Pureza Sexual… LAS CUATRO “Ps” DE LA PUREZA

Saludos a todos ustedes que defienden día a día su pureza sexual

Crecí en una familia fascinada con la memoria, ese músculo mental con la capacidad de recordar eventos y detalles empolvados de olvido, guardados en el archivo del remoto pasado.

En más de una ocasión, mi padre me llevaba a la biblioteca de su oficina, cuyas paredes estaban revestidas de masizos muebles que comenzaban al nivel de la suela de mis zapatos y se levantaban de manera imponente hasta rasgar el techo.

Allí, en aquellos altos estantes, tan altos como los árboles de donde vino su materia prima, vivían los mejores amigos de mi padre.  Amigos fieles y sinceros, siempre dispuestos a compartir sus sueños, sus experiencias, sus vidas enteras.

La apariencia externa de sus amigos no era relevante para mi padre.  Podían ser flacos o regordetes, grandes o pequeños, jóvenes o viejos, con vestimentas vistosas, o sobrias, blandos o inflexibles; pero ante los ojos de mi padre, lo importante estaba siempre en el interior.

Esos eran los libros de mi padre.  Y en la vida de cada libro, mi padre se sumergía para viajar a otros mundos, poseyendo con sus ojos, con el pasar de las páginas, una infinidad de palabras que vendrían a ser parte inseparable de su ser.  Así, mediante una voraz lectura, mi padre y sus libros se hermanaban para siempre, se fusionaban en uno, para no separarse jamás.

Entonces, en mis visitas a aquel misterioso mundo, tan lleno de silencios y palabras dormidas, mi padre me presentaría a sus amigos de la manera más inusual y divertida.  Allí, parado en medio de aquel recinto donde se respiraba un ambiente solemne –como el de un iglesia– mi padre me decía: “Señala el libro que quieras, el que más te guste…”

Y yo, cumpliendo con su pedido, señalaba algún distante libro, metido en una esquina, que me llamara la atención.  Después, casi de inmediato, mi padre se ponía la mano en la frente y cerraba los ojos.  A los pocos segundos, una sonrisa se dibujaba en su boca y acto seguido, sus labios se abrían para pronunciar el título del libro, su autor y en algunas ocasiones, otros detalles de la portada o del interior del libro, como por ejemplo, la existencia de una dedicatoria escrita, si es que alguien se lo había el libro regalado y dedicado.

Sin importar la veces en que presencié este evento, mi rostro se iluminaba por el asombro de tal acto de “magia” que mi padre realizaba. A medida que fui creciendo, mi padre me revelaría algunos de sus secretos para poder realizar este espectáculo.  Además de tener una memoria fotográfica, mi padre la ejercitaba continuamente para llevar a cabo este tipo de juegos en la biblioteca de su oficina.  Mi padre utilizaba letras imaginarias para convertir los anaqueles de la oficina en acrósticos gigantes.

Así, él clasificaba cada fila de libros de cada anaquel con letras que fuesen fáciles de recordar.  La letra “A” era para libros de aventuras o de acción.  La “B” era para biografías, uno de los temas favoritos de mi padre.  La “P” era para libros de poesía y la “H” era para libros de historia y la “C” era para libros de cuentos.

Una vez recordaba la letra y el tema de cada fila, mi padre utilizaba colores y otros rasgos del libro para recordarlo.  Estas estrategias le servirían de ayuda para recordar la identidad de sus “amigos” pero, indudablemente, también sería necesario esforzar la memoria y mantenerla ejercitada para que el olvido no lo sorprendiera.

Así, crecí copiando los ejercicios de memoria de mi padre y utilizando letras y acrósticos para simplificar el mensaje que deseaba comunicar y para recordar información en grandes cantidades.  Y entonces, una vez Dios permitió el nacimiento de este Ministerio, los acrósticos siempre han estado presentes en las enseñanzas de la “Trinchera.”

Hoy deseo compartir contigo unos principios que he llamado “las Cuatro Ps de la Pureza” ya que cada principio comienza con la letra P.  Y siguiendo los juegos de mi padre, “Pido al Padre que su Poder te Permita ser Puro”.  ¡Comencemos!

  • La primera “P” de la Pureza es para la palabra “POSEE”.

Poseer pureza es mucho más que meramente experimentarla.  El hombre que posee pureza es el que se apropia de ella y la convierte en parte de su diario vivir.  Cuando poseemos pureza, no nos conformamos con episodios fugaces de una vida pura, sino que causamos que pureza eche raíces profundas en nuestra vida y que germine y de fruto en nosotros.

Me preguntarás, “Edwin, pero ¿cómo puedo poseer esa pureza que mencionas?”  Siempre te contestaré que una pureza radical, constante y permanente es una que se logra con medidas y esfuerzos radicales, constantes y permanentes.  Un esfuerzo mediocre y conformista sólo te dará una pureza mediocre y conformista.

Además de lo anterior, poseer pureza conllevará una lucha, una guerra contra nuestros adversarios para poder alcanzarla.  ¿A qué me refiero?  Pues, que poseer pureza no es algo que se hace pacíficamente, con un apretón de manos.  Poseer pureza requerirá que nos metamos en el frente de guerra y que libremos una lucha de vida o muerte para levantarnos victoriosos.

