Restaurando mi vida después del abuso

recuperacion abuso sexual

Nací en un hogar cristiano, sin embargo, viví con un padre violento, que abusaba de drogas y practicaba conductas sexuales fuera del orden establecido por Dios. Crecí en medio de muchos abusos de mi padre hacia toda mi familia. Observé el maltrato de mi papá hacia mi mamá y mis dos hermanos varones. Personalmente, sufrí abuso emocional, verbal, físico, espiritual y sexual. Hasta la fecha, no recuerdo algún aspecto bueno de mi relación con mi papá; sólo recuerdo golpes, heridas, palabras y acciones que dañaron mi identidad como mujer.

En mi adolescencia viví una serie de abusos sexuales de parte de muchos hombres entre familiares, amigos y desconocidos. Fue tanto el dolor que creí que estaba destinada a ser un objeto sexual.

Aun así, estos recuerdos me ayudan a seguir avanzando y ahora son parte fundamental de mi testimonio, de lo que Dios ha hecho en mi vida y lo más emocionante es que representan mi arma principal para servir a Dios y ayudar a muchas mujeres que como yo, necesitan ser restauradas en su identidad femenina.

Este proceso no ha sido fácil, he llorado, he tenido que perdonar y sanar. Ahora quiero compartir de mi proceso de sanidad presentando algunos pasos necesarios que decidí tomar:

1. Reconocer el dolor.

Mi papá murió cuando yo tenía ocho años. Fue el momento ideal para enterrar mi dolor y mis recuerdos. Nunca más se habló del tema en mi casa. Sin embargo, el dolor no se fue; se incrementaba con cada abuso que vivía. Mi vida se estaba derrumbando y estaba llena de amargura. Una noche, cuando ya no aguantaba más, Decidí contarles a mi familia lo que había vivido y lo que estaba viviendo. Pude reconocer el dolor, era doloroso en realidad. Comprendí que lidiar con mi dolor del pasado era el comienzo de una nueva vida. Esa noche, Dios estuvo a mi lado sosteniendome mientras reconocía mi dolor.

Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Marcos 2:17 RV

2. Permitirme experimentar sentimientos.

Cuando guardaba el secreto de los abusos, mis sentimientos me eran indiferentes, simplemente evitaba el tema. No fue sino hasta que lo hablé que me permití sentir dolor. Fue liberador y sanador el poder llorar. Llorar los recuerdos, las heridas, las palabras y hasta la ausencia de mi papá. Debo admitir que han sido varios días en que he tenido que volver a recordad el dolor y volver a llorar para continuar con mi proceso de sanidad y aunque a veces los recuerdos vuelven a venir la Biblia me recuerda:

y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres. Juan 8:32 NVI

3. Asignar la responsabilidad en donde pertenece.

Por casi veinte años me culpe a mi misma por los abusos con pensamientos como: “YO LO PERMITÍ” “YO PUDE HABERLO EVITADO” “¿POR QUÉ NO ME DEFENDÍ?”, etc. Cargar con la culpa aumenta el dolor y la amargura. La culpa me hacía sentir sucia, con vergüenza y sin valor alguno. ¡Qué liberador fue descubrir que yo no fui la responsable! Era una niña vulnerable que debía ser cuidada, ¡no fue mi culpa! Es más, descubrí que en cada momento doloroso ¡Dios estuvo justo a mi lado! Me defendió como cualquier padre defendería a su pequeña hija, se dolió conmigo y lloró junto a mi. ¡Él estuvo allí!

4. Enfrentado al abusador.

Este paso no siempre es posible darlo, ni es seguro. Es recomendable consultarle a nuestro consejero, pastor o familia. En mi caso y debido a la muerte de mi papá, hice una carta escribiéndole todo lo que quería decirle. Luego la leí a una consejera asumiendo que él estaba en frente. El enfrentar al abusador es un paso importante para eliminar la culpa y liberar los recuerdos finalmente.

5. Perdonar al agresor.

Quizás este sea el paso más lento para el proceso de sanidad. Ayuda el recordar que Dios nos ha perdonado primero:

Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. Romanos 5:8 NVI

Luego que recibimos su perdón, tenemos la oportunidad de extender ese perdón y perdonar a quienes nos ofendieron:

¿No debías tú también haberte compadecido de tu compañero, así como yo me compadecí de ti?” Y enojado, su señor lo entregó a los carceleros para que lo torturaran hasta que pagara todo lo que debía. »Así también mi Padre celestial los tratará a ustedes, a menos que cada uno perdone de corazón a su hermano. Mateo 18:33-35 NVI

Cuando finalmente decidí perdonar a mi papá, Dios me mandó a hacer evidente en mi vida la decisión de PERDONAR. Desde que mi papá murió no fui nunca más a visitar el lugar donde se encuentra enterrado. ¡No tenía sentido ir a ver a alguien que me había hecho tanto daño! Sin embargo, diecisiete años después de su muerte sentí la necesidad y el deseo de ir a verlo. Recuerdo que ese día estaba muy nerviosa creyendo que iba a ser difícil ir a verlo y volver a recordar episodios dolorosos. Sin embargo, al estar frente a su lápida todo cambio. Me invadió un sentimiento de misericordia indescriptible. La tumba estaba completamente abandonada, sucia y descuidada. ¡Nadie había ido a verlo! ¿Quién quisiera vivir para luego ser olvidado después de su muerte? ¡Nadie creo yo! Vi la vida de mi papá con los ojos de Dios y la misericordia que sentía me llevó a un perdón real. ¡La misma misericordia que Dios me tuvo y que me concedió Su perdón!

Al escribir estas líneas, mi corazón salta de gozo. Ahora puedo declarar con toda certeza:

Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo! 2 Corintios 5:17 NVI

Y puedo usar las palabras con las que profetizó Isaías:

«Olviden las cosas de antaño; ya no vivan en el pasado. ¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto, y ríos en lugares desolados. Isaías 43:18-19 NVI

¡Tengo una nueva vida! Y aunque mi pasado sigue allí… ¡Es un pasado que Dios usa como herramienta de libertad!
Mi oración es que estas líneas sean una motivación para tu vida y sientas el deseo de dar pasos seguros hacia la libertad y sanidad de tu alma.


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.