libro de Levítico del Antiguo Testamento. ¿Cómo podemos contestar a esto? Les diré como lo ha contestado el pastor Warren.

En la Biblia hay tres tipos de leyes. Son las leyes civiles; las leyes ceremoniales, y las leyes morales. Las leyes civiles eran las leyes dadas a los judíos que dictaban su forma de vida, para sus tiempos. Las leyes ceremoniales eran leyes que trataban con la forma de celebrar sus ceremonias religiosas. Estas dos leyes eran para los judíos y para los tiempos en que ellos vivieron, no son para nosotros ni para estos tiempos.

Pero la ley moral, la que conocemos por los Diez Mandamientos, sí es la ley para todos los humanos y para todos los tiempos. Esa ley sí nos concierne a nosotros, los que no somos judíos. En esa ley se basa nuestra moralidad, y de esa ley está formado también el Nuevo Testamento. El mismo Jesús nos la recordó.
Por lo tanto, de acuerdo a la ley moral de Dios, la homosexualidad está prohibida por Dios y es un pecado que no se puede aceptar por los que reconocen que hay un Dios que gobierna el mundo de la mejor forma posible. El mundo en general no acepta las leyes de Dios, y busca excusas para sus pecados. La homosexualidad es uno de los pecados que ha destruido sociedades en el pasado y el que va a destruir nuestra sociedad en el futuro. Ya ha empezado a hacerlo.

Si alguno quiere saber cómo se va de la normalidad sexual entre un hombre y una mujer, tal como Dios nos creó, progresivamente al pecado de la homosexualidad, le remito a Romanos 1:18-32.

Dios no creó a Adán y a Juan, Dios creó a Adán y Eva. Recuerden esto.


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