Predestinación y evangelismo: ¿Compatibles o excluyentes?

El título del artículo, así como la relevancia de él, está relacionado con una crítica común que se hace contra el pensamiento calvinista. Packer presenta esta objeción diciendo que

En muchos círculos hoy en día, existe la sospecha de que una fe robusta en la soberanía absoluta de Dios, inevitablemente debilitará una consciencia adecuada de la responsabilidad humana […] En particular, se piensa que paraliza el evangelismo, robándole tanto su motivo para evangelizar como el mensaje evangelístico. (PACKER, 2000. P. 3)

La creencia en la soberanía absoluta de Dios, dicen, deja a los calvinistas sin motivo para evangelizar. Esto queda claro en la pregunta que comúnmente escuchamos: “¿Por qué evangelizar si Dios predestinó a los que salvaría?”. También dicen que los calvinistas no tienen un mensaje evangelístico, lo que se expresa con la pregunta: “¿Si Dios ya determinó quienes serán salvos cómo vamos predicar que Dios quiere que todas las personas sean salvas?”

Antes de responder estas preguntas es necesario dejar en claro algunas definiciones y luego afirmar cual es la posición reformada con relación a la alegada contradicción entre la soberanía de Dios y la responsabilidad humana.

El término predestinación, dice Morton Smith, “puede ser aplicado a los propósitos de Dios relacionados con todas la criaturas morales, tanto hombres como ángeles.” (SMITH, 1994. P. 163). La Confesión de Fe de Westminster, símbolo confesional de las iglesias presbiterianas, habla de los decretos de Dios en los siguientes términos:

Dios desde la eternidad, por el consejo más sabio y santo de su propia voluntad, ordenó libremente e inmutablemente toda cosa que llega de suceder; y sin embargo, de tal manera cual ni es Dios el autor del pecado, ni hace violencia a la voluntad de las criaturas, ni es la libertad o contingencia de causas secundarias quitadas, sino más bien establecidas.

Aunque Dios sabe cualquier cosa que pueda o puede llegar a cabo sobre todas las condiciones supuestas, aún Él no ha decretado cualquier cosa porque Él lo previó como algo futuro o como eso que llegaría a cabo sobre dichas condiciones. (CFW. III.1-2)

La Confesión afirma que los propósitos de Dios incluyen todo lo que acontece en la creación y que ese propósito no depende de las acciones de ella. La Biblia nunca afirma que exista algo que el hombre pueda hacer libre de los decretos de Dios. Al contrario, ella afirma que todo lo que ocurre es por causa del decreto de Dios y de su ejecución providencial. Calvino afirma

si hubiera algo qué fuera causa de la voluntad de Dios, sería preciso que fuera anterior y que estuviera como ligada por ello: lo cual es grave impiedad sólo concebirlo. Porque de tal manera es la voluntad de Dios la suprema e infalible regla de justicia, que todo cuanto ella quiere, por el solo hecho de quererlo ha de ser tenido por justo. Por eso, cuando se pregunta por la causa de que Dios lo haya hecho así, debemos responder: porque quiso. Pues si se insiste preguntando por qué quiso, con ello se busca algo superior y más excelente que la voluntad de Dios; lo cual es imposible hallar. (CALVINO, 1967. P. 748-749)

Cuando hablamos de la predestinación en el contexto del evangelismo nos referimos al propósito de Dios para cada individuo, sea para salvación o para condenación.

Cuando vamos a pensar en evangelismo generalmente pensamos en métodos. Los entrenamientos de evangelismo para los miembros de nuestras iglesias casi siempre consisten en enseñar cosas como las cinco leyes espirituales, el libro sin palabras, o las preguntas del Evangelismo Explosivo, pero evangelismo no está relacionado primeramente con un método sino que está unido a un mensaje: el Evangelio. Evangelismo, entonces, es el anuncio o la predicación del Evangelio.

 

¿Por qué evangelizar si Dios predestinó a los que salvaría?

Corresponde ahora responder las preguntas con las cuales resumimos nuestro asunto. La primera está relacionada con el motivo para evangelizar: ¿Por qué evangelizar si Dios predestinó a los que salvaría? Lo primero que debemos entender es que evangelizamos porque es un mandato de Dios, es decir, es una obligación (aunque eso no quiere decir que sea algo que debamos hacer con disgusto, pues en la ley de Dios el creyente encuentra su placer). Engelsma nos presenta cuatro motivaciones para evangelizar, y ninguna de ellas se desfigura con el hecho ciertísimo  de que sólo creerán en el Evangelio aquellos que Dios predestinó para eso. La primera, dice él, “es la obediencia, obediencia al mandato de nuestro Señor, Jesús. Él nos dijo que el arrepentimiento y remisión de pecados deben ser predicados en su nombre a todas las naciones” (ENGELSMA, n.d.). Custance, en el mismo sentido, afirma que “el llamado al evangelismo personal y a toda actividad misionera descansa en el hecho de que fuimos mandados a ir” (CUSTANCE, 2001). El evangelismo no es una opción sobre la cual el creyente pueda decidir. Ella es una obligación y cuando no es cumplida se está pecando.

En segundo lugar, evangelizamos porque “tenemos el ferviente deseo de que Dios sea glorificado en toda su creación” (ENGELSMA, n.d.). Por isso John Piper afirma que

Contemplamos la gloria del Señor más nítidamente y más crucialmente en el evangelio, tanto que Pablo lo llama de “el evangelio de la gloria de Cristo”, lo que significa – y eso tiene grandes implicaciones en la predicación – que en esta dispensación, cuando no podemos ver la gloria del Señor directamente  como veremos cuando Él vuelva en las nubes, la vemos más nítidamente por medio de Su Palabra. (DEVER, 2010. P. 104)

Cuando predicamos el evangelio estamos haciendo visible la gloria de Dios que tanto amamos.