En el proceso de reflexionar sobre la palabra “poseer”, me topé con varios textos bíblicos en el Antiguo Testamento que hablan de poseer la tierra que se nos prometió.  Son textos que hablan sobre la tierra de la cual mana leche y miel y que Dios prometió al pueblo de Israel.  Uno de estos textos es Levítico 20:24 que dice lo siguiente:

“Por eso os he dicho: ‘Vosotros poseeréis su tierra, y yo mismo os la daré para que la poseáis, una tierra que mana leche y miel.’ Yo soy el Señor vuestro Dios, que os he apartado de los pueblos.” 

En todos estos textos, al igual que el texto de Levítico 20:24, la palabra “poseer”, proviene del hebreo “Yarash” que implica la ocupación violenta de un territorio, mediante la cual un antiguo poseedor, ahora convertido en enemigo, es expulsado de dicha tierra.  “Yarash” es ocupar la tierra mediante la guerra, es poseer luego de pelear y conquistar lo que se anhela.

Como puedes apreciar, esto nos habla claramente de lo que es poseer pureza sexual: Es convertirte en dueño de tu propio territorio, luego de haber expulsado violentamente –mediante hierro, sudor y sangre– al enemigo de la lujuria sexual de tu vida.  ¡Hazlo!  ¡Solo mediante el “Yarash” podrás poseer una pureza sexual permanente!

  • La segunda “P” de la Pureza es para la palabra “PROTEGE”.

¡Esta palabra habla cercanamente a nuestro corazón y al corazón de tantos hombres en este Ministerio!  ¿Cuántas veces habré oído que conquistar pureza sexual es difícil, pero que protegerla es mil veces más arduo!  ¡Miles de veces!  Como dice el famoso refrán, “es mucho más fácil conquistar la cumbre del monte que mantenerse allí arriba.”

Seremos atacados.  No bajes la guardia después de conquistar tu tierra.  El enemigo no se dará por vencido tan fácilmente.  No caigas en la trampa de tantos hombres, que luego de conquistar su pureza, se durmieron en sus laureles, se sobre-confiaron, y el enemigo aprovechó para atacarlos por la espalda.

Recuerda al valiente Nehemías cuando llegó a Jerusalén y se dio cuenta que el enemigo seguía merodeando con planes para destruirlo. Aún dentro de la ciudad, cuando la reconstrucción de la muralla había comenzado, Nehemías y sus hombres hicieron lo siguiente, según el capítulo 9, verso 9 de su libro:

“Aconteció que cuando Sambalat, Tobías, los árabes, los amonitas y los de Asdod se enteraron que continuaba la reparación de las murallas de Jerusalén, que las brechas comenzaban a ser cerradas, se enojaron mucho.   Y todos ellos conspiraron juntos para venir a luchar contra Jerusalén y causar disturbio en ella.  Entonces oramos a nuestro Dios y para defendernos montamos guardia contra ellos de día y de noche.”

El conocimiento que podemos obtener de este texto es extraordinario.  Como puedes ver, el enemigo prefiere pelear en grupo.  El bien sabe que cuando une a Sambalat con Tobias, con los árabes y con otros adversarios tendrá más probabilidades de vencer.  ¿Por qué?  Porque él apuesta a que tú escogerás pelear solo.  El apuesta a que tu orgullo y falso sentido de auto-suficiencia te derrotará, incluso antes de comenzar la batalla.

Otro punto extraordinario es que el enemigo decidirá ir en tu contra cuando vea progreso en la obra de tu restauración.  Observa cuándo los enemigos decidieron conspirar contra Nehemías:  cuando “las brechas comenzaban a ser cerradas” en la muralla.

¿Entiendes lo que estas palabras significan?  Si el enemigo te está atacando… ¡celébralo!  Si el enemigo está molesto contigo es porque algo bueno estás haciendo.  ¡Si Sambalat y Tobías están atacándote es porque tu obra de reconstrucción se nota!

Recuerda:  ¡El enemigo no va a perder el tiempo con uno que está esclavizado y que no está luchando por romper las cadenas!  ¡Si el enemigo te está atacando, es porque tú eres una amenaza para su reino de oscuridad!

Sigamos leyendo este maravilloso texto.  ¿Ves cómo los adversarios planifican el ataque?  Ellos conspiran juntos para planificar cómo causar disturbio en tu ciudad.  La palabra “disturbio”  del hebreo “tow’ ah”  significa confusión, calamidad, distanciamiento de la santidad.  ¿Te puedes identificar con tu lucha en contra de la lujuria sexual?

El enemigo es un experto en confusión, en cortinas de humo y salones de espejos.  El sabe que si te confunde, tú serás tu peor enemigo.  El sabe que causando que te alejes de la santidad de Dios en medio de la batalla, te debilitarás y quedarás vulnerable para las tentaciones que vendrán.

No cedas ante los disturbios y las mentiras del enemigo.  Tu ciudad está segura.  Tus muros se levantan.  Las brechas se han cerrado.  El enemigo no tiene cómo entrar, a menos que tú se lo permitas.  ¿Qué harás?  ¡Déjalo afuera y no podrá tocarte!

