Manos de hombres

He aquí que yo soy vil, ¿qué te responderé? Mi mano pongo sobre mi boca.
Job 40:4

Hoy, en Catalunya es día de elecciones. Elegimos quienes queremos que nos gobiernen. Como cristiano, tal vez, no debería votar, ya que somos peregrinos y, tal vez, decidir en qué manos de hombres debemos estar no sea lo más adecuado (de esta breve reflexión hoy no he hecho caso).

La cuestión en sí, es que decidimos en que manos de hombres queremos estar. Hacemos como en el pueblo de Israel. Señor, queremos un rey y Dios dió a un rey, fue Saúl, un «mal» rey. El pueblo de Israel quería ser como todos los reinos de su alrededor, por eso lo pidieron. Porque no tenían sufiiente del consejo divino de Dios.

En el versículo que he copiado Job está respondiendo a Dios. Despojado de todo lo que tenía, y ante la santidad de Dios, descubre su orgullo y expresa su vergüenza.

Tal vez en nuestras vidas falta esa rendición y reconocimiento de Dios para poder avanzar en los caminos que debemos.

Perdonadme porque sé que todo está un poco desordenado, tal vez, como mi cabeza últimamente. Sólo quería dejar ver la impotencia de los hombres y el orgullo que demostramos cuando somos capaces de rendirnos a personas (pecadoras como nosotors) y no somos capaces de rendirnos y entregarlo todo a aquél que nos amó y nos ama con un amor tan grande que no lo podemos comprender.

Dios nos bendiga y nos guarde


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