salmo 109. ¡BASTA YA!

Daré gracias al Señor, el Grande, con mi boca,
y en medio de los ancianos lo alabaré,
porque se puso a la derecha del pobre
para salvar su vida de los jueces.

Los estudiosos de la Biblia llaman a este un salmo judicial debido a su contenido y dividido en varias secciones que se pueden ver con claridad. La primera parte es una introducción de la causa por parte de la persona que es acusada. En la segunda, se presentan las imprecaciones de los acusadores. La tercera, nos narra la respuesta del acusado. La parte final es una súplica hacia el Señor delante de una situación que es totalmente injusta.

Este salmo me ha retado al leer la afirmación que el Señor se pone al lado del pobre. La Biblia nos dice una y otra vez que Dios aborrece la injusticia y su corazón y, en ocasiones, sus acciones están al lado del que sufre, del tratado de forma injusta, del desvalido, etc. De hecho, es uno de los títulos que reciben a lo largo de las Escrituras, defensor del huérfano, la viuda, el extranjero, palabras que en argot de Israel señalaban a todos aquellos necesitados y débiles.

Si este es el carácter de mi Dios, eso tiene implicaciones en mi forma de vivir. Primero, no puedo vivir practicando ningún tipo de mal hacia otros, no debo ser generador de ningún tipo de mal. En segundo lugar, debo ponerme, en imitación de mi Dios, al lado del que sufre todo tipo de sufrimiento injusto. La imitación del Señor no es, únicamente, un aspecto de moralidad, es también un aspecto de justicia.

Un principio

La imitación del Señor no es, únicamente, una cuestión de moral, también de justicia.

Una oración

La evangelización de Venezuela.


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