En tercer lugar, evangelizamos porque “amamos al pueblo de Dios, pueblo que debe ser restaurado, o convertido” (ENGELSMA, n.d.). La predicación del evangelio es el medio por el cual Dios determinó que añadiría nuevos miembros a Su iglesia. Amamos a las ovejas de Cristo que aún están perdidos. Y por eso evangelizamos.

Finalmente, evangelizamos para que “el impío sea encontrado sin excusa” (ENGELSMA, n.d.). Sabemos que la evangelización no sólo es usada por Dios para convertir a sus electos, sino que ella también sirve para colocar culpa en los reprobados. Siendo así, y descansando en la soberanía y la justicia de Cristo, predicamos el evangelio sabiendo que la evangelización siempre es exitosa, pues siempre cumple con el propósito para el cual Dios la propuso. Eso, en lugar de quitar la motivación para evangelizar nos anima a hacerlo, pues Dios nos usará en el cumplimiento de su voluntad soberana.

¿Si Dios ya determinó quienes serán salvos cómo vamos predicar que Dios quiere que todas las personas sean salvas?

Esta segunda objeción se relaciona con el mensaje del evangelismo. Para quienes hacen esta pregunta no existe sentido predicar el evangelio si él no tiene el propósito de, o si no da la oportunidad para, la salvación de todo el que lo escucha. Pero el contenido del Evangelio es algo objetivo, algo que no depende en nada de lo que el hombre pueda hacer o pensar. En resumen, el mensaje del evangelismo es “el Evangelio de Cristo, y de Cristo crucificado; el mensaje del pecado humano y de la gracia de Dios, de la culpabilidad humana y del perdón divino, del nacimiento nuevo y la vida nueva a través del don del Espíritu Santo.” (PACKER, 2000. P. 29). Morton Smith argumenta que el contenido del Evangelio son los llamados cinco puntos de calvinismo (Depravación Total, Elección Incondicional, Expiación Limitada, Gracia Eficaz y Perseverancia de los Santos) (SMITH, n.d.). Engelsma afirma que el contenido del Evangelio debe ser todo el consejo de Dios, pero reconoce que hay algunos elementos que son cruciales. Ellos son el pecado del hombre, el perdón de los pecados de aquellos que se arrepienten y la imputación de la justicia de Cristo como resultado de la obra expiatoria que Cristo realizó en favor de los electos (ENGELSMA, n.d.) y él mismo dice que

la fe reformada predica, al evangelizar, que toda venida está basada en la eterna y graciosa elección de Dios. Que uno vaya a Cristo se debe a la graciosa elección de Dios hacia él en la eternidad. La elección es predicada en el campo misionero, la elección envuelve y acompaña a la reprobación – la única elección de que habla le Escritura. Los pecadores siendo llevados a Cristo no quedan en dudas cuando esto pasa. Corazones penitentes y creyentes deben estar seguros del propósito eterno del amor de Dios por ellos y deben glorificar a Dios haciendo la confesión de que la salvación, su propia confesión, es del Señor. Así fue el evangelismo de Jesús. Tal como Él se predicó a sí mismo ante las multitudes de judíos y los llamó a ir a Él, Él exclamó “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37). (ENGELSMA, n.d.)

La fe reformada, entonces, que cree en la predestinación y en la obligación del evangelismo, responde de forma clara a ambas preguntas. El evangelismo no solamente es compatible con la predestinación, sino que la soberanía de Dios establece la responsabilidad que todos los creyentes tienen de evangelizar. Gordon H. Clark lo explica con las siguientes palabras

Un hombre es responsable si él debe responder por lo que hace. Definamos el término diciendo que una persona es responsable si ella puede ser justamente recompensada o castigada por lo que hace. Esto implica, por supuesto, que ella debe responder a alguien. Responsabilidad presupone una autoridad superior que recompensa y castiga. La más alta autoridad es Dios. Por lo tanto, la responsabilidad depende del poder y la autoridad de Dios. (CLARK, 2004. P. 263)

Que Dios sea soberano significa que Él puede ordenar lo que sus criaturas tenemos la obligación de hacer. Él es tanto juez como legislador. Y ese deber de obedecer a lo que Él nos manda es lo que establece nuestra responsabilidad de evangelizar.

 

Bibliografía

CALVINO, J. (1967). Institución de la Religión Cristiana (Vol. II). Felire.

CLARK, G. H. (2004). Christian Philosophy (p. 396). Unicoi: The Trinity Foundation.

CUSTANCE, A. C. (2001). The Sovereignty of Grace.

DEVER, M. (2010). A Pregação da Cruz (p. 160). São Paulo: Cultura Cristã.

ENGELSMA, D. J. (n.d.). Evangelism and the Reformed Faith. Retrieved November 8, 2012, from http://www.prca.org/pamphlets/pamphlet_17.html

PACKER, J. I. (2000). El Evangelismo y la Soberanía de Dios (p. 67). Netzahualcóyotl: Iglesia Bautista de la Gracia.

SMITH, M. H. (n.d.). Reformed Evangelism. Retrieved from http://www.the-highway.com/Reformed_Evangelism.html

SMITH, M. H. (1994). Systematic Theology (p. 850). Greenville: GPTS Press.

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