Mateo capitulo 8





Bendiciones hermanos.



Seguimos con la lectura del libro de mateo, hoy con el capitulo 8 que tiene varios temas muy interesantes como,Jesús sana a un leproso, Jesús sana al siervo de un centurión, Jesús sana a la suegra de Pedro, Jesús sana a muchos enfermos, Los que querían seguir a Jesús, Jesús calma la tempestad y los endemoniados gadarenos.

Padre, gracias hoy te damos por permitirnos en este día alabarte y adorarte, glorificamos tu nombre y nos ponemos en tus santísimas manos para que nos guíes en la lectura diaria, que tu espíritu nos guie y nos de el conocimiento de tu palabra, guarda este foro de todo mal y guíanos por el camino recto, te lo pedimos en el nombre de Jesús amen.





Mateo
Capítulo 08

Jesús sana a un leproso

(Mc 1.40-45; Lc 5.12-16)



8:1 Cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente.


8:2 Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.


8:3 Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció.


8:4 Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; sino ve, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para testimonio a ellos.


Jesús sana al siervo de un centurión

(Lc 7.1-10)



8:5 Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole,


8:6 y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado.


8:7 Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré.


8:8 Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente dí la palabra, y mi criado sanará.


8:9 Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.


8:10 Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe.


8:11 Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos;


8:12 mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.


8:13 Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora.


Jesús sana a la suegra de Pedro

(Mc 1.29-34; Lc 4.38-41)



8:14 Vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de éste postrada en cama, con fiebre.


8:15 Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servía.


Jesús sana a muchos enfermos



8:16 Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos;


8:17 para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.


Los que querían seguir a Jesús

(Lc 9.57-62)



8:18 Viéndose Jesús rodeado de mucha gente, mandó pasar al otro lado.


8:19 Y vino un escriba y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.


8:20 Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza.


8:21 Otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre.


8:22 Jesús le dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos.


Jesús calma la tempestad

(Mc 4.35-41; Lc 8.22-25)



8:23 Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron.


8:24 Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía.


8:25 Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos!


8:26 El les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza.


8:27 Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?


Los endemoniados gadarenos

(Mc 5.1-20; Lc 8.26-39)



8:28 Cuando llegó a la otra orilla, a la tierra de los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, feroces en gran manera, tanto que nadie podía pasar por aquel camino.


8:29 Y clamaron diciendo: ¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?


8:30 Estaba paciendo lejos de ellos un hato de muchos cerdos.


8:31 Y los demonios le rogaron diciendo: Si nos echas fuera, permítenos ir a aquel hato de cerdos.


8:32 El les dijo: Id. Y ellos salieron, y se fueron a aquel hato de cerdos; y he aquí, todo el hato de cerdos se precipitó en el mar por un despeñadero, y perecieron en las aguas.


8:33 Y los que los apacentaban huyeron, y viniendo a la ciudad, contaron todas las cosas, y lo que había pasado con los endemoniados.


8:34 Y toda la ciudad salió al encuentro de Jesús; y cuando le vieron, le rogaron que se fuera de sus contornos.



Notas al pie:


Mateo 8:1 Esta sección narrativa, colocada entre dos sermones, contiene diez milagros de Jesús y otros relatos. Muestra un aspecto importante de la actividad de Jesús además de la enseñanza: sus hechos. Véase Introducción.

Mateo 8:2 Leproso: que tiene lepra, enfermedad repugnante de la piel. La persona enferma era considerada ritualmente impura y, por tanto, sanarla significaba también limpiarla o dejarla ritualmente limpia. A cualquiera que tocara a un leproso se le consideraba impuro (cf. Lv 5.3); sin embargo, Jesús extendió la mano y lo tocó para sanarlo.

Mateo 8:4 Cf. Mt 9.30; 12.16. No lo digas a nadie: Sobre la prohibición de hablar abiertamente de los milagros de Jesús, véase Mc 1.34 nota i.

Mateo 8:4 La ofrenda que ordenó Moisés: Se refiere a la purificación ritual (Lv 14.1-32).

Mateo 8:5 Uno de los pocos casos en los evangelios en que una persona no judía acude a Jesús. Cf. también Mt 15.21-28. El relato presenta muchas semejanzas con el de Jn 4.46-53.

Mateo 8:5 Centurión: lit. jefe de cien; oficial militar que probablemente tenía a su cargo el cuartel local de las tropas romanas que ocupaban el país.

Mateo 8:7 Yo iré y lo sanaré: otra posible traducción: ¿He de ir yo a sanarlo?

Mateo 8:11 Cf. Sal 107.2-3.

Mateo 8:11 Lc 13.29. La salvación futura se representa aquí con la imagen de un banquete (cf. Is 25.6; Lc 14.15; Ap 19.9).

Mateo 8:12 Allí será el lloro y el crujir de dientes: otra posible traducción: vendrán el llanto y la desesperación; expresión que aparece también en Mt 13.42,50; 22.13; 24.51; 25.30; Lc 13.28.

Mateo 8:17 Is 53.4. Véase Mt 1.22 n.

Mateo 8:18 Al otro lado: a la orilla oriental del lago.

Mateo 8:20 Zorras: Véase Lc 13.32 n.

Mateo 8:20 Hijo del hombre: el título que Jesús usaba con más frecuencia para referirse a sí mismo (véase Concordancia temática).

Mateo 8:21 Cf. Gn 50.5.

Mateo 8:22 Deja que los muertos entierren a sus muertos: Posiblemente era una expresión proverbial que hace un juego de palabras con los sentidos literal y figurado de la palabra muertos. El texto indica que seguir a Jesús es obligación aún más importante que los deberes familiares y sociales. Cf. Mt 10.37; Lc 14.26.

Mateo 8:27 Cf. Sal 107.29.

Mateo 8:28 A la otra orilla: al lado oriental del lago.

Mateo 8:28 De los gadarenos: Cf. Mc 5.1; Lc 8.26. La región de Gadara pertenecía a la Decápolis (Mt 4.25 n.), donde una buena parte de la población no era judía; allí predominaba la cultura griega helenística. Gadarenos: otros ms. dicen: gergesenos, y otros: gerasenos.

Mateo 8:28 Dos endemoniados: En varios relatos, Mt menciona dos participantes, cuando Mc y Lc hablan de uno solo (cf. 20.29-34; 21.1-11; cf. también 9.27-31, sin paralelo en los otros sinópticos).

Mateo 8:28 De los sepulcros: Véase Mc 5.2-3 n.

Mateo 8:29 Antes de tiempo: es decir, antes del día del juicio.

Mateo 8:30 Puesto que los habitantes de aquella región no eran judíos, no consideraban a los cerdos animales inmundos, como sí ocurría con los judíos (cf. Lv 11.7).





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