Pureza Sexual … SE BUSCAN SOÑADORES

Saludos nuevamente a todos ustedes que defienden día a día su pureza sexual

Me he cruzado en la vida con dos o tres soñadores extraordinarios.  Seres que han sabido perfeccionar el “arte” de soñar.  Lo llamo “arte” porque, en estos tiempos, el mundo nos anuncia que soñar es asunto de locos.  El mundo ha pretendido matar a los soñadores diciéndoles que soñar toma demasiado tiempo y energías, implica invertir en un futuro incierto, requiere tener una fe que se traduzca en trabajo intenso y, sobretodo, requiere paciencia y espera.  Así, en este mundo de gratificación inmediata, soñar es un verbo en peligro de extinción.  No obstante, los soñadores se resisten a morir y mientras el mundo sea mundo, ellos vivirán.

Un día, cuando las ataduras de la lujuria sexual asfixiaban mi vida, Dios puso en mi camino a varios de estos soñadores que me impactaron con sus testimonios de restauración.  Ellos, como yo, habían estado esclavizados al sexo, pero algo los hacía diferentes.  Ellos se habían empeñado en soñar con un futuro de libertad.  Ellos veían posibilidad y esperanza en sus vidas.  Ellos hablaban de un Dios que le había prometido romper para siempre sus ataduras con Su Amor y con Su Poder.

Me sorprendió que estos hombres no hablaban de un Dios “mágico” que los podía liberar con un rayo o un trueno, de manera instantánea.  Ellos hablaban sobre un Dios de procesos, un  Dios de temporadas; un Dios que estaba interesado en nuestra libertad, pero que también le interesaba que aprendiéramos y fuéramos fortalecidos en el proceso, en la escalada hacia nuestra restauración.  Ellos hablaban de un Dios que quería enseñarnos sobre el “costo” de la restauración para que no despreciáramos la libertad que El nos ofrendaba.

Estos soñadores sabían que aunque caminaran por valles de sombras y de muerte, Dios los sacaría de allí y los llevaría a una vida plena, donde la prisión de la lujuria sexual fuera cosa del pasado.  Al escuchar sus historias, algo cambió en mí.  Por primera vez en mi vida, después de haber sido prisionero del sexo por más de tres décadas –durante toda mi vida adulta– pude ver en sus vidas el germen contagioso de la posibilidad.  Porque la lujuria sexual destruye la capacidad de soñar con la libertad.  Ella erosiona toda esperanza de sus prisioneros y les hace creer que nunca saldrán de su celda, porque no existe poder en este mundo que pueda liberarles.

Poco a poco, aprendí a soñar con el ejemplo de aquellos hombres.  Aprendí que Dios está en busca de soñadores para llevar a cabo Sus sueños entre nosotros.  Primero soñé que podía ser un hombre libre de la lujuria sexual, un día a la vez, sin imponerme metas extravagantes a largo plazo.  Decidí enfocar todos mis esfuerzos y mi compromiso en cuidar el regalo de un día de pureza, ése que Dios me obsequiaba hoy. Ayer ya era irrelevante; mañana será importante cuando llegue y no antes. Comencé a soñar con cambios positivos en mi vida, como buenos hábitos para cuidar mi pureza.  Así, me di cuenta que muchos cambios podrían ocurrir si yo le abría la puerta a esa posibilidad con la actitud correcta. Decidí no ver los cambios como pérdidas, sino como ganancias en mi caminar dirigido a la pureza con la que Dios me animaba a soñar.

Sí, habían muchos cambios por hacer en mis conductas, en mis hábitos, en mis amistades, en los lugares que visitaba y en cómo invertía mi “tiempo libre”.  Pero, ¿podría esto sorprenderme?  Durante años ayudé a construir mi propia prisión y permití que la lujuria sexual se convirtiera en mi carcelera.  Cada bloque de esa prisión fue puesto allí por mí, por mis decisiones, al permitirle a la carne que reinara sobre mi vida.

Ahora, cada bloque tendría que ser removido de la misma manera en que fue puesto allí: Por mí mismo, mediante mis acciones y decisiones.  Pero un cambio importante tendría que ocurrir:  Al construir la prisión que me esclavizó, recluté a la lujuria sexual para ayudarme con cada bloque.  Pero, ahora al removerlos, reclutaría a Dios para la demolición de mi cárcel.  Sólo así, con la ayuda de Dios, estos bloques serían removidos para siempre.

Ahora, fuera de la prisión, puedo ver que Dios nunca nos dará un sueño que no venga acompañado de Su gracia y de Su poder para poder ser cumplido y llevado hasta donde El quiera.  Ahora, fuera de la prisión, soñar es un verbo que me permite volar a alturas inimaginables.  Soñar me abre posibilidades a proyectos que me sobrevivirán, que son mucho más grandes que yo, porque llevan en ellos la huella de Dios.

Hoy me apasiona el sueño de llevar a este Ministerio, Hombres de Valor, Hombres de Verdad, a todo lugar donde existan hombres aprisionados por la lujuria sexual.  Donde personas esclavizadas puedan dejar atrás sus cadenas rotas y que me acompañen a soñar por mucho más y mucho mejor.  Hoy sueño con hombres que vivan en libertad y que se conviertan en modelos de pureza e integridad para sus familias y para las generaciones venideras.

Hoy sueño con el día cuando la lujuria sexual esté aplastada bajo la planta colectiva de un ejército de hombres dispuestos a vivir una pureza radical.  Hoy sueño con un mundo donde la pornografía, la industria del sexo y la impureza sexual no destruya a nuestras familias y siga concibiendo una generación de hombres deformados moralmente, encorvados en su sexualidad, incapaces de entender las palabras amor, pureza, transparencia, verdad y fidelidad.

Te invito a soñar hoy.  No importa si estás en la prisión.  No importa si sientes el peso sofocante de las cadenas sobre tus espaldas.  Porque soñar es el comienzo del final de tu esclavitud.  Soñar te permitirá tener alas de libertad para alcanzar las alturas que siempre pensaste que no eran para ti.  Soñar te permitirá creer en que los imposibles de tu vida esclavizada se convertirán en las realidades de tu futura vida libre.

Cree conmigo.  No son sueños concebidos por mente humana.  Son sueños concebidos en el corazón de Dios para ser sembrados en el corazón del hombre.  Porque al fin y al cabo, Dios necesita hombres como tú y como yo, con un pasado vacío de sueños y posibilidades, para ser preñados de Sus sueños extraordinarios.

Porque allá, en la puerta de Su casa, en la agenda de Su universo, sobre el escritorio de Su eternidad, y en lo profundo de Su corazón, Dios ha escrito una nota que nunca pasará de moda: “Se buscan Soñadores”…    

¿Serás tú uno de ellos?

Un abrazo,

Edwin Bello

Fundador

Pureza Sexual…  ¡Riega  la  Voz!


PD: Escucha el audio testimonio de Edwin Bello de cómo pudo vencer a la lujuria sexual.  Presiona pureza sexual para acceder.


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