Ahora veamos lo que Nehemías hizo para vencer a sus adversarios:  “…oramos a nuestro Dios”  y “montamos guardia de día y de noche.”   ¡Me encanta la conjugación del verbo!  Nehemías no habla en términos de “yo” sino en términos de “nosotros”.  Es decir, hay que pelear unidos, con la ayuda de otras personas.  Y lo primero que hicieron fue orar a Dios.  Él es el ALPHA de esta batalla.  Si no lo ponemos a Él primero, seremos derrotados.

Entonces, Nehemías y su equipo montaron guardia a todas horas.  ¿Lo ves?  La lucha en contra de la lujuria sexual no es un asunto de pocas o muchas horas al día; esta batalla es de todas las horas del día.

Algo te garantizo:  Si dejas al descubierto 1 o 2 horas del día, ahí es que el enemigo aprovechará para atacarte y vencerte.  No le des esa oportunidad.  Sé vigilante a todas horas y protege tu pureza a toda costa.

  • La tercera “P” es para la palabra “PRESERVA”.

Proteger y preservar no es lo mismo.  Podemos proteger nuestra pureza y acabar perdiéndola, porque no supimos cómo guardarla a largo plazo.  Eso es, precisamente, a lo que me refiero con “preservar” la pureza:  Es que perdure, que tenga larga vida, que no sea corrompida por lo arduo de la batalla, o lo extenuante del camino.  Es verdaderamente “salvar” nuestra pureza en medio de la prueba.

Y si podemos tomar a alguien de ejemplo sobre cómo preservar nuestra pureza, veamos lo que Pablo nos puede decir en Hebreos 10:39:

“Porque nosotros no somos los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para la preservación del alma.”  

El que tiene fe, sigue caminando el camino, aunque se caiga una y mil veces.  Retroceder es darse por vencido en la guerra.  Pero si seguimos caminando, podremos preservar nuestra pureza.  Y esta palabra “preservar” no es otra cosa que “salvar” y darle perpetuidad a la pureza de tu vida.

Por eso es que te pregunto:  ¿Qué preservas en tu vida, con tus acciones y con tus actitudes? ¿La pureza que Cristo te ganó en la cruz, o la lujuria sexual que el enemigo te ofrece desde las entrañas del infierno?  No preserves el regalo equivocado.  Porque cada regalo tiene un destino de eternidad diferente:  Uno está destinado hacia la perdición y el otro se dirige hacia la salvación.

  • La cuarta “P” es para la palabra “PROYECTA”.

Proyectar pureza habla a nuestra vida de manera clara y contundente.  ¿Somos espejos del reino de Dios o del reino de las tinieblas?  ¿Qué reflejamos con nuestras acciones, o en lo escondido de nuestros cuartos, allá donde sólo Dios puede vernos?  Como nos recuerda Pablo en 2 de Corintios, somos “cartas abiertas” para que mediante la tinta indeleble de nuestras vidas, podamos reflejar al mundo lo que somos.

Por lo anterior, me atrevo a preguntarte:  ¿Eres una carta abierta, escrita en pureza, mediante el poder de Dios, o una carta pornográfica, escrita en la oscuridad, mediante el poder de la lujuria sexual?

Hoy te pido que proyectes pureza en medio de un mundo esclavizado y derrumbado por el pecado sexual.  Como bien dice Proverbios 27:19,

“Como el agua refleja el rostro, así el corazón refleja al hombre.”

Abre tu corazón para la pureza de Dios y no le des paso a las lujurias y apetitos carnales del enemigo. Lo que permitas que entre a tu corazón, eso mismo se reflejará en tu vida y en tus acciones.

Al reflexionar sobre estos principios, tu radicalidad será clave.  Protege tu pureza con radicalidad.   No hay enemigo pequeño, ni trampa fácil que enfrentar.  Si proteges tu pureza de manera radical y exagerada, podrás hacerle frente al enemigo siempre, con la guardia en alto.  ¡Así, el enemigo nunca podrá sorprenderte y podrás seguir derrotando a la lujuria sexual!

Hoy tienes un gran reto por delante.  Aplicar las cuatro “Ps” de la Pureza, o caer derrotado ante la lujuria sexual y su agenda de destrucción para tu vida.  No tengo duda de que podrás vencer, de que podrás aplicar estas palabras, si te rindes ante la gracia restauradora de Jesucristo.

¿Será fácil?  No.  Nunca.  ¡Pero sí te aseguro que al final de la jornada, te espera la corona de la vida y la victoria que Cristo te ganó en lo alto del madero!

¡Y al final de esta batalla, mi Padre Todopoderoso y mi padre terrenal me esperan para presentarme otros nuevos “amigos” guardados en los anaqueles celestiales de las mansiones eternas, allá donde todo se recuerda en plenitud de gozo!  ¡Si no tengo el gusto de conocerte aquí, en este breve caminar, espero conocerte allá donde el sol siempre resplandece!

Un abrazo,

Edwin Bello

Fundador

Pureza Sexual…  ¡Riega  la  Voz!

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